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La Guerra de Granada no fue una “reconquista” sino una “cruzada tardía”

La Guerra de Granada forma parte de un fenómeno internacional que en Europa se ha denominado “cruzadas tardías” que estaba “inserto en el marco de una sucesión de guerras” entre cristianos y musulmanes, y definió “un reordenamiento geopolítico” del Mediterráneo en el que el Islam avanzaba en Levante y retrocedía en Occidente.

Una nueva investigación, en la que participa la UGR, descarta el término ‘Reconquista’ para definir la guerra y toma de la ciudad por los Reyes Católicos que culminó en 1492, ya que en esa época España no existía como país, por lo que no había nada que reconquistar.

La nueva publicación colectiva, dirigida por el profesor del departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Granada (UGR) Raúl González Arévalo y por el profesor de la Universidad de Toulouse-Jean Jaurès Daniel Baloup, ha revisado la historiografía sobre la Guerra de Granada (1482-1492), un conflicto al que tradicionalmente se le han atribuido elementos ideológicos que dificultaban su estudio.

Los investigadores han sostenido que la Guerra de Granada “ha sido históricamente utilizada para cumplir una función identitaria, primero por el nacionalismo romántico del siglo XIX y después por la dictadura de Franco”. Además, según exponen, “sirvió como narración al servicio de la creación o el reforzamiento de una identidad nacional española”. Dicha identidad “se constituía a través de la confrontación con el Islam, convirtiendo la Reconquista en un símbolo de orgullo nacional”.

Según ha apuntado la UGR, las investigaciones de las últimas décadas tratan de eliminar los matices ideológicos contemporáneos en el estudio del conflicto, para además poder otorgarle la significación internacional que tuvo. Como la Guerra de Granada desde un prisma tradicional “ha sido utilizada para reforzar esa identidad española, estaba intrínsecamente ceñida al espacio hispánico”. Romper esta perspectiva, según la universidad, “permite entender el conflicto como un fenómeno de mayor alcance, que se originó y extinguió dentro de la península, pero también en su contexto internacional”.

Su alcance “cruzaba las fronteras ibéricas que”, por otro lado, “no eran las fronteras de un país” como es asimilado actualmente bajo la concepción del Estado-nación, surgida en el siglo XIX. Precisamente por este motivo la Reconquista medieval “no puede significar la recuperación de una región perdida por España, porque España no existía como país”. En su lugar, durante toda la Edad Media, lo que hubo fue “un territorio fragmentado en diversos reinos sin unidad política entre ellos”.

Por todo esto, el concepto de “Reconquista” ya está “superado en términos académicos”, según ha explicado González Arévalo. Su estudio, por el contrario, explica la Guerra de Granada como la manifestación hispánica de un fenómeno internacional que en Europa se ha denominado “cruzadas tardías”. En consecuencia, “no se trata de un conflicto aislado”, sino que estaba “inserto en el marco de una sucesión de guerras” entre cristianos y musulmanes, Castilla y Granada, durante dos siglos y medio (1232-1492), dentro de un proceso de conquista feudal en el que los primeros terminaron venciendo.

Esas cruzadas tardías “no fueron iguales que las que llevaron a la conquista cristiana” de Jerusalén en 1099, ya que “no tenían como objetivo Tierra Santa sino confrontar el Islam de Europa”. Por ejemplo, según los investigadores, está documentado que caballeros cruzados procedentes de Francia, Borgoña, Inglaterra y Escocia acudían en el siglo XIV a la lucha contra los musulmanes de Granada, para obtener fama o por cuestiones religiosas.

Para dar luz a las consecuencias internacionales, los investigadores exponen en su estudio cómo la Guerra de Granada definió “un reordenamiento geopolítico” del Mediterráneo en el que el Islam avanzaba en Levante y retrocedía en Occidente.

La Guerra de Granada “significó precisamente un episodio de pérdida de poder” del Islam en Occidente. A su terminación le siguió la ocupación de ciudades norteafricanas como Melilla, Orán o Argel, ya a principios del siglo XVI. La contrapartida a este hecho es el avance del Islam en Europa oriental: los turcos continuaron su ocupación de los Balcanes hasta conquistar casi toda Hungría en 1525.

El estudio dirigido por González Arévalo y Baloup revisa el conflicto, “en contra de las posturas que lo han instrumentalizado”, aportando “una comprensión global de la Guerra de Granada, de su carácter internacional y de sus consecuencias más allá de la península ibérica”.

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