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La hora laica, el tiempo de lo público

Es tiempo de luchar por el laicismo, por la educación pública, por lo público, como decía Joan Manuel Serrat en la recepción del premio El Ojo Crítico de Radio Nacional de España.

Mariano Rajoy ha demostrado ya suficientemente que no le debe nada a nadie; ni a la ETA, por supuesto, ni a Rosa Díez, ni a la derecha cavernícola que se burló de él hasta el escarnio cuando querían entronizar en su puesto a la que ellos creían que podrían sacarle provecho (algo que por cierto hicieron, y siguen haciendo).

Ahora lo que Rajoy podría hacer, sugiero, es acabar con la dependencia que gran parte de su partido tiene con la Iglesia católica. La Iglesia católica, y las adherencias poderosas que tiene en el ámbito político, es la que ha conducido al PP a presentar en mala hora una propuesta de inconstitucionalidad contra la ley del matrimonio homosexual.

En el debate de investidura, Alfredo Pérez Rubalcaba explicó que quizá al Partido Popular le parezca bien que los homosexuales duerman después de comer, pero no ven bien que a eso lo llamen siesta. la metáfora sirve: lo que objetan los populares es que la unión homosexual se llame matrimonio. Y eso es lo que sostiene la iglesia, como si el nombre fuera la esencia de la ley que aprobó el parlamento y que reivindicaron durante años tantos homosexuales como los defensores de los derechos igualitarios de esos colectivos.

Es evidente que en el Partido Popular que hoy asume el Gobierno hay muchísima gente, líderes políticos incluidos, que no son partidarios de esa enmienda que estudia el Constitucional. Sería un gran alivio para el sentimiento de igualdad que debe imperar en este país que Mariano Rajoy decidiera revocar ese pronunciamiento, y que lo hiciera, si fuera posible, antes del 30 de diciembre, día en que la Iglesia quiere llenar, otra vez, el centro de Madrid para reclamar fidelidad a la familia cristiana que, según los obispos y quienes le siguen, no sólo es la garantía de la felicidad sino (lo dijo el obispo de Alcalá de Henares) que es el baluarte contra la crisis económica.

Es tiempo de luchar por el laicismo, por la educación pública, por lo público, como decía Joan Manuel Serrat en la recepción del premio El Ojo Crítico de Radio Nacional de España. Es tiempo de defender lo público, y lo público es la igualdad frente a los privilegios que la Iglesia y otros poderes quieren mantener para sí y para siempre.

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