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La materia de religión y el colegio concertado, en el punto de mira

Los laicistas abogan por mantener los catecismos fuera de las escuelas públicas

“No se pueden negar 2.000 años de tradición”, señala Jorge Villarino desde Congapa, la asociación de padres de alumnos de colegios concertados. Este es el principal alegato de los católicos para mantener la asignatura de religión de los colegios, frente a las pretensiones de colectivos laicistas que ven en la eliminación de esta materia la única vía para llegar a la libertad e “igualar a todos”. Y es que si ambos bandos mantienen posturas diametralmente opuestas, es en la escuela donde se libra la principal batalla sobre la relación entre Estado y religión.

“No contamos con que vaya a pasar”, señala Santiago Lamelo desde Confapa – la asociación de padres que defiende la escuela pública y aconfesional– pero para este colectivo “la religión confesional, metida con calzador en la enseñanza, debería quedarse fuera”, relegada al “ámbito privado y a la catequesis”.

Una postura que para los padres de colegios concertados es “anecdótica y minoritaria”. Es más, Jorge Villarino señala que esta propuesta de los laicistas “va en contra de la propia cultura, que está alimentada en la fe católica”. De esta manera, Congapa compara esta medida, y todo lo referido a limitar la religión a un ámbito privado, a “la china comunista de Mao”. “Es absurdo plantearlo en este país”, sentencia.

La opción actual, en la que cada estudiante puede optar por la confesión que profese o por una alternativa, es la que más atrae a los católicos, aunque Villarino mantiene que la materia debería ser evaluable y contar en el curriculum igual que las demás. Lo mismo debería suceder con su alternativa, que debería ser “real”, puesto que Congapa mantiene que en la actualidad hay centros donde los niños que no optan por esta asignatura, tienen recreo; quedando “la religión como un castigo”.

Al margen de las alternativas, lo cierto es que, según señalan ambos bandos la presencia de otras confesiones en la enseñanza pública y concertada es “muy minoritaria”. “Hay algún instituto que ofrece otras religiones”, mantiene Lamelo, que destaca que entre éstas, la más común es la evangélica. Sin embargo, también “hay centros que ofrecen otras religiones, pero no especifican”, denuncia.

Para los laicistas, la opción más correcta en torno al futuro de la religión pasa por estudiar la parte en la que esta incide en “la propia cultura”. Así, el aspecto “cultural, social o histórico” de la misma podría formar parte del curriculum académico de los estudiantes como parte de otras materias “en las que viene a cuento”, como Historia o Filosofía. “No es necesaria una asignatura especial”, zanjan desde Europa Laica.

Modelo concertado

Las asociaciones laicistas coinciden además –en su defensa de la escuela pública– que el Gobierno “debería apostar por una enseñanza sin idearios ni doctrinas”, por lo que apuestan por “ir retirando poco a poco” los conciertos que se mantienen con los colegios concertados.

“Los mejores sistemas son los públicos”, mantiene Lamelo, que denuncia además que en algunos casos hay colegios concertados que no aplican la ley durante los procesos de matriculación o que no mantienen una alternativa a la materia de religión.

Europa Laica sigue una línea similar. “Ya han pasado muchos años para que el Estado tenga una red propia de escuelas verdaderamente públicas”, defiende Manuel Navarro, que cifra en unos 2.400 el número de escuelas concertadas de carácter religioso en España. Además, matiza que los centros concertados tienen un “ideario concreto”, que es impuesto a los alumnos, lo que para Europa Laica supone una “contradicción” con el hecho de ser financiado por dinero público.

Sin embargo, los católicos no lo ven tan claro. A este respecto, Villarino señala que se trata de un “razonamiento absurdo” y argumenta que el Gobierno debe cumplir la voluntad de la mayoría, que en España “es católica” y “no ataca a nadie”. “La religión no es un condicionamiento”, afirma, por lo que “nadie puede sentirse ofendido”.

Ante los ataques de los que abogan por eliminar esta materia, desde Congapa explican que “existen libertades consagradas en la Constitución”, donde se garantiza “la posibilidad de elegir”. “Es un laicismo mal entendido”, que busca “imponer un modelo único” en el que prima “la razón de dos personas contra la de un millón”. Y es que, para Villarino, esta polémica tiene “mucho ruido para pocas nueces”.

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