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La Iglesia costarricense exhibe su fuerza en plena campaña electoral

Convocada una manifestación para el domingo en San José contra el aborto y las uniones de parejas del mismo sexo

El sacerdote Sergio Valverde es famoso en Costa Rica. Lleva décadas trabajando con obras de caridad en los pobres barrios del sur de la capital con una energía inagotable y su rostro, bien reputado, es ahora el rostro de una manifestación que convoca la Iglesia Católica de Costa Rica durante la apática campaña electoral para reafirmar sus posiciones contra el aborto, las uniones del mismo sexo y la fertilización in vitro.

La convocatoria es para este domingo en el centro de San José, después de un mes desde que los obispos publicaron un documento de “iluminación” llamado Rehabilitar la política, ahora que la legitimidad del sistema está en mínimos en este país acostumbrado a la robustez de su sistema electoral.

Con la escasa credibilidad que la población costarricense, mayoritariamente católica, da al aparato político, la Iglesia intenta asegurarse lo suyo: detener el avance de temas que riñen con la doctrina cristiana. Para ello la cúpula católica ha logrado incluso unir esfuerzos con los protestantes evangélicos, menos en cantidad pero más en beligerancia política, al punto de tener dos de los 57 escaños del Congreso y la posibilidad de aumentar su representación en las elecciones legislativas y presidenciales de febrero próximo.

La proclama del catolicismo costarricense, religión oficial por Constitución, es similar a la que los clérigos y sus feligreses han defendido en las calles en España: la reivindicación de la familia tradicional. Aunque los intentos por legalizar las parejas del mismo sexo han chocado una y otra vez contra las leyes, las creencias y las negociaciones en la Asamblea Legislativa, el tema sigue latente y la campaña electoral es siempre un megáfono abierto.

La Iglesia ha querido decir lo suyo y para ello trasladará a sus fieles en autobuses hasta la capital. El llamado lo hace mediante su famoso sacerdote Valverde, un hombre carismático que igual baila frente a un graderío repleto o madruga para recolectar alimentos para los pobres. Es amigo de la mujer que dice haber sido curada por un milagro que los creyentes atribuyen a Juan Pablo II y dirige una asociación llamada Obras del Espíritu Santo. Esta es la organizadora de la manifestación en nombre dela Iglesia Católica, una entidad que goza de un grado de confianza superior a la de cualquier institución del sistema político, según el reciente estudio del Barómetro de las Américas (coordinado en la Universidad de Vanderbilt).

“Meterme en política sería lo último que haría”, dijo el sacerdote Valverde en octubre a la televisora Repretel cuando se le consultó si estaría dispuesto a asumir una candidatura para estas elecciones. Un cargo en la campaña no, pero sí juega un papel en la contienda electoral en la que ninguno de los cinco principales candidatos presidenciales se declara católico practicante. Saben que adoptar una postura religiosa les puede ayudar a ganar el voto de un sector, pero les aleja otro. “Quieren quedar bien con Dios y con el diablo”, dijo el sacerdote Óscar Céspedes, dela parroquia San Cayetano, en el centro de San José.

Quizá por eso, y porque la Asamblea Legislativa es el filtro real para reformas legales en temas de derechos individuales, los obispos llamaron a sus feligreses a poner especial atención en la elección de diputados, más que en el sustituto de la actual mandataria, la católica practicante Laura Chinchilla. “Lo más importante no es el presidente. Para nosotros, es la Asamblea Legislativa, ahí es donde se marca el camino”, declaró el 15 de agosto, en rueda de prensa, el obispo Ángel Sancasimiro.

Ahora los sacerdotes lo repiten en las misas dominicales: pongan atención a los candidatos a diputados. Entre palabras les piden no elegir a esos que apoyan legalizar el aborto, las iniciativas para dar validez legal a las parejas homosexuales o la aplicación de la Fertilización in vitro (FIV), un método por cuya prohibición el país fue condenado en diciembre en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 

Esa es la consigna de este domingo: lanzar un mensaje fuerte “por la vida” alertando sobre cómo será la Asamblea Legislativa entre el 2014 y el 2018, pero sin pedir el respaldo por ningún aspirante presidencial. Ningún partido recoge todas las aspiraciones deseables para los líderes católicos costarricenses, que intentarán mostrar este domingo su capacidad de convocatoria en tiempos en que ninguna bandera política logra unir multitudes.

La Iglesia ya lanzó un señuelo: los asistentes a la marcha del domingo recibirán una “indulgencia plenaria” sobre todas sus culpas. Así lo anunció el famoso padre Sergio, encargado de la marcha que recorrerá un kilómetro entre el Parque Central de la capital hasta un parque de zonas verdes llamado La Sabana, a través del Paseo Colón. Por aquí, pero en sentido contrario, pasaron en julio cientos de manifestantes a favor de legalizar las uniones homosexuales.

mani antiaborto Costa Rica

Una protesta en la principal avenida de San José en agosto / Jeffrey Arguedas (EFE)

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