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“La eutanasia es un acto de amor. Es el fin del dolor”

Julio César González Quiceno, conocido como Matador, visitó ayer Circasia para participar del homenaje a su padre, Ovidio González Correa, el primer colombiano en acogerse al derecho de morir dignamente a través de la eutanasia, y quien nació en el Municipio Libre hace 81 años.

“Cuando uno vive el proceso desde tan cerca, empieza a darse cuenta que la eutanasia es un acto de amor. No es algo que tiene que ver con la muerte, la muerte es solo el fin de la misma. La eutanasia tiene que ver con el cese del dolor y con parar de sufrir. Cuando uno entiende eso, se da cuenta que es un acto lindo y humano. Las personas que hemos tenido a alguien cercano con una enfermedad terminal, podemos comprender mejor la situación. Soy un abanderado del derecho a morir con dignidad”, dijo.

El artista también aseguró que Colombia es un estado laico, donde todavía es tabú el hecho de que alguien quiera terminar con su vida de manera voluntaria.

“Desde que pasó lo de mi papá, ya no me invitan a hablar de caricaturas sino de eutanasia, y lo hago con orgullo, porque sé que después de la lucha de él, por lo menos 14 o 15 personas en Colombia han podido acceder a este derecho. Lo sé porque me han llamado y mi familia siempre ha estado dispuesta a ayudarles, sin embargo, este tema es un tabú, al ser este un país laico, la gente teme decir abiertamente que se ha sometido a una muerte digna. Les da miedo que los señalen”.

Así, se refirió a las exequias de don Ovidio, quien había dicho en vida no estar interesado en los rituales católicos, no obstante, por voluntad de su esposa, fue despedido con una homilía.

“Mi mamá es católica, por eso, antes de morir, mi padre le dijo que podía hacer lo que ella quisiera para despedirlo, a pesar de saber que la decisión que había tomado no era bien vista por la iglesia. No hay que desconocer que estas ceremonias son muy bonitas, entonces se hizo una homilía antes de la cremación, pero realmente fue negociada con mi madre”.

Finalmente, González Quiceno explicó que casi todos los humanos son educados para tenerle miedo a la muerte, por lo que siempre se ve en un futuro lejano y nunca se piensa en cómo va a ser ese día.

“Todo el tiempo que tenemos es finito. En esta sociedad les enseñamos a los niños a temerle a la muerte, que es malo y triste. Creo que deberíamos hacer un proceso de culturización, de enseñar que morir es algo normal y que hay que aceptarlo de manera humana. En nuestro caso, nos ayudó que mi papá tenía un muy buen sentido del humor y era de pensamiento libre, por lo que nos criaron en un hogar que tenía un poco de fe y un poco de ateísmo”.

Visita al cementerio Libre
En su visita al Quindío, Matador visitó el cementerio Libre de Circasia, teniendo en cuenta que don Ovidio era oriundo del municipio y considerado un hombre libre.

“El hecho de haber accedido a morir a dignamente se toma desde la libertad del individuo, entonces, como esta ha sido una cuna de hombres libres, es un hecho simbólico ir a conocer el cementerio”.

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