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La otra escuela laica

Andalucía cuenta con un total de 140 cooperativas de enseñanza en las que se imparte formación de todas las etapas, desde Infantil hasta Bachillerato y Formación Profesional. La mayoría de los centros están subvencionados por la Junta

Una escuela para la vida. Éste es el lema de las cooperativas de enseñanza, centros educativos que tienen un acusado componente social, gestionados de forma totalmente democrática. Las decisiones se toman contando con la opinión de sus trabajadores, que son socios de sus respectivas escuelas. Estos centros, además de esforzarse por que sus alumnos adquieran los conocimientos curriculares más completos, también se emplean a fondo para que sus estudiantes salgan preparados para enfrentarse a la vida que les espera fuera de las paredes de la escuela.

Los responsables de estos centros de toda España, que se reunieron esta semana en Sevilla, aseguran que sus colegios se caracterizan por educar en la igualdad, donde se forma a sus alumnos en valores y se les inculcan los principios del cooperativismo: «Trabajar para tener un beneficio, pero que éste se reinvierta en organizaciones no gubernamentales», explica Miguel Vega Sánchez, presidente de la Asociación Andaluza de Centros de Enseñanza Social (ACES) y vicepresidente de la Unión Española de Cooperativas de Enseñanza (Uecoe). Para ello, todos estos centros en quinto y sexto de Primaria tienen los programas Emprender en mi escuela y en primero y segundo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) el Ícaro. Mediante estas iniciativas los escolares transforman el aula en una cooperativa: «Crean empresas, de las que son socios, y en las que adoptan decisiones de forma conjunta. Si la iniciativa ha tenido algún beneficio éste lo emplean para ayudarse a pagar el viaje de fin de curso o para fiestas escolares», señala Vega Sánchez.

Otra característica de estos centros es que todos son laicos y, la mayoría, excepto dos o tres, son financiados por la Administración.

En Andalucía hay 140 cooperativas de enseñanza, en las que se imparte formación de todos los niveles, fundamentalmente de Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y ciclos formativos.

El presidente de ACES recalca que en la comunidad en estos centros trabajan aproximadamente 3.000 personas y estudian unos 30.000 alumnos. En España hay 600 cooperativas, entre ellas dos escuelas universitarias, con 13.495 socios trabajadores, 13.200 empleados y 277.000 alumnos. El conjunto de estas escuelas tiene una facturación aproximada de 756 millones.

Aunque estos centros surgieron fundamentalmente en los años 80 y 90, hay cooperativas de enseñanza que nacieron en plena dictadura, como La Hispanidad de Huelva. La mayoría de estas escuelas se formaron porque los titulares de las mismas se las cedieron a sus trabajadores que se constituyeron en cooperativa o por la iniciativa de profesores que decidieron unirse para abrir un colegio. Vega Sánchez, socio cooperativista del colegio Antonio Gala de Dos Hermanas (Sevilla), recuerda que éste segundo caso fue el origen de su centro. «Nació hace 30 años porque había necesidad de plazas escolares y la Administración carecía de recursos para dar respuesta a la demanda. Además, los profesores teníamos muchos problemas para aprobar una oposición o para entrar en un colegio privado», reconoce. «Nacimos para dar un servicio público», recalca. De hecho, la mayoría de las cooperativas de enseñanza se ubicaron en las zonas de expansión de las ciudades, donde iban a vivir las familias más jóvenes, con hijos en edad escolar, y donde no había suficientes colegios o institutos para poder atender todas las solicitudes para acceder a una plaza escolar. Por ello, aclara el presidente de ACES, las cooperativas de enseñanza no son elitistas, «tienen matriculados a los niños de los barrios en los que están ubicados estos centros». Explica, además, que al estar concertados uno de los requisitos para poder obtener plaza de educación obligatoria en uno de los centros es residir en su área de influencia. Eso sí, dice con orgullo que los colegios que son cooperativa cuentan con gran demanda: «Por lo general hay cola para entrar».

Hay tres motivos fundamentales por los que estos centros están muy solicitados: la alta calidad de su enseñanza, los valores que inculcan a sus alumnos y que en ellos se puede estudiar toda la enseñanza obligatoria e incluso comenzar la formación a los tres años y terminar en ellos la postobligatoria.

Vega Sánchez hace especial hincapié en la buena formación que se imparte en las cooperativas de enseñanza, aunque admite que al igual que en los centros de titularidad pública, el nivel también depende de los alumnos y de la implicación de las familias con el colegio, «algo que sucede en casi todas» las escuelas.

Un aspecto que este profesor recalca que se tiene que mejorar son las becas o las ayudas que se dan para pagar el comedor y el transporte escolar a los alumnos de sus centros, porque no son tratados del mismo modo que los niños que estudian en colegios sufragados con fondos públicos.

Señala que en estos años de crisis hay muchas familias que lo están pasando muy mal y no tienen ingresos ni ayudas de la Administración para poder abonar el comedor, por lo que señala que en algunos casos son las propias cooperativas las que subvencionan a estos escolares con fondos propios.

escuela cooperativa andaluza

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