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La urbanización del último gran solar del centro desata una batalla vecinal

Los residentes recogen firmas contra un “pelotazo para favorecer a la Iglesia” en Las Vistillas

A un paso del Madrid de los Austrias, un terreno de 1.150 metros cuadrados tiene enfrentados a Arzobispado, Ayuntamiento y vecinos desde hace una década. Es la parcela adyacente a la basílica de San Francisco el Grande, el último gran solar virgen del centro. Un suelo donde primero se quiso levantar pisos, luego oficinas de la Iglesia y ahora se va a hacer un parque -a cambio de permitir al Arzobispado levantar sus oficinas sobre un terreno mayor en la zona-. Los vecinos se han movilizado por enésima vez y recogen firmas (ya tienen 4.000) para intentar frenar el proyecto. El Ayuntamiento replica que la operación aumenta las zonas verdes y permitirá hacer un polideportivo, una escuela infantil y un centro de día.

Decenas de residentes de la ronda de Segovia, la calle del Rosario y la Gran Vía de San Francisco, unidos en una plataforma vecinal, presentaron el mes pasado sus alegaciones -acompañadas por 4.000 firmas de apoyo- para intentar abortar el convenio firmado por el gobierno municipal y la Iglesia en diciembre de 2005. Ese convenio -que, según el Ayuntamiento, no hace sino dar cumplimiento a otros dos firmados en 1997 y en 2003, siendo alcalde José María Álvarez del Manzano- aún está en tramitación y no será definitivo hasta la primavera del próximo año.

"Este proyecto es un pelotazo urbanístico pensado únicamente para favorecer a la Iglesia a costa de destrozar un lugar emblemático de Madrid, el parque de La Cornisa, y unas vistas que Goya inmortalizó en sus cuadros", se lamenta David Jiménez, portavoz de la plataforma. "No queremos que la contaminación invada esta zona, hasta ahora preservada al desarrollo urbanístico a gran escala, donde lo único que se escucha hoy son los pájaros y los niños jugando", reza un folleto elaborado por los vecinos.

El "destrozo" que denuncian consiste en lo siguiente: el Plan General de Ordenación Urbana será modificado para que el Arzobispado obtenga 14.000 metros cuadrados de edificabilidad que antes no tenía. De esa forma podrá levantar, en suelo de su propiedad, la Casa de la Iglesia: un edificio de oficinas junto al Seminario Conciliar. Además, se le otorgará la licencia -que espera desde hace años- para construir al lado de ese edificio la Biblioteca Diocesana (otros 6.000 metros cuadrados).

Ambos inmuebles serán levantados sobre el actual talud ajardinado del Seminario Conciliar, que está en pendiente. Por eso, según el Ayuntamiento, su presencia pasará inadvertida para quienes quieran contemplar las vistas desde el parque de La Cornisa. "La Casa de la Iglesia no modificará en lo más mínimo el perfil de la cornisa. Sólo tendrá dos plantas y, al estar sobre un talud, la última quedará enrasada con el huerto del seminario", asegura Francisco Panadero, coordinador de Proyectos de la Concejalía de Urbanismo. Un argumento que los vecinos no se creen. "Serán dos mamotretos donde antes había árboles", resumen.

A cambio, el Arzobispado cede al Ayuntamiento varias parcelas que suman 8.300 metros cuadrados de edificabilidad -para levantar un polideportivo y una escuela infantil que también irán semienterrados, además de un centro de mayores-, otros 2.900 metros en los que el proyecto preveía habilitar dos nuevas calles -aunque finalmente serán sólo "sendas peatonales"- y la parcela adyacente a la basílica para extender el parque de La Cornisa.

Esa parcela está en el epicentro del conflicto: "El Arzobispado no puede ceder lo que ya no es suyo", sostienen los vecinos en sus alegaciones al proyecto. Y es que la parcela de la discordia -que lleva años abandonada y hoy es un descampado lleno de basura- tiene una agitada historia de ida y vuelta. Álvarez del Manzano se la cedió a la Iglesia en 2000 (en función de un convenio de 1997), a cambio de nada, para que levantara allí su Casa de la Iglesia. La protesta vecinal que se formó fue de tal calibre que, en febrero de 2003, el Arzobispado renunció al suelo y dijo que se lo devolvía al municipio. Eso sí, a cambio de algo: 20.000 metros cuadrados de edificabilidad junto al seminario, que se lograrían con una modificación urbanística que el Ayuntamiento ya tenía en marcha. Cuando el equipo de Alberto Ruiz-Gallardón llegó al Consistorio, en junio de 2003, se encontró con el acuerdo firmado y por ejecutar.

"Teníamos que cumplirlo, y aun así hemos negociado con la Iglesia y hemos cerrado una operación mucho más beneficiosa para los madrileños: el Arzobispado no obtiene 20.000 metros sino 14.000, y el Ayuntamiento recibe, además del suelo que ya iba a recibir, varias parcelas más para construir dotaciones públicas", dice Panadero. "No tenían que negociar nada. La ley establece que, pasados cinco años de la cesión de un bien municipal, si el beneficiario -en este caso, la Iglesia- no ha hecho nada con el suelo, éste revierte al Ayuntamiento. ¡La parcela tenía que volver a manos municipales en 2005! ¿Por qué el Ayuntamiento no esperó?", replica Guillermo Aguillaume, abogado de los vecinos. La discusión se centra en discernir si el acuerdo de 2003 interrumpió ese plazo legal. Panadero opina que sí; Aguillaume, que no.

Al tiempo que exprimen la vía administrativa con las alegaciones, los vecinos están recogiendo más firmas -necesitan 8.000 y ya llevan 4.000- para poder comparecer ante las autoridades municipales y explicarles sus reclamaciones, tal y como establece el reglamento de Participación Ciudadana. Han puesto mesas petitorias por el barrio, recaban apoyos en eventos y festejos -el último, la fiesta del Orgullo Gay- y han ganado para su causa a PSOE e IU, que también han presentado alegaciones y están movilizando a sus bases.

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