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La UE debe pronunciarse contra las leyes sobre blasfemia en los países miembros

En 1826, un profesor de Ruzafa, Cayetano Ripoll, fue acusado de no creer en los dogmas católicos, condenado a la horca y luego quemado como hereje. Muchas personas dirán que ha pasado mucho tiempo de aquello, 190 años, pero, aunque no se lo crean, hoy, en Europa, todavía hay leyes contra la blasfemia.

Nací en España, soy ateo y en mi país hay leyes contra la blasfemia disfrazadas de leyes de protección del sentimiento religioso. España es un país aconfesional, pero eso, en la práctica, significa que no somos un país laico y las leyes contra la blasfemia son la prueba palpable.

Estas leyes impiden que cualquier persona pueda pronunciarse contra la religión de manera jurídicamente segura, limitando la libertad de expresión de los ateos y, en muchos casos, conduciéndolos frente a un tribunal. Esto viola el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Declaración que, recordémoslo, todos los países miembros de la UE han firmado y que la propia UE ha hecho suya a través de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Sabemos que en muchos países miembros de la UE existen leyes contra la blasfemia, leyes herederas de aquellas que permitieron el asesinato de Cayetano Ripoll. Es cierto que hoy en día un ateo no puede ser condenado a muerte en la UE, pero puede ser condenado a prisión, Malta es un buen ejemplo, sólo en 2012 impuso noventa y nueve condenas por blasfemia.

Necesitamos que la Unión Europea se pronuncie contra las leyes sobre blasfemia en los países miembros, leyes que, no lo olvidemos, pueden llevar a prisión a quienes critiquen, o se pronuncien contra la religión en Europa, exactamente las mismas leyes que en otros países pueden significar la pena de muerte.

Hay un símil muy simple: La base de la libertad de expresión es que todo ciudadano tiene derecho a expresar lo que piensa, a opinar lo que quiera libremente, pero su opinión NO tiene derechos. De igual forma, todo ciudadano tiene derecho a profesar la religión, o creencias que quiera, pero estas NO tienen derechos, sólo los ciudadanos tienen derechos. Cuando un país niega a los ciudadanos derechos fundamentales como la libertad de expresión para dárselos a la religión vulnera los derechos humanos, da igual si es en España, Malta, Grecia, Dinamarca, Yemen, Nigeria, o Arabia Saudí.

Es necesario que la Unión Europea lo diga alto y claro.

Si estás de acuerdo con lo expuesto, por favor, FIRMA Y DIFUNDE la petición que será enviada al Parlamento Europeo, a la Comisión de Derechos Humanos de la Unión Europea, a la Corte Europea de Derechos Humanos y a la Corte de Justicia la Unión Europea.

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