Hace tiempo que se viene comentando que la izquierda ha perdido su norte y no sabe bien lo que quiere. Naturalmente esa idea hace feliz a la derecha, que trata de divulgarla lo más posible.
Por desgracia también ha ayudado a afianzar esa opinión el comportamiento de los partidos de izquierda que han llegado al poder. Pero nada más lejos de la realidad, la izquierda tiene muy claros sus objetivos. Repasemos unos cuantos:
Redistribución de la riqueza. Para ganar votos los partidos ofrecen la bajada de impuestos lo que beneficia exclusivamente a los más poderosos. Como el Estado necesita dinero los ingresos necesarios se efectúan a través de los impuestos indirectos, que pagamos todos, mientras que los impuestos directos los pagan íntegramente los asalariados, que están controlados, mientras que a los empresarios y potentados les es más fácil eludir los impuestos. Un gobierno auténticamente de izquierdas debe corregir esa injusta situación.
Igualdad de todos ante la ley. Es evidente que existen numerosos privilegiados, empezando por los propios políticos y terminando por un cantante famoso o una tonadillera. Y no digamos los reyes, que son intocables ellos y toda su familia. ¿Para cuándo un referéndum sobre monarquía o república?.
Enseñanza. Somos el último país de Europa en una materia tan fundamental que de ella depende nuestro porvenir como país. Se hace necesaria un reforma en profundidad de toda la enseñanza empezando por una escuela pública, gratuita, laica, obligatoria y de calidad. ¿Cómo es posible que el Estado sufrague los colegios concertados y varias universidades y no controle sus resultados?, ¿cómo se consiente que se den títulos sin comprobar su aptitud?, ¿cabe mayor dejación en los deberes de un Estado?. La escuela es el fundamento de la igualdad de oportunidades.
Investigación. Muy relacionado con el punto anterior está el problema urgente de la investigación, tanto básica como aplicada. Por no dedicar los esfuerzos necesarios en este capítulo somos una colonia económica de otros países, de tal forma que cuando quieran cierran sus sucursales para irse a otro lugar que les interese.
Sanidad. La derecha, siguiendo la pauta norteamericana, trata de que la sanidad pase a ser privada. La izquierda no puede consentir que esto ocurra cuando es un servicio que funciona razonablemente bien, al que es más fácil y económico corregir defectos que desmantelar.
Vivienda. Es un derecho constitucional el acceso a una vivienda digna, pero durante los años de Aznar se basó el desarrollo en la construcción y el consumo, creándose una especulación inmobiliaria que ha hecho imposible para muchos la adquisición de una vivienda, ha destrozado la costa y numerosos lugares, y ha propiciado una corrupción política sin precedentes. Mucha labor tiene en ese campo un gobierno de izquierdas.
Ecología. Es urgente la lucha contra la desertización, contra el deterioro medioambiental, contra la desforestación, contra el despilfarro de un bien escaso como es el agua, contra la producción sucia de energía.
Justicia. Independencia total de la misma, para ello erradicar tanto la politización de la justicia como la judicialización de la política. Rigurosa selección y formación de los jueces. Dotación suficiente y necesaria para agilizar su labor, “la justicia lenta es una injusticia”.
Trabajo. Proteger al trabajador para que sea tratado como un ser humano y no como una mercancía de usar, exprimir y tirar, como está ocurriendo con lamentable frecuencia. Programas de formación que permitan su progreso y que permitan la integración de los inmigrantes.
Austeridad. Los políticos y cargos de izquierda deben dar ejemplo constante de austeridad en todos su actos.
Sólo con estos enunciados es suficiente para saber cuáles son algunos de los objetivos de la izquierda y lo lejos que estamos aún de alcanzarlos.
