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La Ciencia y sus Demonios : La Universidad de Granada retira su apoyo a un curso sobre Pseudociencia

La Asociación «Granada Laica» consigue la retirada del reconocimiento académico de la Universidad de Granada a un curso sobre pseudociencia.

La Asociación «Granada Laica» consigue la retirada del reconocimiento académico de la Universidad de Granada a un curso sobre pseudociencia.

 

La Facultad de Psicología de la Universidad de Granada incluyó recientemente en su programa de Actividades Culturales, con un reconocimiento de ocho créditos para sus estudiantes, un curso sobre “Enfoque de Soluciones Sistémicas”, impartido por instituciones tales como “Constelación México” o “Instituto de soluciones sistémicas” que sigue y enseña la pseudoterapia denominada “Constelaciones Familiares”.

¿Y qué narices es eso? se preguntarán ustedes. Pues bien, según el mencionado Instituto, se trata de una psicoterapia dirigida a “establecer un nuevo momento de equilibrio en nuestras relaciones personales a través de sacar a la luz las dinámicas inconscientes detrás de los problemas y recuperar el lugar de dignidad que nos corresponde“. Supongo que el lector se habrá quedado como estaba, dado que nos encontramos ante la típica definición pseudocientífica que no dice prácticamente nada de su funcionamiento.

A priori, la cosa no suena muy seria, pero habría que explicar que todo esto se basa en las tesis del psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, que a partir de la creencia en una especie de “alma colectiva”, creó toda una disciplina sustentada en que detrás de los problemas individuales siempre hay  un problema sistémico que tiene sus raíces en la historia de vida de las generaciones, es decir, que se manifiesta en el presente pero que procede del pasado. Así puede haber problemas familiares no resueltos que ocurrieran a lo largo de la historia de la familia actual o de generaciones anteriores, tanto por línea paterna como la materna. La terapia de las constelaciones familiares pretende resolver el problema psicológico actual resolviendo el conflicto del pasado.

Así puede leerse en la web del Instituto Constelación México que “las Constelaciones Familiares trabajan con personas del grupo para representar a los familiares que están involucrados en el problema que el consultante manifiesta en la sesión. A través de colocar libremente a los representantes se obtiene información del sistema familiar hasta ese momento no verbalizada por el consultante (movimiento fenomenológico); esta nueva información nos muestra un panorama de las relaciones y las emociones de la familia del consultantes que él mismo no tenía registrado o que hasta ese momento no había podido mirar“.

Ahí es nada: su complejo de inferioridad puede deberse a que varias generaciones atrás corrieran a gorrazos a un tatarabuelo, cuyo trauma quedó impreso en la historia familiar y se la está liando a usted parda. Reuniendo a unas cuantas personas que representen al vapuleado, al que le dio de gorrazos, y unos cuantos más, usted puede salir de la sesión con un ego más engrandecido que el de D. Josemari Aznar. Fastuoso.

Pues bien, a un curso sobre tales barbaridades, fue al que la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada otorgó nada menos que ocho créditos de libre configuración. Dicho sea de paso, el cursito de marras se impartía en un hotel de la ciudad, como puede verse en el cartel que encabeza estas líneas.

La asociación Granada Laica, denunció el patrocinio de la Facultad a tal evento pseudoterapéutico, lo que fue inmediatamente respondido por el Decano de la misma, que anunció la anulación del reconocimiento del curso por el que otorgaba los ocho créditos, reconociendo que no se habían cumplido los requisitos y normativas necesarias para su aprobación.

A pesar de la incorrecta inclusión del curso en el programa de Actividades Culturales de la Facultad de Psicología de Granada, es de agradecer la rápida reacción de la institución, y especialmente de su Decano, el Dr. Antonio Maldonado, por su ejemplar decisión y determinación. El grupo «Granada UNI Laica» ha publicado un comunicado que puede leerse aquí.

No nos gustaría acabar esta entrada sin comentar un aspecto que nos parece muy importante, y que suele emplearse como argumento para calificar este tipo de decisiones como intransigentes, inquisitoriales y fascistas.

Negar el reconocimiento académico a un curso sobre terapias pseudocientíficas sin base ni eficacia reales no es censurar. No ofrecer un aval institucional a una disciplina oscurantista que no tiene base alguna no es ser fascista.

Por el contrario, no validar este tipo de creencias únicamente significa ser coherente con los objetivos universitarios. La Universidad debe ser una herramienta de la sociedad para formar y preparar de forma integral a sus ciudadanos, con la intención de que puedan enfrentarse a la vida profesional y personal con una serie de conocimientos que les preparen para no caer en la alienación y en la esclavitud. El objetivo de la Universidad es formar personas «cultas», formar hombres y mujeres en el más amplio y completo sentido del término «culto». Muchos creemos que alcanzar una sociedad justa, plural y libre, únicamente puede conseguirse recorriendo este camino.

Así pues, no resultaría coherente y supondría corromper los más elementales principios universitarios el lanzar a nuestros alumnos en brazos de la superstición y la mitología, equiparándolas a los métodos de conocimiento racionales. Mucho cuidado: no se trata de evitar la evaluación, crítica y discusión de cualquier tipo de idea, algo que también debería ser parte del alma universitaria; se trata precisamente de todo lo contrario: de no aceptar sin discusión y sin un análisis crítico supercherías sin ningún tipo de base contrastable.

Impartir un curso universitario afirmando que existe una especie de memoria familiar que influye en nuestra personalidad y que puede producir desórdenes mentales para, tras aceptarlo sin rechistar, proponer métodos de tratamiento psicológico no comprobados ni controlados no es tolerancia, sino superstición y ocultismo.

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