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“La mujer no debe abdicar de su libertad, tampoco en la religión”

Entrevista a Amelia Varcárcel Catedrática de Filosofía

Amelia Valcárcel, toda una eminencia en la expresión del pensamiento feminista, ofreció ayer en Córdoba una conferencia enmarcada dentro de las actividades que organiza la Cátedra de Estudios de las Mujeres Leonor de Guzmán (de la UCO) en la que disertó sobre Las normativas religiosas y las libertades de las mujeres .

Empleando un tono didáctico y sosegado, Valcárcel realizó, ante un auditorio repleto de mujeres llegadas de toda la provincia, un recorrido histórico por las religiones y su responsabilidad a la hora de establecer visiones machistas de la realidad.

–¿Qué papel tiene la religión en la construcción de una sociedad patriarcal como la nuestra?

–Todas las sociedades que han existido hasta ahora se han basado en el patriarcado, un sistema consentido y aceptado por hombres y mujeres a lo largo de la historia. Y aunque las religiones no fabrican el patriarcado, nunca lo han contradicho. Las religiones no se caracterizan por promover el cambio social, se limitan a santificar lo que ya existe.

–Usted plantea que estaría bien convertir a las religiones en aliadas de la mujer.

–Las religiones no van a desaparecer porque nacen de la fragilidad del ser humano. Solo por eso, deberíamos intentar que se pongan de parte de la mujer, que a su vez debería exigir a la jerarquía eclesiástica que predicara con el ejemplo en el ejercicio de la comprensión, la humanidad y la decencia, entendida ésta como decencia sexual.

–¿La iglesia no da ejemplo?

–La iglesia romana tiene una cúpula que no piensa lo que hace, que lanza mensajes que no convencen ni a los suyos y que provocan la contradicción con la moral de la gente corriente. Además, carece de grandes intelectuales que sepan comunicar.

–¿Cuál es el camino para que los avances que se han dado en cuanto a la libertad de la mujer no sufran retrocesos?

–La libertad de la mujer es una misión difícil, pero imparable, aunque cada una tiene que hacerse cargo de la suya. Si cada mujer no ejerce cada día toda la libertad que está a su alcance, la de todas las demás se resiente. Hemos heredado libertades de otras que vinieron antes y para que las que vengan no las pierdan hay que ejercer la nuestra, aunque nos cueste. No se puede abdicar de la libertad, tampoco en el campo religioso.

–¿A qué se refiere?

–A que, si desde un púlpito en la iglesia alguien hace un comentario ofensivo hacia las mujeres, no hay que callarse, sino alzar la voz y hacer saber a esa persona que se equivoca.

–¿Cree que hay asuntos en los que la iglesia no debería meterse?

–Lo que creo es que hay muchos asuntos importantes como la prostitución, la trata de mujeres o la lacra de los asesinatos machistas contra los que me gustaría que la iglesia se manifestase porque es su obligación, y no lo hace. Y hay temas como la libertad sexual de las mujeres sobre los que opina constantemente y podría callarse.

–¿En qué consiste ser feminista en el siglo XXI?

–En decir que es injusto que en el mundo nazcan personas que por ser mujeres están condenadas a vivir en el infierno y en hacer todo lo posible por que esto no ocurra.

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