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Jerarquías católicas y evangélicas marcharon contra la legalización del aborto en Argentina

Como cuando se legalizó el divorcio o se aprobó en el Congreso el matrimonio igualitario, las jerarquías eclesiásticas católica y evangélica organizaron movilizaciones en Buenos Aires y otras ciudades del país, bajo el lema “Marcha por la Vida”.

Con poco más del 3% de las personas que se movilizaron el pasado 8 de marzo, los autodenominados “ProVida” marcharon nada menos que por avenidas palermitanas, desde el centro de exposiciones de la Sociedad Rural hasta la Facultad de Derecho, en el elegante barrio de Recoleta. Inédito recorrido para una movilización contra la legalización del aborto, ya que ni la oligarquía terrateniente ni los estudiantes de abogacía serán quienes definan, finalmente, sobre el proyecto pronto a tratarse en la Cámara de Diputados.

Rostros visibles e invisibles

Mientras la Campaña por el Derecho al Aborto reúne a cientos de personalidades públicas, desde diputadas y diputados de todos los bloques hasta actrices, periodistas, juristas y activistas de reconocida trayectoria en la lucha por los derechos humanos, políticos y sociales, los que dicen “defender la vida” organizaron un acto en el que hablaron algunos médicos y prestaron testimonio mujeres solas con hijos, que fueron presentadas con el pacato eufemismo de “madres solteras” (sic) que “decidieron no abortar”. La mano (y el dinero) del oscurantismo que estuvo detrás de la organización fue tan invisible como el crecimiento económico del que habla Mauricio Macri.

Aunque expresamente pidieron que no hubiera identificaciones políticas o partidarias, ya desde horas tempranas, el inefable senador Esteban Bullrich, del PRO, dio la nota en las redes sociales, con un poema de dudoso valor literario, escrito, metafóricamente, por un embrión y titulado “Yo te amo mamá (como nadie lo hará)”.

El kirchnerista Gustavo Menéndez, quien encabeza los intentos de unidad del PJ, no anduvo lejos publicando un afiche con la imagen ecográfica de un embrión sobre el vientre de una mujer con la consigna “Vale toda vida”. Pero claro, el embrión tiene “rostro” y la mujer no, porque nuestra vida se reduciría, básicamente, a ser un útero-incubadora.

El partido liderado por el filo-nazi Alejandro Biondini, también fue parte de esta marcha familiera de un soleado domingo otoñal.

Fantasmas con cuenta bancaria

Extraño es que los que dicen defender la vida no puedan dar la cara. Sucede que el Vaticano no está pasando por su mejor momento, como se ha visto en la última gira del Papa por Latinoamérica.

Pero además, fueron contundentes los resultados de recientes encuestas que señalan que más de la mitad de la población está a favor de la legalización del aborto, como también que una inmensa mayoría rechaza el financiamiento del clero por parte del Estado. Este escándalo suscitado cuando el jefe de Gabinete confirmó en el Congreso que los obispos cobran casi 50 mil pesos fue suficiente para que, en las redes sociales, estallara la furia contra quienes protegen a abusadores de menores o encubrieron crímenes de la dictadura genocida.

Por eso, como sucedió en otras ocasiones, la convocatoria estuvo a cargo de una organización fantasmagórica, que tiene un sitio web, pero de las que nadie oye hablar ni los días previos ni posteriores a la marcha, que nadie sabe muy bien a qué se dedica y cuyos dirigentes o voceros no tienen ninguna trayectoria reconocida públicamente. Movimientos episódicos y esporádicos gestados por las jerarquías vaticanas y de las iglesias evangélicas, que actúan a contragolpe cuando perciben que pierden poder de influencia sobre grandes sectores de la sociedad.

Sin embargo, lo fantasmagórico no le quita lo vivillo: al pie de la convocatoria, se ofrecía un número de cuenta del Banco Galicia para realizar donaciones a nombre de Fundación Gospa.

Se trata, según ellos mismos dicen, de una organización sin fines de lucro para “ayudar y asistir, crear y apoyar iniciativas y proyectos orientados a la defensa de la vida, la moral, la religiosidad y la justicia social, particularmente en los sectores marginados y/o más necesitados de nuestra sociedad.” Aunque su concepto de “ayuda” a los “más necesitados” es bastante particular: más adelante aclaran que “el fomento de los grupos de oración son su principal tarea”. Pero, como se sabe, ninguna simple mortal queda embarazada sólo rezando, ni tampoco se puede criar un hijo almorzando padrenuestros.

¿Bebé? ¡Embrión!

En esta ocasión se propusieron que “los bebés de la Argentina necesitan tener voz”. Aunque, más preciso sería plantear que ellos pretenden ser la voz de los embriones. Extraña confusión la de la consigna de esta marcha encabezada por un médico; quizás se deba a que Fernando Secin -tal es su nombre- es urólogo, es decir, es especialista en un órgano que algo tiene que ver con la fecundación, pero que no interviene en la concepción, la gestación, el embarazo ni el parto.

También señalan que “Se trata de manifestar públicamente que la vida es un derecho que debe ser respetado desde el primer instante de la concepción.” Lo que no aclaran es hasta cuándo. Probablemente, allí surjan diferencias entre los organizadores, porque no pocos de ellos respaldaron los crímenes de la dictadura genocida sin cargo de conciencia y es sabido que los mismos sectores reaccionarios que abogan fervientemente por los derechos del embrión son los que también felicitan al gobierno y las fuerzas represivas del Estado ante cada caso de gatillo fácil. Pena de muerte, de facto, para los chicos pobres. Pena de muerte, en los hechos, para las mujeres pobres que deben recurrir a los abortos inseguros.

La movilización de hoy, muchísimo menor a la del movimiento de mujeres en lucha por sus derechos, sin embargo, no la podemos pasar por alto. Los sectores más reaccionarios de la Iglesia católica y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina salieron a la calle para evitar perder otra batalla más. Lo hicieron cuando se legalizó el divorcio, lo hicieron cuando se instituyó el matrimonio igualitario. Debemos redoblar nuestra movilización en las calles contra el oscurantismo medieval que, con el apoyo de los sectores más reaccionarios del gobierno y del PJ, sigue condenando a las mujeres.

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