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Jesús Nazareno recorrió el centro de San Fernando como Regidor Perpetuo

COMENTARIO: En este caso los concejales del PA, PP y PSOE en el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz) deciden, vulnerando los más mínimos principios de aconfesionalidad del Estado, otorgar a una estatua religiosa el título de regidor perpetuo de la villa.

Aparte de lo absurdo de nombar regidor a una estatua, supone un claro incumplimiento del deber de neutralidad que nuestra Constitución ampara, y de la doctrina del Tribunal Constitucional que establece que el Estado no puede confundirse con cualquier doctrina particular. Se trata de un caso más de confesionalismo trasnochado y más propio del nacionalcatolicismo.

Lamentablemente la ciudadanía no responde, por el momento, a estos ataques a su libertad de conciencia y a sus derechos.


Con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno mirando al pueblo de San Fernando y con las notas del Ave María de Schubert todavía en el ambiente, se procedió a la lectura del acta del acuerdo plenario de la Declaración de Regidor Perpetuo, un expediente que comenzó en 1995 y que quince años más tarde hace realidad el sueño de toda una hermandad y de los miles de devotos del Señor de La Isla.

Fue el propio promotor de la concesión, José Moreno Fraile, quien se encargó de glosar la historia de la hermandad y su vinculación con la ciudad y con el Ayuntamiento, después de que se oyeran las notas del Hosanna in excelsis, de Óscar Navarro.

El 20 de abril de 1995 se presentó la solicitud para que Jesús Nazareno obtuviera el nombramiento que fuera aprobado por el Pleno el 27 de noviembre de 2009, recordó Moreno Fraile. “Si constituyó un honor impulsar este nombramiento, lo es más, al convertirme en la voz de esos miles de hermanos e isleños que con su firma lo apoyaron”.

“Hace 15 años el sueño de los hermanos del Nazareno era vivir justo el momento en el que nos encontramos, aquí en el atrio. Por eso, ante todo, quiero desde aquí expresar el agradecimiento más profundo al señor alcalde y a los miembros de la Corporación Municipal por ese acuerdo unánime y cómo no, a nuestro arcipreste, el Padre Salvador y a nuestro pastor diocesano, don Antonio Ceballos por acceder a esta demanda del pueblo isleño. Y este sueño ha sido posible porque el entonces hermano mayor de la cofradía, Cristóbal Valle, vio con buenos ojos y aprobó esta iniciativa de los hermanos y devotos, sumándose años después en la lucha, junto con José Manuel Chamorro Oanes para que este nombramiento se consumara”.

Bastón de mando
A partir de ahí se procedió a la entrega de la insignia de la Corporación, que es una réplica de la medalla capitular en miniatura, y del Bastón de mando, los dos atributos que certifican la calidad de Regidor de la ciudad. Igualmente, se hizo entrega del pergamino acreditativo del ofrecimiento al hermano mayor de la hermandad. Todo como estaba previsto en el protocolo.

Tras la interpretación de La leyenda del Viejo, de Juan J. Castellano, dirigida precisamente por su autor, el hermano mayor, Marco Antonio Serván García, se dirigía a la ciudad para agradecer en nombre de la hermandad el título de Regidor Perpetuo que durante tantos años han estado esperando, desde que la iniciativa de un hermano -en referencia a Moreno Fraile- puso en marcha la esperanza colectiva.

Servan García fue breve pero desgranó en las pocas palabras lo que se estaba sintiendo en el seno de la cofradía en uno de los días más importantes de su historia, y recordó a los que lo precedieron en el cargo y que han sido partícipes de la efeméride.

Pero fue el obispo de la Diócesis, Antonio Ceballos Atienza, quien en su también breve discurso dimensionó un acto que enquistó en la propia historia de la ciudad, uniendo los tiempos actuales en los que son por miles las personas que acuden a rezar al Señor de la Isla, con aquellos de hace 200 años cuando comenzó a fraguarse una Constitución sitiados por el enemigo. “Seguramente, ellos también rezaron y pidieron a Jesús Nazareno”.

El Padre Nuestro, en la voz de la cantante India Martínez, se extendió por toda la plaza, mientras que el alcalde de la ciudad, Manuel María de Bernardo, ocupaba su lugar para finalizar con las intervenciones en esa noche que días atrás el delegado de Presidencia y delegado especial para esta ocasión histórica, Francisco Romero, calificaba como una noche “de la música y la palabra”.

“Hoy sábado de estas postrimerías de junio, en el comienzo del periodo estival, aún no es de noche y tampoco madrugada de Viernes Santo. Pero Tú, Señor, haces posible que la fraternidad se acentúe, agrupando a hombres y mujeres en esta plaza. Y aquí, en La Isla, hoy, es el cielo el que baja deshecho en luz y amor para unirnos todos contigo: Jesús Nazareno…”, dijo el alcalde haciendo mención a la especial presencia de la sagrada imagen en las calles de San Fernando en fecha tan lejana de su salida procesional.

“Festejar, conmemorar y solemnizar, es tener una memoria común, una conciencia de nosotros mismos en compañía de otros. Es nuestra propia biografía compartida. La ceremonia que estamos celebrando es un elogio de dos ideas fundamentales y alentadoras: convivencia y devoción, ambas tan importantes y frágiles; tan íntimas y tan públicas a la vez…”, dijo el alcalde.

Por qué regidor
Manuel de Bernardo se preguntó a sí mismo por qué la Declaración como Regidor, y no como Alcalde. “Porque San Fernando, en su antigua costumbre – que además, es fuente del derecho – siempre te llamó Regidor y contigo, Jesús Nazareno, no habrá confusión en la denominación, ni visión de contraste con otras imágenes de especial devoción …”, se contestó.

También hizo mención De Bernardo al pasado, recordando que es la segunda vez que el Ayuntamiento concede esta distinción a una imagen -con un especial procedimiento- “y lo hace en la creencia de que en este otorgamiento está representado todo el pueblo de San Fernando; al igual que lo estuvo en la concesión a la Patrona”.

“El Ayuntamiento ofrece y declara con este título a Jesús Nazareno, como ofrenda y homenaje del pueblo isleño, unido a la devoción imperecedera y secular que junto a la Virgen del Carmen, sustentan la fe de la ciudad”.
El acto oficial, magníficamente conducido por el periodista Manolo Casal, que invitó al regidor Perpetuo a entrar en la plaza del Rey, finalizó con las interpretaciones de los himnos de Andalucía y España por parte de la banda de música de la Hermandad del Nazareno.

La vinculación de la imagen del Señor de La Isla con la ciudad
“Dice la leyenda, que te encontraron en un baúl en el desaparecido Mesón del Duque, ese que fue lugar de caballerizas durante al asedio francés de 1810 y que hoy nos ha reportado esa tajea que reflejaba el uso del inmueble. Dice la leyenda, que en el equipaje que dejaron abandonado dos viajeros italianos, te dejaron a prisa, y que te entregaron al señor Cura de la iglesia Mayor y esa leyenda, verdad o no, sigue impregnando la devoción cañaílla por los siglos de los siglos”.

Así explicó el promotor del nombramiento del Nazareno como Regidor Perpetuo de la ciudad, José Moreno Fraile, la presunta llegada de la imagen a la entonces Isla de León. Rodeada de la enigmática leyenda de su aparición, la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno está ligada a este Ayuntamiento y a la ciudad desde su misma independencia.

La hermandad fue fundada hacia 1766/67 por la colonia de montañeses que estaban establecidos en la Isla como dueños de tabernas y tiendas de comestibles, aunque sus primitivas Constituciones, fueron aprobadas formalmente en el año 1768 por Fray Tomás del Valle.

Según refleja el Acta Capitular del 27 de febrero de 1766, el Ayuntamiento solicitó al Obispado de Cádiz y Ceuta permiso para colocar a la imagen en su primitivo altar de la iglesia Parroquial, que había sido costeado por el Ayuntamiento bajo mandato de su primer alcalde mayor, Sebastián Sentura de Sedano y actuando como Alguacil Mayor, Jorge Romero Caamaño.

La venerada imagen se encontraba situada en los claustros altos del templo, permitiendo entonces el vicario que se colocara en el altar mayor los viernes y los domingos. Pero sus numerosos devotos anhelaban darle culto y la Corporación Municipal de entonces tuvo en cuenta esta extraordinaria devoción, hasta el punto de solicitar al obispo que permitiera colocar la efigie en uno de los huecos de capilla que todavía se hallaban sin destino en la nueva iglesia parroquial, habilitándose para ello una repisa o principio de retablo, como señalan las actas capitulares de 1766.

Este gesto de la Corporación, que nada más constituirse como cabildo autónomo tiene en cuenta a la venerada imagen del Nazareno, fue posteriormente agradecido por el pueblo y la hermandad, que reintegró al municipio dos años después, en 1768, el dinero de la obra de dicho altar, que ascendió a 500 ducados .

La historia de la hermandad está ligada al Ayuntamiento y así, en 1912 se da la circunstancia de que el entonces Prioste de la hermandad, Don Manuel Pece Casas, que hoy da nombre a una de las calles del barrio de las Siete Revueltas, realizó distintas gestiones ante el Consistorio para que aportara una ayuda económica a la hermandad con objeto de poder sacar la procesión. Y como él, otros muchos.

Desde los orígenes del cabildo autónomo la colaboración de la hermandad con el Ayuntamiento y viceversa ha sido total y no sólo en el plano económico, sino en la continuada presencia del alcalde de la ciudad en la presidencia de la procesión.

Podemos constatar según actas de la hermandad que la cofradía, al tiempo que pedía el preceptivo permiso, según las Ordenanzas municipales de entonces, para salir a la calle, cursaba asimismo invitación al alcalde para que asistiera a la procesión, en un honor concedido a la hermandad.

En 1917 la cofradía acordó volver el paso de Jesús ante las iglesias de la ciudad, Ayuntamiento y Capitanía general, además de las que se hacían hacia las casas de los hermanos enfermos muy graves, que lo solicitaren previamente al mayordomo de la hermandad, con lo que el Ayuntamiento reforzaba su importancia para la cofradía.

Década de los 70
En plena década de los 70, la vida cotidiana de la Isla cambió. Aquello que se denominó El Milagro del Nazareno, trascendió de tal modo, que fueron miles las personas de San Fernando y foráneas las que se postraron ante la venerada imagen de Jesús. El desaparecido e inolvidable Padre Mera, proclamó "yo digo y seguiré diciendo que creo en el milagro del Nazareno de la Isla, que ha sido movilizar a una muchedumbre de creyentes, que aunque no frecuenten demasiado o nada la iglesia, llevan en lo más íntimo de su ser la creencia y la fe en aquel Jesús Nazareno, que tuvo por amigos predilectos a todos los que se acercaban a él. Ese ha sido el milagro del Nazareno, llenar la iglesia Mayor y llevar a más de uno al confesionario”.

La devoción a Jesús Nazareno es una de las más antiguas de la ciudad y si la antigüedad ya es importante, aquí la importancia es que después de varios siglos, y de generaciones, es capaz de congregar a miles de personas en la calle cada año en su salida, es capaz de hacerlo hoy y lo fue hace poco más de una semana en su traslado de regreso a la iglesia Mayor.

Vienen a reforzar y corroborar esta devoción no sólo de San Fernando, sino también de otros puntos de la Bahía de Cádiz, de Andalucía y de España.

La vuelta
La hora oficial de recogida del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno tras ser proclamado Regidor Perpetuo de San Fernando estaba prevista para antes de las tres de la madrugada y el delegado de Presidencia, aun contando con esa hora oficial, la elevaba a las cuatro de la madrugada.

Una vez más y estando por medio la imagen del Nazareno, las previsiones se quedaron cortas porque hasta las cinco y media de la mañana no entró en el primer templo de la ciudad y su sede canónica, la iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo, donde seguirá en su altar de culto esperando a los fieles que buscan consuelo espiritual en su figura.

No faltó en la procesión el calor de la gente e incluso en las calles del centro por donde no iba pasando, se notaba el ir y venir de personas que daban a entender que algo extraordinario estaba pasando en esa noche de sábado en La Isla. Y todo ello ya, con los hermanos todavía con el eco de las palabras y la música del atrio del Ayuntamiento en la memoria del momento en que el Nazareno se reivindicó en la Historia.

Las preseas
Entre las preseas que llevó a su templo se encuentran la Medalla de Regidor, reproducción en miniautra de la medalla corporativa de alcalde, en plata de ley y esmaltes y el bastón de mando, una pieza del siglo XIX, adquirida en anticuario, en madera de caoba con empuñadura y cantonera de plata con sendas inscripciones: 26-VI-2010, escudo de la ciudad y Manuel Mª de Bernardo Foncubierta praebuit (lo ofreció).

Otro de los ofrecimientos del alcalde a la Hermandad, tras la proclamación del Regidor Perpetuo, fue un pergamino artístico acreditativo de la Declaración, realizado por el pintor isleño Jesús Vidal.

En el pergamino aparece Jesús Nazareno en su paso procesional enmarcado en el arco central de la Casa Consistorial isleña entre las ménsulas de los leones, que tallara Torcuato Cayón. La orla va salpicada de cinco escudos. El escudo de la Hermandad, el escudo de la Patrona (Hermandad del Carmen), escudo del Patrón (Esclavitud de San José), el de los Siete Dolores de la Virgen, por la advocación de la Dolorosa de la Hermandad y el de los Montañeses (Santander) por ser fundadores de la Hermandad.

En la timbra o corona del pergamino, el penacho o cuerpo del reloj de la Casa Consistorial, con los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a modo de tenantes, Santos Titulares de la sede canónica de la Hermandad, la Iglesia Mayor Parroquial.

De estos Apóstoles salen sendas cintas flotantes, a modo de banderolas grímpolas con los colores púrpura (color de los mártires Pedro y Pablo); morado (Hermandad); blanco (pureza de María); azul (corporativo Ayuntamiento de San Fernando); marrón (carmelitano, con un recuerdo a la Hermana Sor Cristina de Jesús Sacramentado, ya que lleva una alegoría en forma de aguja y dedal junto a su lema “Callar, Orar y Sufir”.

Y por último, los colores pontificios, con el capelo cardenalicio del Beato isleño, Marcelo Spínola y Maestre en el año del CLXXV aniversario de su nacimiento y con su lema episcopal Omnia Possum in Eo que significa “Todo lo puedo en Él”.

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