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La oposición de algunos padres no impedirá que se enseñe Ciudadanía

Todos los centros de Granada impartirán la nueva asignatura para los alumnos de 3o de ESO 33 padres notifican su objeción de conciencia ante Educación El TSJA aún no se ha pronunciado sobre los recursos de las familias

Faltan menos de dos semanas para que se inicie el nuevo curso académico y la polémica sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía sigue sin resolverse. Unos 15.000 padres de toda España, se estima que 2.000 de ellos en Andalucía, han mostrado su oposición a que se imparta esta materia por considerar sus contenidos «radicalmente opuestos a los principios religiosos, morales y éticos que rigen la educación familiar». Incluso ha habido algún centro educativo, en otras provincias, que se ha acogido también a la objeción de conciencia para no impartir esta materia. Sin embargo, en Granada, no ha habido ningún centro escolar que se haya negado formalmente a impartir esta materia, aunque sí hay un pequeño grupo de padres que se oponen. Eso sí, en la mayoría de centros no se percibe inquietud entre las familias por la nueva materia.

La polémica ha acompañado a esta asignatura que empieza, con una hora a la semana, para los alumnos de 3º de ESO en el presente curso y que se extenderá a Infantil y Primaria en años próximos. Bajo el título de 'Educación para la Ciudadanía' se agrupan contenidos sobre el individuo, la familia, la igualdad entre hombre y mujer, el consumo y desarrollo sostenible, la ayuda al desarrollo o la educación vial.


Oposición
En estos apartados, algunas asociaciones como el Foro Español de la Familia o la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) han encontrado aspectos que consideran contradictorios con su ejercicio responsable de la paternidad. Los primeros, resumen en cinco los motivos de su negativa: La asignatura supone un adoctrinamiento ideológico en la escuela; supone un recorte de horas lectivas de otras asignaturas relevantes; tiene un marcado signo laicista; no se ha podido negociar el contenido; y es una invasión moral del Estado.


José Luis Amat, representante del Foro en Granada, apunta a que en algunos de los manuales «se habla con procacidad de las relaciones sexuales entre menores de edad» como ejemplo de aspectos con los que no están de acuerdo. Señala también que en otros se «presenta a las fuerzas armadas como oenegés y eso son claramente criterios políticos», resumió Amat, que señaló que hay editoriales que han sido «más suaves que otras».


Concapa, por su parte, ha liderado una amplia campaña para facilitar a los padres que lo deseen el formulario de objeción de conciencia, un documento que se puede descargar de forma gratuita en su página web y que incluso repartieron por la calle. En este documento el padre argumenta su objeción de conciencia basándose en que los contenidos «no respetan la libertad de conciencia», son «radicalmente opuestos a los principios religiosos, morales y éticos que rigen la educación familiar» y que las materias «no son en absoluto neutrales y únicamente buscan una ideologización del alumnado».


Alternativas
Expuesto todo esto, el padre firmante solicita que se libere a su hijo de «cursar unas asignaturas contrarias a la formación moral que deseamos». Además, se pide una «alternativa educativa adecuada que, entre otras cosas, permita a mi hijo continuar en el centro durante ese tiempo escolar». Con esto, los padres tratan de forzar que la asignatura se convierta prácticamente en una optativa, que tenga una 'sustituta' para los que no quieran recibirla. En Granada han llegado a la delegación de Educación sólo 33 notificaciones de objeción de conciencia, que se remitirán a la viceconsejería de Educación.


Sin embargo, la presión de este grupo de padres no parece una postura extendida. Así lo apunta el presidente de Fapa-Alhambra, que agrupa a todas las asociaciones de padres y madres de colegios públicos de la provincia, José Antonio Puertas. «Desde los colegios públicos no hemos sabido de ningún caso de padres que quieran objetar. Tampoco hemos recibido dudas ni quejas sobre esta asignatura», explicaba Puertas. Para esta asociación los temas que se imparten en esta materia no son especialmente polémicos, por lo que se sorprenden del revuelo que se ha montado.


«En realidad deberían tener más miedo a cómo el profesorado imparte estas materias, pero nosotros tenemos confianza en su profesionalidad y que no lo van a usar para transmitir ideologías», apuntaba Puertas.


Poca información
Desde la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía, ahondaron también en esta idea. Enrique Abascal, su presidente, apuntó que la libertad de cátedra les permite ahondar en los temas que consideren oportunos, aunque la asignatura les parece «totalmente innecesaria». Abascal precisa que «los contenidos de esta materia ya se venían dando en otras como Historia o Filosofía. Y si pretendían ahondar en ellos, una carga de una hora a la semana tampoco sirve de nada».


Aunque para este colectivo docente el temario «no es como para objetar», sí sospechan que la creación de la asignatura pueda obedecer a una «maniobra de márketing del Gobierno».


Polémicas aparte, en el funcionamiento ordinario de los centros la polémica se salda de forma sencilla. Antonio Casquet, director del centro de la Casa Madre Ave María, explica que ellos, gracias a la libertad de cátedra, adaptarán el temario de la asignatura a su ideario, «que está por encima de todo». Casquet dirige un centro concertado y de confesión católica, pero ni los padres ni el colegio se han acogido a la objeción de conciencia.


En este centro han elegido ya un libro de texto, pero en estos días previos al inicio de curso «nos sentaremos para ver si hay algún contenido con el que no estemos de acuerdo».


La situación que se ha planteado actualmente, con los recursos ante el TSJA contra la asignatura y la objeción de conciencia a la que han apelado algunos padres, deja un panorama totalmente inédito. De prosperar esta objeción de los padres, los centros tendrían que buscar alternativas para una asignatura que se describe como obligatoria. Y de no prosperar, tampoco queda claro si tendrían consecuencias tanto los centros como los padres que se opongan a que sus hijos reciban esta asignatura. De momento, la consejería de Educación de la Junta, que es la que tiene competencias sobre los institutos, se ha limitado a anunciar que el jueves habrá una comparecencia para hablar sobre el asunto.

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