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La culpa es de Satanás

Se cuenta la historia de un granjero que quiso enseñar a su burro a vivir sin comer. Cada día le daba menos alimentos y el burro seguía viviendo. Un día, llegó a casa y su mujer desolada le dijo que el animal había muerto. El granjero le dijo: “¡Lástima! Ahora que estaba a punto de conseguir que viviera sin comer. Casi lo logramos”. Los seres humanos a veces nos comportamos así. Nos forzamos a hacer cosas que van en contra de nuestra naturaleza y nos autodestruimos. Ya sea por ignorancia, por educación o por seguir algunas creencias como la religión católica.

Nunca antes se había hecho una cumbre para poner sobre la mesa los abusos a menores dentro de la Iglesia por parte de sacerdotes.  Prometía mucho, pero todo ha quedado en agua de borrajas. El Papa ha dicho que la pederastia es un problema universal. Ha reconocido que es una monstruosidad que se dé también dentro de la organización católica y convierte a los religiosos que abusan de menores en instrumentos de Satanás.

Madre mía. Parece un texto salido de una película de terror. ¿No será que con el celibato forzado a los sacerdotes, la Iglesia está haciendo lo mismo que hacía el granjero con su burro? Esta muy bien que lo vean, pero si no cambian el funcionamiento ni toman medidas, seguirá ocurriendo. Si no le damos de comer al burro, este se muere. Siempre. Y privar al ser humano de su sexualidad por obligación puede conllevar muchos problemas psicológicos.

Ahora que la Iglesia parece que es consciente de lo que pasa, sale el Papa y con su verborrea habitual, visualiza el problema pero no aporta ninguna medida al respecto para solucionarlo. Luego, no acepta consejos.  Dice que más mujeres en la Iglesia no van a resolver el problema.  ¿Es alucinante, no? ¿Por qué temen tanto a las mujeres y al sexo? ¿Y si dejamos que los sacerdotes sean hombres, mujeres, heteros, gays o célibes por voluntad propia? ¿No se dan cuenta de han creado a unos monstruos reprimidos y malvados, que cometen el peor de los delitos? Abusar sexualmente de niños es repugnante. A mí esto del cielo y el infierno no me va mucho, pero si tuviera que apostar algo, creo que el demonio se quedó con el chiringuito hace tiempo.

Inma Sust

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