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La manifestación contra la LOE recibe menos apoyo del esperado

Las reiteradas proclamas de destacados obispos, la invitación de las parroquias de Madrid a la feligresía, los llamamientos de miles de centros privados a las familias de toda España y las soflamas del PP, el principal partido de la oposición, lograron reunir ayer por la tarde a cerca de medio millón de personas en Madrid para protestar contra la reforma educativa que propugna el Gobierno de Zapatero.

 Fueron pocos, no ya si se compara con los 11 millones de votantes que auparon a los socialistas al poder, sino también si se coteja con la cifra que manejaba la organización de la manifestación horas antes de que comenzase, cuando daban por seguro que alcanzarían el millón de personas.

La alusión al apoyo electoral que recibió el PSOE en las últimas elecciones viene al caso porque a lo largo del recorrido se vieron muchos lemas que podían dar a entender que aquello era una concentración de votantes socialistas desengañados. Desde el ZP, nos has fallado al Zapatero, traidor o Zapatero, embustero, pasando por el Zapatero bandolero.

También hubo participantes, como la exministra de Educación del PP y presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que lucían una pegatina con el lema Yo no voté a Zapatero, para que nadie se llamara a engaño. Había también un grupo que se sinceraba portando una pancarta en la que se leía: Papa, ¿cuánto queda para que todo sea como antes? Uno de sus integrantes aclaró que se refería al periodo 1996-2004.

El triunfalismo
Los convocantes, jaleados por la COPE, convertida en la emisora oficial de la manifestación, que se escuchaba a través de grandes altavoces distribuidos por todo el itinerario, no abandonaron en ningún momento el triunfalismo. "Hay una petición general del pueblo español para que se retire la ley. La LOE no gusta a nadie", afirmó Luis Carbonel, presidente de la primera organización convocante, la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa), cuando la manifestación echaba a andar.

Dos horas después, desde el escenario situado junto a la Puerta de Alcalá, donde concluyó la marcha, los convocantes daban por buena la cifra de dos millones de participantes. Ni el frío reinante hizo rebajar las expectativas. El Cuerpo Nacional de Policía, que utilizó un helicóptero para tomar las medidas a la marea humana, echó agua al vino y aseguró más tarde que fueron 407.000.

La COPE, protagonista
La riada de gente que se concentró en el paseo del Prado a las cinco de la tarde iba presidida por una pancarta, con la inscripción Por una educación en libertad, LOE no, que sostenían los líderes de las 10 organizaciones convocantes ayudados por el conductor del programa La Linterna de la COPE, César Vidal, que se colocó casi en el centro, junto a Benigno Blanco, presidente del ultraconservador Foro de la Familia. Más adelante, la cabecera de la marcha se enriqueció con las incorporaciones del sociólogo Amando de Miguel y la profesora de la Universidad del País Vasco Gotzone Mora. Muchos exhibían en su pechera una advertencia: La COPE somos todos. Menos suerte tuvieron RNE y TVE, cuyos redactores tuvieron que sufrir las embestidas verbales del público a lo largo de todo el recorrido.
Más atrás se fueron colocando los obispos, que iban por separado y defraudaron a quienes apostaron que serían una veintena, como hace cuatro meses, cuando unas 200.000 manifestantes salieron a la calle para protestar contra las bodas gays. Sólo tres prelados de segunda fila y tres auxiliares secundaron la marcha. El PP, por contra, cumplió con lo prometido y envió una delegación de alto nivel al acto.

Una de las mayores preocupaciones de los populares, la preservación de la unidad de la patria, también en el campo educativo, halló eco entre los manifestantes. Este Zapatero es un ciclón que destruye familia, nación y educación, decía una pancarta.

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