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La Iglesia, tan jerarquizada, no consentiría las peroratas del locutor, si los prelados no las compartieran

Argumentación esotérica -de casi impenetrable comprensión- la del canónigo de Badajoz José María Gil Tamayo, secretario de medios de comunicación de la Conferencia Episcopal Española, en declaraciones a Popular TV: “Federico Jiménez Losantos no representa en absoluto a los obispos. Dicho esto, la Iglesia sí tiene una responsabilidad sobre sus medios. Los medios de la Iglesia deben tener una coherencia con su ideario”.

Según la versión de Enric Juliana en La Vanguardia de ayer, Gil Tamayo sería partidario de una “reorientación de la emisora”. La presión en ese sentido del Vaticano parece que va in crescendo. Hace unos días, el nuncio Monteiro de Castro se personó en la sede de la Conferencia Episcopal y se reunió de urgencia con el cardenal Rouco Varela, presidente de los obispos, y obstinado valedor de Losantos. Hablaron ambos de la COPE.

Cuenta pendiente
El nuncio tiene, como mínimo, una cuenta pendiente con el locutor. Losantos llegó a decir de él –tras la cena del caldito, ofrecida por el embajador de la Santa Sede a Rodríguez Zapatero, en plena efervescencia electoral- que es un clérigo próximo a la masonería. Monteiro sabe, pues, por propia experiencia cómo se las gasta tan virulento predicador.

Restricción mental
He escrito que la argumentación de Gil Tamayo en torno a la COPE es esotérica. También puede ser calificada de bizantina. Es, en todo caso, una muestra inequívoca de restricción mental -o de mentiras a medias-, costumbre por cierto muy arraigada en ciertas mentes eclesiásticas. ¿Cómo puede sostenerse que Losantos no representa en absoluto a los obispos? Eso no se lo cree nadie. Los representa en la medida que, a lo largo de muchos años, el episcopado ha confiado a Losantos el programa de más audiencia. El portavoz de los monseñores ante el conjunto de la sociedad española ha sido, y sigue siendo, el mencionado predicador.

Escasas voces críticas
Sucede que, siendo verdad –como afirma Gil Tamayo- que la Iglesia sí tiene una responsabilidad sobre sus medios y, por consiguiente, tales medios han de tener coherencia con el ideario católico, los obispos y cardenales -salvo algunas tímidas y escasas voces críticas- han pasado olímpicamente de este asunto. Han mirado hacia otro lado, cuando no han defendido con ardor los contenidos de la COPE, acogiéndose a consideraciones peregrinas, a menudo estultas y, sobre todo, hipócritas. Los monseñores han entregado su radio a la derecha más reaccionaria de este país. Decir lo contrario es sencillamente mentir.

Cada mañana, casualmente
¡Ojalá se cumplan los vaticinios y cambie por fin el rumbo de la cadena confesional! Pero que no pretendan ahora los prelados lavarse las manos, eludir sus responsabilidades, encogerse de hombros y dar la impresión de que si Losantos habla ante los micrófonos píos se debe a que casualmente cada mañana pasa por ahí. Losantos representa a los obispos. ¡Claro que los representa! Le dejan decir cuanto dice porque son ellos quienes lo han contratado, aplaudido y jaleado. ¿O es que una organización tan jerarquizada como la Iglesia católica iba a consentir que un tipo así fuera su estrella, si los obispos no compartieran básicamente sus peroratas?

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