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La Unión Italiana de Agnósticos y Ateos condena el tratamiento injusto de los no-religiosos y el abuso sexual de menores

La Unión Italiana de Ateos y Agnósticos Racionalistas ha destacado el trato injusto y desigual de las personas no religiosas en Italia como resultado del concordato firmado entre el estado italiano y el Vaticano por el dictador fascista Mussolini en 1921 y renovado por Bettino Craxi en 1984.

En una entrevista de la BBC, Adele Orioli, asesora legal de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas (UAAR), recalcó la falta de laicismo en Italia y afirmó que el clero dispone de más privilegios que los demás ciudadanos cuando se llevan a cabo investigaciones judiciales.

Según las pesquisas de la UAAR, el Acuerdo de Palazzo Madama, también llamado “Nuevo Concordato”, firmado en 1984, obliga a los fiscales italianos a notificar a las autoridades eclesiásticas cualquier proceso penal en proceso contra el clero. La noticia coincide con varios informes que muestran que las autoridades eclesiásticas en Italia sabían sobre el abuso sexual a menores, pero no actuaron.

En respuesta a estos hechos, Adele Orioli, asesora legal de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas, declara:

“This regulatory framework, together with the persistent social attitudes within the church in favor of the culture of silence, the stigma against the victims and not against the abusers, the idea that priests are holy and untouchable, creates a lethal mix that prevents the emergence of disclosures and hinders any kind of investigation procedure, be it secular or Vatican.

“Este marco normativo, junto con las persistentes actitudes dentro de la iglesia a favor de la cultura del silencio, el estigma contra las víctimas y no contra los abusadores, la idea de que los sacerdotes son santos e intocables; crea una mezcla letal que impide las denuncias y entorpece cualquier tipo de procedimiento de investigación, ya sea secular o vaticano. Sin embargo, incluso sin modificar la Constitución italiana, se podrían realizar cambios en el Acuerdo de 1984, como sucede con cualquier Tratado internacional. Los cambios podrían finalmente proteger tanto a las víctimas como la imagen de iglesia arrepentida y restauradora que parece ser la deseada por las autoridades clericales, al menos según sus declaraciones. Estas declaraciones, sin embargo, se quedan sin actos concretos a seguir. Lo que falta, lamentablemente, en ambos lados, es la voluntad”.

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