El arzobispo de Canberra y Goulburn, Christopher Prowse, ha asegurado que “en el improbable caso” de que los sacerdotes australianos tengan conocimiento de un caso de abusos sexuales, no informarán de los mismos “si eso implica la violación del secreto de confesión”.
Prowse ha hecho estas declaraciones tras la aprobación de la nueva ley, que entra en vigor el próximo 1 de abril, que obliga a todos los ciudadanos de la capital australiana, incluidos los sacerdotes, a denunciar todos los casos de abuso infantil de los que tengan conocimiento. Si no lo hicieran, podrían enfrentarse a penas de dos años de cárcel.
“En el improbable caso de que se tenga conocimiento de un caso de abuso sexual a un menor en un confesionario, los sacerdotes aprovecharán la oportunidad para alentar y ayudar a la persona a informar a las autoridades civiles”, ha matizado el arzobispo en declaraciones recogidas por Crux Now.
“El abuso sexual de niños y personas vulnerables es, a su vez, un crimen y un pecado”, ha apuntado y, si bien “las autoridades civiles se ocupan de la delincuencia y el castigo”, la comunidad de la fe “trata con el pecado y el perdón, el apoyo y la sanación”. Por otra parte, Prowse ha explicado que, tratando“cumplir con la legislación del Gobierno”, la Iglesia australiana “continuará manteniendo ambientes seguros y acogedores” para los niños.