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La Iglesia francesa anuncia una primera partida de 20 millones de euros para indemnizar a las víctimas de pederastia

El dinero, un “primer acto”, proviene de la venta de bienes inmuebles y de inversiones de obispos y diócesis de todo el país.

A los mea culpa públicos por décadas de pederastia y promesas de reparación empiezan a seguirles acciones concretas —y cheques— en la Iglesia católica francesa. Según ha anunciado este martes el responsable de un fondo creado para indemnizar a las más de 200.000 víctimas menores de abusos sexuales por parte de religiosos reconocidas oficialmente en Francia, la venta de patrimonio inmobiliario y de inversiones de diversas diócesis y obispados ha permitido reunir una primera partida de 20 millones de euros.

“Es el primer acto. La Iglesia cumple lo que había anunciado”, dijo el presidente del fondo de ayuda y de lucha contra los abusos de menores (Selam, por sus siglas en francés), Gilles Vermot-Desroches, al anunciar el montante a la agencia France Presse.

La Ciase, la comisión independiente encargada a finales de 2018 por la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) de investigar los casos de pederastia en la Iglesia católica gala desde 1950, provocó un revulsivo nacional e internacional al presentar su informe el pasado octubre. Los expertos dirigidos por el ex alto funcionario Jean-Marc Sauvé concluyeron que al menos 216.000 menores fueron víctimas de abusos sexuales en la Iglesia francesa en los últimos 70 años, una cifra que llega a los 330.000 si se cuentan los abusos cometidos por personal laico ligado a la institución religiosa.

Tras recibir el “abrumador” informe, la CEF decidió un mes más tarde, en su reunión semestral en Lourdes, “reconocer la responsabilidad institucional de la Iglesia en las violencias que tantas víctimas han sufrido”.

A la par, anunció el presidente de la Conferencia Episcopal, Eric de Moulins-Beaufort, se aprobó que, “para comenzar”, se iban a reunir 20 millones de euros a comienzos de 2022 haciendo uso del “patrimonio inmobiliario y las inversiones de la Iglesia”, en vista de que la Ciase recomendó específicamente no apelar a donaciones de los creyentes para compensar a las víctimas. Los obispos también hicieron mención a la posibilidad de un “endeudamiento”, dado que el patrimonio de la Iglesia gala es limitado, ya que los edificios eclesiásticos anteriores a 1905, el año en que se aprobó la ley que establece una estricta separación entre Iglesia y Estado, son propiedad de este último, como es el caso de Notre Dame de París y otras 87 catedrales y basílicas de toda Francia.

Desde la decisión de la CEF, las diócesis han estado haciendo inventario y buscando cómo hacer sus aportaciones. En diciembre, el secretario general adjunto responsable de finanzas de la CEF, Ambroise Laurent, explicó a AFP que en la mira de la Iglesia estaban “las iglesias construidas después de 1905, salas parroquiales o centros de actividades” ligados a parroquias, así como ingresos percibidos por edificios recibidos a menudo como herencia, entre otros. También se pensaba hacer uso de las denominadas reservas de seguridad, los fondos que las diócesis guardan para garantizar “algunos meses o hasta dos años de funcionamiento”.

Ese es el caso, indicaba la agencia francesa, de la diócesis de Caen-Bayeux, que declaró aportar unos 70.000 euros al fondo Selam procedentes de sus “reservas propias”. La diócesis de Créteil, por su parte, anunció la venta de una casa unifamiliar comprada hace una década como residencia del obispo, para quien se iba a buscar un “alojamiento más modesto”.

Según el presidente de Selam, entre los contribuyentes a los 20 millones figuran, “tras la CEF, una aplastante mayoría de obispos que han donado a título personal, cada uno en función de sus medios”, así como una “aplastante mayoría de diócesis”.

De acuerdo con Vermot-Desroches, de los 20 millones de euros hasta ahora recaudados, se ha decidido ya que una primera partida de 5 millones estará destinada al “acompañamiento financiero” de las víctimas de pederastia que hagan una demanda ante la Instancia nacional independiente de reconocimiento y reparación (Inirr). Esta es la institución especial que la Conferencia Episcopal decidió crear también el pasado noviembre para recibir y gestionar las demandas de las víctimas. Al frente fue nominada la antigua defensora del menor Marie Derain de Vaucresson.

Otro millón de euros más estará dedicado a “acciones de prevención y de memoria”, agregó Vermot-Desroches, que celebró que el montante inicial prometido por la CEF en noviembre se haya logrado reunir “en dos meses”.

Reto económico

Tras conocer la altísima cifra de víctimas de pederastia, la Iglesia católica francesa sintió vértigo. Tras la “vergüenza” abiertamente confesada por sus responsables, sobrevino la espinosa cuestión de las indemnizaciones, que llega en un momento difícil para la institución eclesiástica, que también ha sufrido un golpe económico por la pandemia. 
Por muy menor que acabe siendo el número de afectados que haga una reclamación financiera —la cifra de 216.000 menores afectados es una estimación estadística, no se espera que todas las identificadas reclamen una compensación y, además, muchas de las víctimas, que se remontan a los años 1950, ya no están vivas— los fondos que se requerirán en los próximos años serán voluminosos—. Todo ello, en un contexto en el que la Iglesia francesa, debido a la pandemia, ha visto significativamente reducidos sus ingresos. 
Según anunció la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) en diciembre, en 2020, año en el que los franceses estuvieron ampliamente confinados y el acceso a lugares cerrados como iglesias muy restringido, la Iglesia francesa, que vive de donaciones, recaudó 489 millones de euros, frente a 527 millones en 2019. “Tres de las cuatro fuentes actuales de la Iglesia son ofrendas asociadas a celebraciones litúrgicas”, explica la CEF en un informe, en el que señala que en 2019, esas donaciones “representaron más de la mitad de los ingresos procedentes de los fieles, aparte de los legados”.
Acabado 2021, y con la sombra añadida de las futuras indemnizaciones, las “inquietudes” de la institución seguían siendo “numerosas”, reconoció la Iglesia en su informe. Sobre todo porque la cifra de donantes siguió el año pasado a la baja (-3% respecto a 2020 y -35% en 12 años). “En este contexto, restaurar las finanzas de las parroquias sigue siendo un desafío y no será fácil recuperar el nivel de las donaciones y ofrendas de misa de 2019”, reconoció la institución.

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