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La muerte del Estado Laico, cuánta falta nos hace Benito Juárez

Barruntos de tormenta se ciernen en nuestra Patria Juarista y Republicana. Las causas que dieron grandes dolores a los habitantes, las causas que trajeron odio, división y rapiña sobre nuestro México parece ser que quieren retomar nuevos bríos. Hoy los senadores han eliminado las sanciones de tipo penal  a los ministros de culto, para que puedan inducir el voto de sus feligreses hacia determinado partido o candidato, les dan chanza a que desde los púlpitos o las cátedras estos induzcan el voto, violando con ello la división entre el Estado y la  Iglesia que la Constitución establece con plena claridad.

Las causas que desangraron a nuestra sociedad, en nombre de la falsa  libertad religiosa, falsa porque se quería imponer una solo religión: La católica. El imperio de la violencia, el imperio de los más bajos instintos de sojuzgamiento y la imposición de una manera de ser y de ver de los mexicanos. Por eso, hoy estas oscuras fuerzas de la reacción, se alían  con los empresarios descastados, con los diputados y senadores que desconocen cómo se formó nuestra Patria, y que ellos  son precisamente, los que están embonando  la última pieza de la rueda de la historia, para que ésta retroceda a los tiempos aciagos de dolor y de desesperanza, pero sobre todo de enfrentamientos estériles entre hermanos que abrazan el sueño de la libertad, incluyendo  tanto la libertad de expresión, como  de conciencia.

Cuando Benito Juárez  acepta el veredicto de pena de muerte de Maximiliano, poniendo con ello fin a la invasión a nuestro país, pero también infligiendo una derrota a las ansias religiosas de  una revancha enfermiza de la iglesia católica. Decimos entonces,acata Benito Juárez la sentencia dictada por un tribunal militar, éste órgano  en apego estricto a  la  Ley del veinticinco de enero de mil ochocientos sesenta y dos, por fusilamiento tanto de  Maximiliano, Miramón y Mejía,  decide aceptarlo para no dar muestras de debilidad, pero también para ser recíproco con los sentenciados, el mismo Maximiliano había fusilado a republicanos por el solo hecho de serlo, la Ley del talión. El triunfo  de Juárez sobre el Imperio, y sobre todo, la derrota contundente contra los religiosos, y los conservadores civiles  que habían conspirado contra la Patria.

Como todos sabemos la Iglesia Católica, y los conservadores, no querían derribar el gobierno de Juárez nada más para cambiar a un Títere que les sirviera a sus intereses. Iban más lejos, pretendían regresar a una sociedad que ya no podía existir, querían imponer el yugo de la obediencia en cánones religioso superados por la pobreza, la injusticia y la marginación de las grandes capas de la sociedad. Querían el regreso de sus privilegios, y seguir montados sobre una sociedad nuevamente esclava de un poder autoritario en lo civil, y un gobierno  religioso que esclavizara las conciencias se los mexicanos.

He aquí el duopolio de la  maldad, a la cual el indio de Guelatao le antepuso su lucha y su vida: nadie puede imponer nada a nadie, si no es mediante el libre juicio de los ciudadanos. Nadie puede imponer  ni sojuzgar a nadie por la vía material o de conciencia, nadie puede convertir a un sujeto libre, en un objeto inanimado, y enajenado. La libertad costó mucho en México, y parece ser, por lo que se ve estos últimos días, seguirá costando mucho.

Recordemos algo sustancioso, cuando Benito Juárez, ordena  como medida última, ya que la Iglesia Católica estaba conspirando contra su gobierno, primero la expulsión del nuncio  papal, al mismo tiempo, de algunos ministros de países que estuvieron ayudando a los invasores, y a las fuerzas conservadora para derrocarlo ,lo hace en un momento en el cual no le quedaba de otra, pero como continuaron boicoteando a su gobierno, entonces Juárez decide cerrar definitivamente todos los conventos en México. Esto es lo que más le duele a la Iglesia Católica, más que la desamortización de los bienes eclesiásticos guardadas sus proporciones. Algo hay de esto como justificación del contraataque de esta religión hoy en día.

Juárez era un ferviente creyente, pero supo poner límites aplicando la máxima de lo del César al César, y lo de Dios a Dios. Así de simple, los valores religioso son para al alma, los valores sociales de libertad, justicia, fraternidad son los que promueven el espíritu de seres con virtudes y defectos. En base a ello Juárez diseña un Estado que gobierne como el fiel de la balanza, para darle a cada quien lo necesario para que no tenga necesidad de quitarle al otro lo que en legítimo derecho le pertenece. Juárez  creó un gobierno moderno para los nuevos retos dentro el orden mundial. Se le critica que ayudó a establecer el capitalismo depredador y empobrecedor en México, discutible, pero  lo que Juárez hizo fue darle rostro  y forma a una Nación que se estaba cayendo a pedazos, y eso daba pauta, para que los  partidarios del regreso al pasado manifestaran sus intereses más mezquinos y abyectos.

Un Estado fuerte, con un gobierno con división de poderes ,era  lo que  prevalecía en aquellos días del siglo diecinueve en el mundo, quedaban superadas los mortecinas monarquías , y los poderes ejercidos desde  las catacumbas de los secuestradores de conciencia ,basados en el miedo, en el terror, más que en el sentimiento de Dios para salvar el alma. La iglesia católica todavía le debe un perdón a la Nación Mexicana,  y hoy  el horno no está para bollos. Una sociedad que sea sometida para regresar a tiempos de enfrentamientos, y de muerte es una sociedad presa fácil delos intereses imperialistas. Juárez fue el hombre de su época, pero también dejó marcado el camino por el que  debe de transitar la  sociedad que por diversa, tiene derecho a existir.

Al monopolio del poder económico, político y social, ahora quieren  ser también un monopolio sobre las conciencia de los mexicanos, es decir, sometimiento y esclavitud. Regresar a los años de  la colonia en pleno siglo veintiuno, equivale a regresar al hombre que siga siendo considerado un  objeto, y por lo tanto desechable. Que lo entendamos todos, propios y extraños: la historia tiene que ser actualizada, si no pobre sociedad que se olvida de ella, repetiremos los mismos errores, pero elevados de manera exponencial.

Concluyendo con las palabras de Don Justo Sierra, “las sacudidas revolucionarias, los estremecimientos profundos que marcaron el periodo de extinción de los volcanes no faltarían, no podían faltar: el pasado no concluye en un siglo, va concluyendo a través de toda la historia.  Salud!

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