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La religión en los colegios públicos

Además, y por una razón de principio, no parece muy pedagógico que la educación general deba incluir la enseñanza del culto ni de ninguna materia identitaria

El niño señaló un gran crucifijo que pendía sobre el altar y preguntó: “¿Quién es este señor que va en helicóptero?”. Hay anécdotas mil acerca de la ignorancia en lo tocante a la religión. A uno le oímos decir muy convencido que en el cristianismo “hay tres dioses en una sola persona”. Y a otro que “los musulmanes no creen en Dios, sino en Alá”. A muchos les parece irrelevante preocuparse por la ignorancia y los prejuicios existentes en materia religiosa, pero eso es también prejuicio e ignorancia, dada la importancia histórica, social y personal de la religión.

Debe haber un derecho a la práctica y la enseñanza de la religión. En España está reconocido por la Constitución y ampa­rado por los diversos acuerdos que el ­Estado ha ido adoptando con las distintas comunidades religiosas. Dicha enseñanza es legal, incluso en centros públicos y en horario lectivo. De hecho, se imparte en varias comunidades autónomas, y sucede ya que muchas familias solicitan que se ­enseñe de una vez el contenido de su fe. Sin embargo, aunque exista este derecho y la obligación de atenderlo, muchos otros se preguntan hasta qué punto es ello ­congruente. Recuerdan que España, sin ser un Estado laico (Francia), ni de plena libertad religiosa (Estados Unidos), es un Estado aconfe­sional, por lo cual se discute que en los centros públicos, y con los impuestos de todos, se imparta doctrina, cuando ello ­parece más propio de hacerse en los co­legios privados y en los correspondientes templos.

Además, y por una razón de principio, no parece muy pedagógico que la educación general deba incluir la enseñanza del culto ni de ninguna materia identitaria, pues otros padres podrían reclamar la enseñanza de su propio credo moral, estético o político. Diferencialismo no es pluralismo; adiós, integración social.

Si lo que se solicita en el fondo es que el menor tenga una formación en valores y una información básica en cultura religiosa, para ello debería estar lo que no está en nuestra enseñanza: las materias de ética y ciudadanía, filosofía, historia de la filosofía y, sin duda, historia y cultura de las religiones. Dos de ellas no son obligatorias y las otras dos ni existen. Si estuvieran como obligatorias, probablemente no se habría llegado a pedir la enseñanza de la religión en los colegios públicos.

Norbert Bilbeny

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*Los artículos de opinión expresan la de su autor, sin que la publicación suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan todo lo expresado en el mismo. Europa Laica expresa sus opiniones a través de sus comunicados.  

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