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La laicidad es un régimen social de convivencia que legitima instituciones política

“No hay modelos acabados, por lo tanto no hay democracia perfecta ni tampoco hay un estado laico completo, estamos en un juego en el que las líneas y los márgenes no están definidos: tenemos políticos haciendo campañas con elementos religiosos, y religiosos participando en política todo el tiempo, al menos en Sonora eso es muy claro”, expresó Gabriela García Figueroa.

La investigadora de El Colegio de Sonora estuvo como invitada en el programa “Los tres pies del gato, sustentabilidad, género y sexualidad”, que se transmite por Radio Universidad, para hablar de laicismo, pues ha enfocado su línea de investigación en teoría y análisis de asuntos públicos, y se ha especializado en aspectos religiosos y del Estado laico en México.

Tras un sondeo presentado en la emisión, en el que la mayoría de los estudiantes entrevistados señalaron su negativa a que existieran clases de religión en la Universidad, la invitada apuntó que la laicidad es un régimen social de convivencia donde las instituciones políticas están legitimadas, principalmente por la soberanía popular y no por elementos religiosos.

Destacó que no puede haber una democracia que implica el respeto a los derechos humanos de todos, si no está implícita la libertad de creencias y no sea un estado el que te determine lo que una persona tiene que pensar o que creer.

Gabriela García aclaró que una cosa es el estado laico y otra cosa son las prácticas culturales o religiosas; además, dijo que tanto la laicidad como la democracia son procesos inacabados, por ello tampoco se puede hablar de una laicidad o una democracia definitiva, sino de cosas diferentes que no están en sincronía.

La investigadora resaltó que en la medida en que fueron perdiendo legitimidad o credibilidad algunas instituciones que conforman el Estado, buena parte de los funcionarios públicos se inclinan o se sienten seducidos a obtener la legitimidad perdida por medio de las instituciones religiosas o de la iglesia, principalmente la iglesia católica, que sigue siendo la mayoritaria en nuestro país.

“En la medida que los políticos se sienten cautivados por atraer estos recursos de legitimidad de la religión, empieza a verse un poco mermado el Estado laico, y podemos ver a estos funcionarios que salieron del clóset religioso y empiezan a manifestarse políticamente a través de símbolos y de imágenes religiosas, cuando deberían obtenerla de la sociedad, de los votantes”, reveló.

Acerca de si hay una permisividad por parte de la ciudadanía para que estas prácticas ocurran, la estudiosa del tema dijo que la ley es muy clara, pero que en muchas cosas en la sociedad se tiene un subejercicio de la ciudadanía, de gente que no se atreve a participar ni a levantar la voz para demandar que se respeten determinadas cosas; en este caso, el Estado laico.

Gabriela García Figueroa

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