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La Iglesia ortodoxa de Ucrania se separa formalmente de la de Rusia en un acto en Estambul al que asiste el presidente Petró Poroshenko

El patriarca ecuménico de Constantinopla sella la independencia de Kiev del patriarcado de Moscú en un acto en Estambul al que asiste el presidente Petró Poroshenko

Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla —que ejerce como primus inter pares entre las comunidades ortodoxas del mundo—, firmó este sábado en Estambul el tomos (decreto) que otorga a la Iglesia ortodoxa de Ucrania la independencia de la de Rusia. Ambas estaban unidas desde 1686, y a los intentos de separación ha respondido la jerarquía ortodoxa de Moscú con una férrea oposición. Epifanio, el metropolitano de la recién creada Iglesia ortodoxa autocéfala de Ucrania, ha rechazado las acusaciones de que la concesión de laautocefalia se deba a motivos políticos, y ha afirmado que su país “iba en esa dirección durante los últimos 30 años”. La búsqueda de la separación se ha intensificado tras la anexión por parte de Rusia de la península ucrania de Crimea y el apoyo de Moscú a milicias separatistas en el este de Ucrania.

La firma se produjo en la iglesia de San Jorge, dentro del recinto del patriarcado de Constantinopla, a orillas del Cuerno de Oro, en presencia de Epifanio y del presidente ucranio, Petró Poroshenko. El mandatario había afirmado anteriormente que la “autocefalia es un acontecimiento de una importancia similar a la aspiración a ingresar en la Unión Europea y la OTAN”, mientras sus detractores le acusaron de impulsar el cisma con fines electorales dada su baja popularidad y la proximidad de comicios presidenciales, previstos para el próximo marzo. Uno de los portavoces del patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, ha afirmado este sábado en su canal del servicio de mensajería Telegram que el tomos suscrito carece de “todo valor canónico”.

Legoida ha asegurado además que la Navidad —la comunidad ortodoxa la celebra el 7 de enero— llegará “pese a los esfuerzos de algunos políticos ucranianos para robarla con ayuda del patriarca de Constantinopla”. El arzobispo Ilarión, jefe de relaciones exteriores de la Iglesia ortodoxa rusa, ha comparado la situación con el Cisma de Oriente y Occidente de 1054, y ha advertido de que el conflicto actual puede prolongarse “por decenios e incluso siglos”.

En declaraciones a EL PAÍS, una fuente del patriarcado de Constantinopla ha declinado atribuir cualquier tipo de significado político al asunto, si bien ha definido la firma del tomos como una “cuestión vital” a fin de “acabar con los problemas en el seno de la iglesia ucraniana y unificar a sus fieles”. La Iglesia ecuménica de Constantinopla anuló el 11 de octubre la subordinación de los ortodoxos de Ucrania a Moscú, y con ello, puso en marcha el proceso de independencia. Tras la firma de este sábado que sella la escisión, la ceremonia oficial de entrega del tomos con la rúbrica de Bartolomé I tendrá lugar este domingo en Estambul, capital espiritual del cristianismo ortodoxo desde el Imperio bizantino.

El metropolitano de Kiev ha señalado que para el funcionamiento de la nueva institución es “muy importante” la “buena sintonía” con el Estado. Mientras, al referirse directamente a la Iglesia ortodoxa rusa que rechaza reconocer la separación de la Iglesia ucraniana del patriarcado de Moscú, Epifanio ha asegurado que es consciente de que habrá muchos fieles que prefieran continuar acudiendo a sus templos.

“No tenemos nada en contra de eso. Todos deben poder elegir su centro religioso voluntariamente”, declaró en una entrevista con el canal internacional alemán Deutsche Welle.

La Iglesia ortodoxa rusa se percibe a sí misma como uno de los pilares del Estado ruso. Fuera de sus fronteras está Kiev, que es su punto de referencia y de origen, ya que fue precisamente en la Rus de Kiev —federación de tribus eslavas orientales— donde en el año 988 se convirtió al cristianismo el príncipe Vladímir, la figura eslava medieval que hoy es invocada tanto por Rusia como por Ucrania.

Epifanio se ha mostrado confiado en que dentro de un año la nueva Iglesia ucraniana reforzará sus posiciones al ser reconocida por otras iglesias, consiguiendo de esa forma la “unidad” y la “fuerza” necesarias para seguir “sirviendo al Señor y al pueblo” ucraniano.

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