Ante la reciente publicación en prensa de la reunión entre el Teniente de Alcaldesa, Don Francisco Camas, con el alcalde de Estella del Marqués y representantes de la Diputación y del Obispado sobre la iglesia de San Miguel situada en dicha pedanía, la Plataforma Laicista de Jerez desea hacer público lo siguiente:
La iglesia de San Miguel de Estella está registrada a nombre de la Diócesis de Jerez desde 1971, cuando aún no era legal inmatricular iglesias ya que se consideraban bienes de dominio público. Sólo a partir del decreto de Aznar de 29 de octubre de 1998 se pudieron inmatricular, es decir, los obispos inscribieron bienes a su nombre en el registro basándose únicamente en su propio testimonio y sin aportar más pruebas. Este abuso desapareció el 25 de junio de 2015.
No es la primera vez que el Ayuntamiento, en una pésima situación económica, dona dinero para la rehabilitación de iglesias. Sin ir más lejos, en 2014 invirtió 647.000 euros en rehabilitar las iglesias de Santiago, San Mateo y San Juan de los Caballeros. En 2015 invirtió 60.000 euros en la Merced, 90.000 en la ermita de San Telmo, 24.000 en la ermita de la Yedra y 120.000 en la capilla de la Jura, en total 294.000 euros ese año. Recientemente se han firmado convenios con la Diócesis por los que el Ayuntamiento colabora aportando los proyectos básicos y de ejecución, así como la dirección facultativa de diversas obras, por ejemplo la rehabilitación y reforma de la ermita de San Telmo, La Cartuja o el convento de Santo Domingo (el Ayuntamiento, en este caso, también elabora los informes históricos y patrimoniales). De esta forma, los servicios técnicos municipales, pagados por todos los ciudadanos, aportan su trabajo gratuitamente a dichas obras (el valor de dichas aportaciones podría superar fácilmente el millón de euros).
No parece razonable que el Ayuntamiento o la Diputación Provincial reparen con el dinero de todos propiedades particulares. Más bien deberían investigar si los inmuebles inmatriculados por la Iglesia en Jerez desde el franquismo realmente le pertenecen o son bienes de titularidad pública, de todos los jerezanos, y que deban ser recuperados.
La Iglesia quiere tener la propiedad de un bien, poder usarlo, venderlo o alquilarlo, pero si está en mal estado, que lo arregle otro. Como decía mi abuela, “no se puede tener a la vez melón y tajá”.
