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La Iglesia se resigna ante una suspensión de las procesiones de Semana Santa por el Covid-19

La Iglesia se prepara. Los mensajes que llegan del Vaticano sobre la crisis del coronavirus no son alentadores, con el Papa encerrado de facto en el Vaticano y la curia romana preocupada por la situación en el país transalpino. La situación en España no es muy diferente. En los ambientes eclesiásticos españoles, después de las primeras reticencias, ya muchos aseguran que es “probable” que se cancelen algunos actos multitudinarios durante la Semana Santa.

La cuestión “está sobre la mesa”, afirman fuentes conocedoras de los debates internos en la curia española. “Tienen bastante claro que la Semana Santa se puede suspender”, aseguran esas fuentes, aunque recuerdan que “falta un mes” para la decisión. “En Roma han cerrado la Plaza San Pedro y hacen las audiencias del Papa por streaming. Es posible que el Vía Crucis del Papa se vaya a suspender”, añaden estas fuentes, aunque especifican: “Las cosas cambian cada día”.

La situación se ha puesto al rojo vivo tras conocerse la cancelación de las Fallas en Valencia, la anulación de los partidos de fútbol europeos y las declaraciones de Fernando Simón, principal experto sanitario de la Moncloa. Simón dijo el miércoles que en el mejor de los escenarios la emergencia puede prolongarse durante dos meses, y en el peor, hasta cuatro. En ambos casos se alcanzaría la Semana Santa prevista para comienzos de abril.

Es difícil saber si La Moncloa apreció esas declaraciones. Simón mantuvo un perfil bajo durante días, sin alertar por ejemplo de los peligros de la manifestación del 8-M a la que acudieron miles de personas en una zona caliente del contagio nacional (dos focos se encuentran en Madrid). Y ayer desveló incluso un dato desconocido: dijo que el pasado domingo, sobre las dos de la tarde, se registró un incremento de los contagios. Ese extremo alimenta las dudas sobre la decisión de Sánchez de permitir esa marcha multitudinaria, que tenía claros tintes políticos por ser la guinda a la semana de debate sobre la Ley de Libertad Sexual, pero que se celebraba en un contexto de prealerta sanitaria.

“Evitar las aglomeraciones”

Hasta el lunes, de hecho, el Gobierno no solo no atajó la crisis, sino que la minimizó. En varias ruedas de prensa el equipo de Sánchez evitó todo tipo de comparación con el escenario italiano. Ahora, sin embargo, se toman medidas que van en esa dirección. El Ejecutivo no quiso adelantarse con las restricciones, ni hizo caso a aquellos sectores feministas que hablaron de la posibilidad de suspender la manifestación, como desveló este diario. Aunque sí pudo haber escuchado a otros sectores.

Fuentes del Gobierno de Sánchez sostienen a Vozpópuli que la semana pasada hubo contactos con la Conferencia Episcopal española para abordar el tema. La tónica fue la de esperar a ver cómo seguía el asunto. Según estas fuentes, los involucrados abogaron por ganar tiempo y confiar en que “el buen tiempo” mejorara la situación. El Gobierno pensó lo mismo, hasta que País Vasco y Madrid adoptaron las primeras medidas de contención el lunes. Entonces, todos movieron ficha.

Preguntada por este diario, la Conferencia Episcopal niega haber mantenido reuniones oficiales con el equipo de Gobierno, ni defender una postura clara sobre el asunto. Lo único que transmiten son una serie de indicaciones incluidas en un comunicado con consejos y restricciones dirigidos a sus diócesis.

En ese texto se encuentran puntos como retirar el agua bendita o celebrar la eucaristía sin estrecharse las manos. Pero también se aprecia cierta preocupación por las aglomeraciones, puesto que señala que “muestras de devoción y afecto hacia las imágenes, tan propias de este tiempo de Cuaresma y en la próxima Semana Santa, puedan ser sustituidas por otras como la inclinación o la reverencia, evitando el contacto físico con ellas, y facilitando una mayor rapidez que evite aglomeraciones”.

Escenario cambiante

Todos coinciden en que faltan días para que el Gobierno tome una decisión de gran calado sobre esas celebraciones. Aun así, la anulación de las Fallas puede constituir un amargo antecedente. También en ese caso, la decisión la tomó el gobierno regional valenciano, después de que Sánchez dijo estar dispuesto a “hacer lo que haga falta para combatir esta emergencia”.

En la tarde de ayer, España registraba más de 2100 casos de contagio por coronavirus, con ya 50 fallecidos. España es ya uno de los cinco países del mundo con tasas de contagio de las más elevadas del mundo. Este jueves, el presidente del Gobierno anunciará cuatro medidas de carácter económico para aliviar la situación a las familias. Mientras, en los hospitales aumentan las voces de alarma por la saturación.

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