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La religión de Obama

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es protestante al igual que todos los que le precedieron en el cargo con la solitaria excepción de John F. Kennedy, que era católico. Y protestante no de la línea relativamente condescendiente con Roma como el luteranismo o el anglicanismo, sino de raíz puritana, sector fuertemente antipapista, lo que no significa que el presidente sea un fanático.

Los niveles de desinformación en que se mueve el electorado estadounidense son elefantiásicos. En una reciente encuesta, casi un quinto de los consultados decía creer que Obama era musulmán, y entre los republicanos esa cifra casi se duplicaba. Obama padre, natural de Kenia, sí que era musulmán, y durante un tiempo el hijo asistió en Indonesia a una escuela musulmana. Pero ahí acaba la cosa.

Y el despiste sobre las afinidades teológicas del presidente demócrata y cuyo nombre intermedio es Hussein, este sí común entre los musulmanes, no carece de consecuencias políticas, cuando Barack Obama trata de mediar, cierto que con escaso éxito, entre Israel y la Autoridad Palestina, en el conflicto de Oriente Próximo.

La elección de un presidente negro ha obrado como un revulsivo -además de repulsivo- en la franja más nacionalista, ultra, y profundamente desconocedora del mundo exterior de la opinión norteamericana. A su presencia en la Casa Blanca hay que atribuir el éxito de movimientos nativistas y xenófobos como el Tea Party, que se adentra ya ominosamente en el ala más conservadora del partido republicano, y con el que coquetea la que fue candidata a la vicepresidencia con John McCain, equipo derrotado en las presidenciales de 2008 por Barack Obama y Joseph Biden. Son los mismos que niegan que el presidente naciera en Estados Unidos y por ello sostienen que su victoria no fue legal, ni mucho menos legítima.

Por supuesto que es irrelevante que el presidente fuera musulmán, credo que no es mejor ni peor que el de Roma o de Calvino, pero no lo es la utilización que hacen poderosos medios de comunicación de EE UU del asunto de la fe. La Casa Blanca ha salido al paso diciendo que Obama reza todos los días. Y se afeita.

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