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La construcción de la paz según Benedicto XVI

"La libertad religiosa, camino para la paz", fue el tema elegido por Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz de 2011. No fue elegido al azar. Lo impulsaron numerosos atentados contra templos cristianos y asesinatos de fieles y sacerdotes que se cobraron cientos de vidas producto de la intolerancia y el fanatismo de personas pertenecientes a otros credos religiosos.

La lógica condena mundial a tantas muertes y la justificada preocupación de Ratzinger por el asesinato de cristianos no impide preguntarse si, tal como lo publicita, las religiones pueden ser “caminos” que contribuyan a la paz de las sociedades y al respeto de la dignidad de las personas.

La historia no las ayuda, tampoco al catolicismo romano. Guerras de religiones, conquistas, “etnocidios y transculturación”(1), torturas, hogueras y eliminación de personas de ambos sexos, aval ideológico a gobiernos dictatoriales como los gobiernos militares de América Latina, con sus secuelas de torturas, robos de bebés, violación del derecho a la identidad de las personas, persecución y muerte a sus propios fieles y clero, sin contar el fenómeno de los abusos sexuales a niños, niñas y jóvenes, son hechos que demuestran que las religiones (sobre todo la católico romana), lejos estuvieron y están de convertirse en “caminos para la paz”. La violencia física en nombre de Dios ha sido una constante en el tiempo, y es la que en estas épocas siguen empleando grupos fundamentalistas de cualquier credo para imponer sus convicciones.

No se equivoca el teórico del ateísmo Chiristopher Hitchens cuando sostiene en un capítulo de su obra que la “religión mata”, y relata sus experiencias en ciudades como Belfast, Beirut y  Belgrado, entre otras, donde se asesina por convicciones religiosas. “En Belfast he visto calles enteras quemadas por la batalla campal sectaria entre diferentes facciones cristianas…”. En Beirut… “el principal partido cristiano era en realidad una milicia católica denominada Falange…”; la cuestión en Belgrado (hasta la década de 1980, capital de Yugoslavia), se centra “en la creación de un Estado títere de los nazis, centrado en Croacia, que gozaba del amparo del Vaticano y que con toda naturalidad trataba de exterminar a todos los judíos de la región, pero que también desarrolló una campaña de conversión obligatoria dirigida a la otra comunidad cristiana” (se refiere a los cristianos ortodoxos, la mayoría serbios) (2).   

El problema no es la libertad religiosa, reconocida en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, en constituciones y legislaciones nacionales. El problema está en su ejercicio que ofrece matices variados. Entre estos aparece la violencia física, los asesinatos y muertes en nombre de Dios y, también, la violencia verbal que discrimina, desprecia y denigra a personas e instituciones. Este es el caso del catolicismo integrista que actualmente gobierna la institución y que tiene como principal protagonista al actual Papa.

De manera que el mensaje de Benedicto XVI es una buena oportunidad para evaluar cómo hace el jefe católico para construir la paz que publicita, y el grado de coherencia entre lo que aconseja con lo que practica la Iglesia Católica y su oligarquía.

¿A qué paz se refirió el líder católico? Fueron varios los planos en los que reflexionó Ratzinger sobre la libertad religiosa. El plano jurídico (la libertad religiosa como derecho de las personas; el respeto debido a los pactos internacionales sobre la materia); el plano religioso (la paz como don de Dios; deseos de serenidad); la discriminación (según el Papa, “Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe”); la importancia de la libertad religiosa en la dignidad de la persona humana, el respeto que debe manifestarse hacia los otros creyentes y el rol que tienen la familia y la educación para consolidar la libertad religiosa. Nada nuevo.

Finalmente hizo referencia a la paz como “un proyecto que realizar, pero que nunca se cumplirá totalmente”. Habló de una sociedad que “reconciliada” con Dios, puede estar más cerca de la paz. Luego la define: “La paz, por el contrario, es el resultado de un proceso de purificación y elevación cultural, moral y espiritual de cada persona y cada pueblo, en el que la dignidad humana es respetada plenamente” (3).

Sin embargo, el mensaje del Papa ha sido precedido por hechos que niegan aquellos anhelos de reconciliación y respeto a la dignidad de las personas. Una cosa son las palabras de Benedicto XVI, otras los hechos. Cabe entonces un interrogante: ¿Trabaja el integrismo católico por el pleno respeto de la dignidad humana, a fin de construir el camino para la paz que propone? Es aquí donde aparece la violencia verbal y la discriminación.

Construcción de la paz denigrando a las personas e instituciones

La paradoja del catolicismo integrista es que mientras por un lado elabora y publicita encíclicas, documentos, mensajes y propone jornadas y encuentros religiosos, por el otro insulta, denigra y discrimina a sus propios fieles y a los no católicos.

Los ejemplos sobran, y en todos, está la mano de quien sostiene que la religión es un camino para la paz. Mencionemos brevemente algunos casos de cómo el integrismo católico es ejemplo de sosiego y buena correspondencia, de reconciliación y vuelta a la amistad, de respeto a la dignidad de las personas.

a) Respeto a la dignidad de las víctimas de curas abusadores sexuales: durante decenas de años miles de niños, niñas, jóvenes abusados sexualmente (y sus respectivas familias), fueron silenciados, amenazados y denigrados en su dignidad no sólo por la actitud de papas y obispos cómplices de criminales, sino por un sistema jurídico perfectamente ideado para encubrir y proteger a los abusadores.

Vacíos pedidos de perdón, fingidos mensajes a las víctimas, pago de indemnizaciones cuya exclusiva intención es la compra del silencio de los abusados para que obispos y curas delincuentes no se sienten en el banquillo de los acusados, reuniones del Papa con algunas víctimas (elegidas a dedo para guardar el “debido respeto” al jerarca no vaya a ser cosa que se lo insulte), la aparente “colaboración” con la justicia civil, y la tardía modificación de las normas jurídicas aplicables (cuyo respeto a las garantías del debido proceso legal están por verse), fueron medidas tomadas para salvar la poca credibilidad de la iglesia más que para reparar el daño a los niños abusados, dejando ver la hipocresía de quienes dirigen la institución y el insulto a la dignidad de las víctimas y sus familias.

No habrá respeto a la dignidad de las víctimas, ni aportes a la reconciliación, vuelta a la amistad y a la concordia si la iglesia las silencia y no permite que se escuche su grito. Como señala Pablo Richard “… falta lo más importante: escuchar el grito de las víctimas. Toda la problemática de la pedofilia debe ser analizada y juzgada por ellos mismos y desde su propia realidad. Los que han sido víctimas tienen derecho a ser sujetos de su propia vida, sujetos de la reconstrucción de sus vidas y sujetos de la reconstrucción de los hechos de los cuales ellos han sido víctimas. No desean que sean otros, incluso sus victimarios, los que hablen por ellos. Exigen ellos mismos una explicación sobre el por qué la Iglesia ocultó a los clérigos y obispos pedófilos” (4).

b) Respeto a la dignidad de los divorciados vueltos a casar: calificados de “plaga” en la Exhortación Apostólica Postsinodal “Sacramentum Caritatis” escrita por Benedicto XVI. En el Nº 29 sobre la “Eucaristía y unidad del matrimonio”, se dice: “… está más que justificada la atención pastoral que el Sínodo ha dedicado a las situaciones dolorosas en que se encuentran no pocos fieles que, después de haber celebrado el sacramento del Matrimonio, se han divorciado y contraído nuevas nupcias. Se trata de un problema pastoral difícil y complejo, una verdadera plaga en el contexto social actual, que afecta de manera creciente incluso a los ambientes católicos”.

Calificar de “plaga” a la realidad del divorcio (y a quienes se han divorciado), no es la mejor manera de trabajar por la paz, ni respetar la dignidad de mujeres y varones que  no pudieron, no supieron o no quisieron “cumplir” con las normas relativas al matrimonio católico. La paradoja es que, mientras se los insulta y excluye, se elaboran planes pastorales para que “vuelvan” a la iglesia.

c) Respeto a la dignidad de los nuevos modelos de familias: la dinámica de los tiempos y de los hombres han hecho surgir nuevos modelos de familia que, como fenómenos sociales y culturales presentan problemas diversos que deben tener regulación legislativa por parte de los Estados.

Las ciencias que se dedican al estudio del fenómeno hablan de familias de homosexuales, de lesbianas, familias ensambladas, familias de curas casados con hijos, familias monoparentales, de madres solteras, de mujeres solas.

No obstante, el integrismo católico insulta y desprecia a esas nuevas familias sosteniendo que no son “verdaderas”, es decir, son falsas familias. Benedicto XVI no tolera que los gobiernos democráticos laicos legislen para brindar tutela legal a la problemática que presentan esos grupos humanos. Así sostuvo que “la sociedad no debe alentar modelos alternativos de vida doméstica en nombre de una supuesta diversidad” (5).

Siguiendo la misma línea discriminatoria y excluyente, la Conferencia Episcopal Argentina sostuvo en su trabajo denominado “Educación para el amor”, lo siguiente: “Madres y padres solteros, uniones de hecho divorciados vueltos a casar, familias ensambladas, hijos extramatrimoniales… constituyen nuevos núcleos familiares alejados del modelo de familia provenientes el Dios Uno y Trino y de la Sagrada Familia de Nazareth. Debemos reconocer que son realidades familiares que merecen respeto y comprensión, pero que ciertamente no son modélicas: la familia se funda sobre el amor y consagración de un varón y una mujer unidos en matrimonio, con el fin de crecer en el amor y donar vida en la procreación” (6).

El párrafo no deja lugar a dudas en cuanto niega la libertad de elección de mujeres y varones en materia familiar, despreciando la autonomía del hombre; en segundo lugar, el agravio a todas aquellas personas de buena fe que eligieron uno de aquellos estados o fueron llevados a ellos por las circunstancias de la vida; tercero, la falacia de creer que sólo en el matrimonio del dios católico se “crece en el amor”; cuarto, el anacronismo de pretender que en pleno siglo XXI los matrimonios sean como la “sagrada familia”, el matrimonio Josefita, matrimonio no consumado si es verdad que María no tuvo relaciones sexuales con José, y donde no hay evidencias que la sexualidad de esa pareja se haya vivido en plenitud. En el imaginario de los obispos, el “ejemplo” de familia es un ideal de otra cultura y de otro tiempo, cuyos detalles de convivencia y roles se sabe prácticamente nada.

Como sostiene el teólogo católico Juan José Tamayo, “la familia cristiana idealizada como ejemplo de virtudes, con la sagrada familia de Nazaret como modelo a imitar. Una familia en la que el padre no es padre, la madre es virgen y el hijo es Dios. ¡Imposible de imitar!” (7).
Desde esa posición extrema y discriminatoria ¿qué credibilidad se puede tener, cuando se dice que la religión es un “camino para la paz” y de respeto a la dignidad de las personas?

d) Respeto a la dignidad de los homosexuales: el colectivo homosexual viene siendo atacado sistemáticamente por las autoridades eclesiásticas, no obstante contar entre sus filas con un elevado índice de cardenales, obispos, sacerdotes y seminaristas homosexuales (8).

Son innumerables las descalificaciones y el menosprecio a su dignidad: desde considerar que la homosexualidad es una “enfermedad curable”, pasando por la persecución y purga de seminaristas con tendencias homosexuales, hasta la oposición que a fines de 2008 llevó a cabo la Santa Sede contra la propuesta de Francia en el seno de la ONU para despenalizar universalmente la homosexualidad (9).

Asimismo, en el mensaje del Pontificio Consejo para la Familia en el Sexto Encuentro Mundial de las Familias celebrado en México en 2009 se sostuvo que "la homosexualidad no es un componente necesario de la sociedad, como lo es la familia".

También el mensaje que Benedicto XVI dirigió a fines de 2008 a la oligarquía vaticana (la Curia), “calificó la confusión de los sexos como una amenaza tan grave para la humanidad como los cambios climáticos que registra el planeta” (10).

Con estas palabras y gestos ¿qué tipo de reconciliación y paz puede existir con la comunidad gay?

e) Respeto a la dignidad de las mujeres: la discriminación por razones de sexo es la más brutal y primitiva. Eso es lo que sufre el colectivo femenino en la iglesia católica.

Falta de participación igualitaria de las mujeres en la organización eclesial, capacidad jurídica limitada según el Código de Derecho Canónico, ausencia de igualdad de oportunidades con los varones para ocupar cargos y tomar decisiones, y la injustificada exclusión del sacerdocio son hechos que confirman el no respeto de la dignidad del género femenino.

La Carta Apostólica Mulieris Dignitatem sobre la “dignidad” y la vocación de la mujer, “una carta farragosa, de complicada teología tradicional” (11), firmada por Juan Pablo II con el acompañamiento teológico de Ratzinger, contiene no sólo la visión masculina de la mujer, una marcada obsecuencia en sus términos para con el género femenino sino que se le endilga a Jesús de Nazaret un machismo que no tuvo.

Esta carta de 1988 debe complementarse con otra del 22 de mayo de 1994 denominada Ordinatio Sacerdotalis donde Juan Pablo II, “magno” en encubrir pederastas, hizo apología de la misoginia al decir: “… declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”.  

Las católicas tampoco tienen tutela de su dignidad en lo jurídico desde el momento en que la Santa Sede no ha suscripto ni adherido a la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, adoptada y abierta a la firma, ratificación o adhesión, por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 34/180 del 18 de diciembre de 1979.

f) Respeto a la dignidad de los teólogos: el colectivo de teólogas y teólogos católicos viene sufriendo constantes ataques por parte de la oligarquía vaticana como consecuencia del ejercicio de la libertad de investigación y expresión.

En efecto, la iglesia posee un organismo que controla la libertad de pensamiento, la Inquisición, que todavía subsiste pero con el nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe y aplica la censura (regulada en los cánones 823 y 827 a 831), mediante dos tipos de procedimientos (ordinario y urgente), según el “Reglamento para el examen de doctrinas”. Cientos de estos especialistas se han visto delatados, perseguidos y expulsados de la institución durante los gobiernos de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El caso más cercano en nuestro país es el del reconocido biblista Ariel Álvarez Valdés, quien decidió dejar el sacerdocio luego de un largo período conflictivo con el Vaticano por sus estudios bíblicos y que culminaron por la opinión que manifestó sobre la inexistencia de Adán y Eva.

El caso fue paradigmático por cuanto se le pidió que se retractara por una posición doctrinal aceptada por la propia oligarquía católica: “La carta que me ha mandado mi obispo dice que a mí me suspende de toda enseñanza porque, con mis afirmaciones, causo perplejidad a la gente. Reconoce por escrito que no tengo ningún error dogmático, simplemente lo que hago es causar perplejidad”.

El cinismo, sumado al trato agresivo para con el experto, se reflejaron en estas palabras: “Cuando yo les escribí diciendo que estas cosas las dicen también casi todos los teólogos católicos, me contestaron que es cierto, que las cosas que yo digo en mis libros y en mis artículos las dicen otros teólogos católicos, pero ellos las dicen en libros técnicos, densos, de difícil acceso, y yo las digo de una manera divulgativa para todo el mundo “, reveló (12).

El cerco contra la libertad de investigación y expresión de teólogos y teólogas se cierra con la Instrucción Donum Veritatis sobre la vocación eclesial del teólogo, cuyo Nº 36 establece: “… no se puede apelar a los derechos humanos para oponerse a las intervenciones del Magisterio. Un comportamiento semejante desconoce la naturaleza y la misión de la Iglesia…”.

El documento citado difícilmente sea un elemento que construya el “camino para la paz” y respeto a la dignidad de teólogas y teólogos.

g) Respeto a la dignidad de los sacerdotes casados: calificados de traidores, aquellos sacerdotes que se enamoran y deciden casarse deben dejar la institución por una ley (la del celibato), que no tiene sustento evangélico (varios apóstoles eran casados), ni histórico (hasta que se decidió imponerlo los curas podían casarse; incluso existieron papas casados y otros con hijos).
El trato inhumano que reciben aquellos que, honestamente, solicitan la dispensa se manifiesta en las normas jurídicas aplicables y en el procedimiento de tipo inquisitorial. Sostuvimos en otro trabajo que las consecuencias son claramente vejatorias: “a) destierro del cura de todo lugar donde sea conocido su estado sacerdotal; b) si desea contraer matrimonio este tiene que ser de manera secreta, sin festejos; c) mantenimiento del secreto de la dispensa y el matrimonio del secularizado (aunque el obispo puede autorizar que se comunique a parientes y amigos); d) prohibición de ejercer la docencia en facultades, institutos, escuelas” (13).

Y el último insulto a la dignidad de los sacerdotes casados fue la Constitución Apostólica "Anglicanorum coetibus" por la cual Benedicto XVI permitirá que sacerdotes anglicanos casados ingresen a la Iglesia Católica y ejerzan su ministerio.

Todo un ejemplo de respeto a la dignidad, equidad y reconciliación con los más de 150.000 sacerdotes católicos casados tratados oportunamente de “traidores”, y que podrían prestar sus servicios de modo más idóneo y creíble (por la experiencia ganada en su vida matrimonial, sexual y educación de los hijos), que el resto de los “expertos” que tienen prohibido enamorarse, prohibido tener relaciones sexuales, prohibido manifestar sus sentimientos amorosos a otro varón o a una mujer, y prohibido tener hijos (en teoría, se sabe que la realidad indica otra cosa),

h) Respeto a las iglesias cristianas: la Declaración Dominus Iesus, ratificada y confirmada por el Papa Juan Pablo II el 6 de agosto de 2000 (con aval de Ratzinger), no es un ejemplo de respeto y construcción de un camino para la paz con las otras denominaciones cristianas. En el Nº 17 se considera a la Iglesia Católica como “la Iglesia verdadera” frente a las “iglesias particulares” (Ortodoxas), y las “Comunidades eclesiales” (Protestantes y Anglicanas), descalificándolas en el sentido "que no son Iglesia en sentido propio".

Las políticas dirigidas al ecumenismo y diálogo interreligioso, las múltiples jornadas para trabajar por la unidad de cristianos de diversas denominaciones, los documentos y doctrinas respectivos, de nada sirven por cuanto se ven aplastados y contradichos por esa declaración aún vigente.

Pueden agregarse otros “gestos” para construir la paz y la reconciliación con otros credos, por ejemplo, el discurso dirigido a los musulmanes en Ratisbona y respecto a los judíos, el caso Williamson y los obispos lefevristas.

i) Respeto a la dignidad de los pueblos originarios de América Latina: en el mensaje que Benedicto XVI envió a la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil, la grosería y falta de respeto hacia la dignidad de los pueblos originarios se plasmó en estas palabras: “Pero, ¿qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. En efecto, el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña. Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta” (14).

“Conocer y acoger a Cristo”, mediante la transculturación, el etnocidio, la quema de libros sagrados, la destrucción de culturas, el saqueo de recursos naturales y, por supuesto, la imposición del catolicismo como religión para “salvar” a los que no tenían alma.

Para cerrar el respeto a la dignidad de los pueblos originarios sostuvo: “La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado”.

Un claro ejemplo de construcción de un camino para la paz

j) Respeto a la democracia y laicidad de los Estados: el catolicismo tiene una deuda importante con la democracia en dos planos: el interno, por su organización y funcionamiento monárquico, vertical y sin participación de los laicos en la elección de los dirigentes ni en la toma de decisiones. El externo, por su continua política de avalar gobiernos militares en A. Latina, garantía ideológica mediante “mitos de legitimación”, como sostiene Miguel Rojas Mix.

El golpe militar en Honduras, con el apoyo de la Conferencia Episcopal de ese país y con destacada actuación mediática del cardenal golpista Rodríguez Madariaga, es el último ejemplo de respeto al sistema democrático y a esa forma de convivencia.

El caso de la última dictadura en Argentina tiene todavía heridas abiertas: el infantil y vacío pedido de perdón de la iglesia cómplice no alcanzó para reconciliarse con los familiares de sus propios fieles y clero asesinado, ni con los familiares de los ex detenidos-desaparecidos. El caso Von Wernich es paradigmático.

En cuanto a la laicidad de las sociedades y los Estados, también es atacada por el integrismo católico con la pretensión de imponer su visión en el plano social, cultural y familiar so pretexto de ejercer la libertad religiosa. El último mensaje de Ratzinger criticando la educación sexual y el “monopolio” estatal en materia religiosa es un ejemplo de ello.

El de las políticas públicas es uno de los sectores donde más injerencia pretende tener la institución con la colaboración de cierta dirigencia política servil. Trabando la educación sexual en las escuelas, oponiéndose a la aplicación de leyes de salud sexual y reproductiva y fomentando en las sombras la inserción de profesionales católicos en los comités de bioética de hospitales públicos con el objeto de influir en las decisiones de aquellas mujeres que, encontrándose en las circunstancias de un aborto no punible, solicitan la interrupción del embarazo.

El otro sector es el de la legislación, presionando a los parlamentarios (católicos y no católicos), para que voten en contra de aquellos proyectos de leyes laicas que tienen que ver con temas que hacen a la libertad de elección en materia de ética laica familiar. En nuestro país se observó el violento lobby católico utilizando el terrorismo espiritual, llamando a “guerras santas” y presagiando realidades apocalípticas. 

Del breve análisis realizado surge lo contrario a lo propuesto por Benedicto XVI: no sólo no hay “pleno respeto a la dignidad” de homosexuales, mujeres, teólogos, sacerdotes casados, divorciados, ni víctimas de curas pedófilos; no hay “reconciliación” con la democracia, ni víctimas de las dictaduras militares de A. Latina, ni con los pueblos originarios. Tampoco hay acciones concretas que demuestren un claro respeto a la democracia y laicidad de los Estados.

Si tal como lo afirma Benedicto XVI la paz es un “proceso de purificación y elevación cultural, moral y espiritual de cada persona y cada pueblo”, las evidencias mencionadas demuestran que el integrismo católico no forma parte de ese proceso, no construye ni le importa construir la paz que publicita.

No se tiene credibilidad ni autoridad moral para predicar sobre la paz y el respeto de la dignidad de las personas haciendo lo contrario de lo que se predica. Como sostuvo Mark Twain, “La Iglesia siempre intenta que los demás se reformen. No sería mala idea que se reformara ella un poco, para dar el ejemplo” (15).

El autor: Carlos Lombardi es abogado, profesor de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo, Conjuez en la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, miembro de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional y doctorando en derecho (FD – UNCuyo).

NOTAS
(1) Báez, Fernando, El saqueo cultural de América Latina, 1ª ed., Bs. As., Debate, 2009.
(2) Hitchens, Christopher, dios no es bueno, 1º ed., Bs. As., Debate, 2008.
(3) Mensaje de Benedicto XVI para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2011: la libertad religiosa, camino para la paz, en www.vatican.va/…xvi/…/hf_ben-xvi_mes_20101208_xliv-world-day-peace_sp.html –
(4) Pedofilia y poder sagrado, en www.atrio.org/2010/04/pedofilia-y-poder-sagrado/ –
(5) “Fuerte rechazo de Benedicto XVI a las familias alternativas”. Fuente ANSA.
(6) Pagina 53.
(7) “Sagrada familia, ¿ejemplo a imitar?”, en www.redescristianas.net/…/sagrada-familia-¿ejemplo-a-imitarjuan-jose-tamayo-teologo/ –
(8) “Son muy hipócritas porque mientras firman un manifiesto en contra de los gays tienen la mano en la entrepierna del secretario”, “Jaume Santandreu i Sureda, cura gay y el cura de los pobres en Mallorca: “La Iglesia es la mayor de las dictaduras que existen, la más perfecta y cruel”, en www.redescristianas.net/…/jaume-santandreu-i-sureda-cura-gay-y-el-cura-de-los-pobres-en-mallorca-la-iglesia-es-la-mayor-de-las-dictad… –
(9) www.elpais.com/…/Vaticano/…/despenalizar/homosexualidad/…/Tes.
(10) edant.clarin.com/diario/2008/12/23/um/m-01827788.htm
(11) A los veinte años de la “mulieris dignitatem”. Feminismo en la Iglesia Católica
Roser Puig Fernández www.redescristianas.net/…/a-los-veinte-anos-de-la-mulieris-dignitatem-feminismo-en-la-iglesia-catolicaroser-puig-fernand… –
(12) edant.clarin.com/diario/2010/03/15/…/s-02159416.htm
(13) “El celibato sacerdotal: abuso de poder”, en www.redescristianas.net/…/el-celibato-sacerdotal-abuso-de-podercarlos-lombardi-docente-de-la-uncuyo/
(14) www.ssbenedictoxvi.org/mensaje.php?id=706 –
(15) Konner, Joan, La Biblia del Ateo, Seix Barral, Barcelona, 2008.

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