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La Iglesia católica de Ecuador marchó contra las mujeres y la educación sexual

Con mensajes de odio y discriminación, la manifestación atacó el derecho al aborto y la distribución gratuita de anticonceptivos o preservativos. Colectivos feministas, LGTBI e intelectuales se opusieron a las consignas de la convocatoria. A pesar de la amplia repercusión de la marcha, ningún partido político de izquierda se pronunció al respecto.

La movilización fue organizada por el Frente Nacional por la Familia, y contó con el apoyo público de las arquidiócesis católicas de Quito, Guayaquil y Cuenca. En estas tres ciudades, miles de personas se reunieron este sábado 14 de octubre para exigir que la Asamblea Nacional (AN) no apruebe el proyecto de Ley para la Erradicación de la Violencia de Género y las modificaciones a la Ley Orgánica de Salud.

“Rechazamos estas normas porque van en contra de la familia, la cual creemos que debe ser conformada por papá y mamá”, resumió el cura Pedro Endara. Con un discurso que poco hizo por disimular su intolerancia hacia la diversidad sexual, la Iglesia otra vez busca proyectar sus intereses sobre las políticas del Estado laico.

La marcha #ConMisHijosNoTeMetas también se opuso a la educación sexual en la malla curricular educativa. Hubo pancartas contra el derecho al aborto y la distribución gratuita de anticonceptivos o preservativos. Una postura medievalista, que expone los embates de estos grupos retrógrados hacia las mujeres y la salud reproductiva.

Algunos jerarcas eclesiásticos lograron amplia difusión para su convocatoria en los grandes medios de comunicación, tras burlarse rabiosamente del colectivo LGTBI. La imagen publicada por el cura César Piechestein es un lamentable ejemplo de esta prédica cavernícola, sobre la cual no hubo ningún pedido de disculpas.

Los dos proyectos de ley que se tramitan en la AN no son el único roce entre la Iglesia y el Gobierno. Una reciente disposición del Ministerio de Salud provocó la indignación de toda la curia, ya que instó a los médicos a dar asistencia clínica a mujeres en situación de riesgo producto de abortos clandestinos o espontáneos.

Envalentonados por el conservadurismo patriarcal que les ofreció Rafael Correa durante diez años, se oponen a todo mínimo avance en materia de interrupción voluntaria del embarazo o de educación sexual libre. Con muchas limitaciones, la ley ecuatoriana sólo permite abortar cuando la vida de la madre está en peligro o en el caso de violación a una mujer con discapacidad mental.

La próxima consulta popular incluirá una pregunta para la no prescripción de delitos sexuales contra menores de edad, lo cual seguro incomoda a curas, sacerdotes y obispos. Aunque dicen marchar “contra el abuso infantil”, a raíz de las recientes revelaciones de más de cien casos en una escuela fiscal de Guayaquil, nada dicen sobre la pedofilia que se practica en las instituciones educativas religiosas y el encubrimiento a sus responsables.

Organizaciones LGTBI, feministas e intelectuales se opusieron a las consignas de la marcha

En respuesta a la convocatoria, la plataforma Vivas Nos Queremos realizó una rueda de prensa en la sede de FLACSO, junto con representantes de colectivos feministas y LGTBI. Todos los oradores señalaron su profundo rechazo a los mensajes homofóbicos y misóginos difundidos, y pidieron “apropiarse de las modificaciones de la ley”, para defenderlas en la lucha.

“Estas manifestaciones llevan a situaciones de privilegio a las familias heteroformadas y violan el Estado laico, descalificando parejas que son de diversidad sexo genéricas”, afirmó el vocero del colectivo Amor Sí, Julio Neira. “No puede ser posible que las garantías que establece la constitución sean violentadas tan fácilmente”, concluyó.

La investigadora de FLACSO, Gioconda Herrera, hizo énfasis en la responsabilidad del Gobierno: “¿Cómo no pedir al Estado que intervenga cuando somos el segundo país con los índices más altos de embarazo adolescente?”, exigió.

Desmintiendo los argumentos de la convocatoria, la activista Silvita Buendía informó que “no existe ninguna ley en ciernes que esté reformando el matrimonio, o la adopción, o que vaya a despenalizar totalmente el aborto. Ningún acuerdo ministerial dice que no existe la noción biológica de hombre y mujer. Tampoco es verdad que en las escuelas y colegios se repartirán anticonceptivos o condones. No se le dará a elegir a los alumnos y alumnas de ninguna edad con qué género desean identificarse, o cuál es la orientación sexual que prefieren.”

A pesar de la amplia repercusión de la marcha, ningún partido político de izquierda se pronunció al respecto.

Habrá que redoblar esfuerzos para combatir los discursos de odio y discriminación que escupen las Iglesias. En otras palabras, alzar nuestras voces y poner el cuerpo en las calles para exigir educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, y aborto legal, seguro y gratuito para no morir.

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