El arzobispado de Valencia está comenzando a responder a los ciudadanos que renunciaron públicamente a sus creencias religiosas hace unas semanas.
Y la respuesta ha sido negativa. La Iglesia ha utilizado dos argumentos para no aceptar el acto de apostasía de los ciudadanos. En primer lugar, apelan al hecho de que algunos de los apóstatas no estén bautizados en esa diócesis. Por otro lado, el arzobispado apunta que el bautismo es un hecho circunstancial, que no requiere ser creyente si no se ha confirmado posteriormente.
Ante esta situación, los promotores de la campaña de apostasía colectiva invitan a los ciudadanos partícipes en la campaña a seguir el procedimiento por vía judicial, un proceso «lento y costoso» por lo que los organizadores de la campaña no tienen la capacidad e infraestructura para hacer la demanda conjunta de los 1.500 apóstatas.