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La segregación en los Estados Unidos

Elizabeth Eckford, de 15 años, perseguida por una multitud en la escuela secundaria Little Rock Central el primer día del año escolar, el 4 de septiembre de 1957. Foto de Will Counts

Las disposiciones y enmiendas constitucionales que estudiamos en un artículo anterior terminaron con la esclavitud, pero la realidad, especialmente en el Sur, es que hasta los años sesenta y setenta del siglo XX, fue muy distinta, demostrando que el espíritu de la Confederación había vencido a pesar de la derrota militar, no sólo por el mantenimiento de las ideas y las mentalidades racistas, así como por el surgimiento de sociedades secretas violentas, como el Ku-Klux-Klan, sino también por las leyes que los Estados del Sur aprobaron para impedir el voto a la población negra y segregar a la población en función de su color.

El Norte terminó por permitir esta situación a partir de la Gran Depresión de 1873, cuando los precios agrícolas se hundieron y en el Sur comenzó a crecer el descontento por esta situación económica y por la permanencia del ejército de ocupación. Esto provocó un cambio de política federal.

Por otro lado, la ajustadísima y polémica victoria electoral del republicano Rutherford B. Hayes en 1876 hizo que el nuevo presidente, para congraciarse con el Sur, mandase retirar las tropas federales que quedaban en algunos Estados sureños. Pero, sobre todo, firmó el Compromiso de 1877, que permitía una libertad completa a los Estados sureños para hacer lo que estimasen oportuno en relación con la población negra, en aras de la reconciliación y para que aceptasen su presidencia.

Estos Estados, con mayoría demócrata harto conservadora, comenzaron a interpretar a su manera la legislación federal, conculcándola, en realidad. Debemos entender que el Partido Demócrata durante el siglo XIX era muy distinto al que luego cambiaría por una serie de factores, y fundamentalmente con la presidencia de Franklin Delano Roosevelt.

En los Estados sureños existían los denominados “Códigos Negros”, que habían comenzado a promulgarse a partir de 1830, y que controlaban el trabajo, las actividades, los desplazamientos de los antiguos esclavos y permitían la servidumbre por deudas. Estas disposiciones se ampliaron y se transformaron ante la nueva situación provocada por las disposiciones federales, especialmente, en relación con la segregación y el sufragio, en lo que se conoce como el sistema o las leyes de “Jim Crow”. El término alude a un número satírico y musical denominado “Jump Jim Crow”, que era interpretado por un actor blanco disfrazado de negro, y que criticaba la política del presidente Jackson en los años treinta, siendo muy popular.

Las leyes “Jim Crow” se refieren a las disposiciones que desde el año 1876 se multiplicaron en el Sur, y que consagraron un sistema de segregación racial bajo el principio de “separados pero iguales”, aunque la igualdad era inexistente, ya que los blancos recibieron un mejor trato, tuvieron más oportunidades, y las instalaciones reservadas a los mismos siempre fueron mejores. Se segregó en las escuelas, lugares y transporte públicos, y en negocios privados.

En materia de sufragio, después de una primera etapa en la que algunos negros consiguieron votar y ser elegidos, los demócratas comenzaron a legislar para restringir ese derecho sin prohibirlo y de ese modo no conculcar las Enmiendas Constitucionales, pero que, en la práctica, impedían su ejercicio. El culmen de este proceso legislativo se produjo entre la última década del siglo XIX y la primera del XX. Se establecieron muchos requisitos que afectaron a casi todos los negros, y a una parte importante de los blancos en situación económica muy precaria. Había que pagar un mínimo de impuestos, pasar pruebas de alfabetización y comprensión lectora, cumplir con requisitos de residencia y estar inscritos en un registro. Muchos blancos pobres pudieron soslayar estos requisitos si demostraban que eran descendientes de personas que hubieran tenido el derecho de voto antes del estallido de la Guerra de Secesión, según las denominadas “cláusulas del abuelo”. Era evidente que los negros no podían alegar esta condición.

Las leyes “Jim Crow” llegaron a generar una cultura de la segregación que marcó la vida y la convivencia de una parte fundamental de los Estados Unidos.

Eduardo Montagut. Historiador

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