En declaraciones a Europa Press, el presidente de la Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), Pedro Rascón, saludó el fallo y pidió a la ministra de educación, Mercedes Cabrera, que los símbolos "salgan de la escuela pública junto con la enseñanza de la Religión", porque, a su juicio, "es la única forma de respetar todas las creencias". "No es por una cuestión 'antirreligiosa' sino por cautela y respeto", apostilló.
En la misma línea, la Confederación de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza STES subrayó que la presencia de estos símbolos "vulnera" los derechos fundamentales de igualdad y libertad de conciencia, reconocidos en los artículos 14 y 16 de la Constitución, que "vienen a dar la razón a las personas y organizaciones que reclaman la desaparición de la simbología religiosa de los centros educativos públicos y de los privados que reciben dinero público para su funcionamiento".
Por el contrario, el presidente de la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA), Luis Carbonel, defendió la "autonomía" de los centros educativos a la hora de mostrar los símbolos y añadió que "quien impulsa su retirada es un grupo minoritario y radical que no entiende las raíces judeocristianas de la cultura española". "El 80 por ciento del alumnado ha optado por cursar la asignatura de Religión", subrayó Carbonel, para concluir que "este debate sólo lleva hacia la estupidez y eclipsa problemas más importantes, como es el fracaso escolar".
Asimismo, la presidenta de la Confederación de Padres y Madres de Alumnos (COFAPA), Mercedes Coloma, indicó que la aconfesionalidad de Estado "obliga a la neutralidad ante las opciones religiosas o agnósticas de los ciudadanos". A su juicio, el hecho de retirar los crucifijos refleja una postura "intolerante al imponer una opción laicista en un Estado aconfesional, que no laico".
