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Intervención ante el Encuentro programático de IU ante las elecciones europeas

Europa Laica fue invitada al Encuentro Programático de IU para las Elecciones Europeas. Esta es la intervención del compañero que asistió al acto en representación de Europa Laica.

Intervención del compañero José Miguel Sebastián, de la junta directiva de Europa Laica, en el Encuentro programático de IU para las elecciones europeas, el pasado 18 de marzo de 2009, al que fuimos invitados.
Compañeras y compañeros:
Desde Europa Laica queremos transmitiros nuestro saludo ante las próximas elecciones europeas, en el objetivo compartido de la construcción de una Europa solidaria y democrática, en definitiva de una Europa de los ciudadanos. Y para la creación de esa necesaria ciudadanía europea que todavía no existe, creemos imprescindible reivindicar y reactualizar los valores de la izquierda, la defensa de lo público y los derechos sociales, que se han detallado en las intervenciones que me han antecedido, pero también reivindicar el  laicismo.
El laicismo que no es más que la transposición al plano ideológico y de las convicciones religiosas del principio republicano que afirma el monopolio del poder civil democráticamente elegido para determinar el interés general, frente a las pretensiones de grupos privados de disputarle esa primacía.
En el momento actual, los integrismos de algunas religiones y sectas niegan el gobierno de las personas por ellas mismas y pretenden tener jurisdicción, no sólo moral sino también jurídica, sobre los ciudadanos, como hemos comprobado recientemente en la campaña de la Conferencia Episcopal sobre la ampliación de los legislación sobre el aborto.  En este sentido, la reivindicación de las “raíces cristianas” de Europa, a las que a menudo alude Ratzinger, o esta misma semana Aznar en Harvard, no es una proyección de la libertad religiosa, sino que forma parte de un proyecto confesional católico que pretende identificar el ámbito particular de una iglesia con el ámbito público, e incluso oficial; identificación que atenta gravemente contra el principio democrático de separación entre iglesia y estado.
Y fruto de esa presión de la jerarquía católica y de la derecha confesional es que en el Tratado de Lisboa se haya reproducido literalmente la disposición del fallido Tratado Constitucional por la que “la Unión respetará y no prejuzgará el estatuto reconocido de los estados miembros, en virtud del derecho interno, a las iglesias y a las asociaciones o comunidades religiosas” (Artículo 16 C 1). Dicho precepto ampara y consolida las situaciones de privilegio que la Iglesia católica goza en algunos Estados miembros, sin ir más lejos en el Reino de España, en el que, en virtud de los Acuerdos con la Sede de 1979, se mantienen y aumentan privilegios exorbitantes de la Iglesia en materia tributaria, de enseñanza o financiación, por lo que, junto a Izquierda Unida y otras entidades, venimos exigiendo su derogación.
Por ello, creemos que en el seno de la Unión Europea, la vida cívica, política, social, cultural y científica debe organizarse respetando todas las libertades individuales y colectivas asociadas al interés general y al disfrute de los bienes públicos, por lo que ha de  garantizarse el pluralismo ideológico y la libertad de conciencia mediante un marco jurídico adecuado y efectivo frente a toda interferencia de instituciones religiosas, que asegure la más estricta separación de las iglesias y las instituciones de la Unión Europea como de los Estados miembros,
Hemos comprobado que en vuestro borrador de programa se incluyen ya la defensa de la escuela pública y laica, medida imprescindible paras asegurar la libertad de conciencia y el pluralismo ideológico y la secularización de las instituciones europeas. No obstante, creemos que debe proponerse expresamente que  en la Unión Europea no se deberá reconocer institucionalmente a las religiones y que ninguna asociación o confesión religiosa podrá recibir privilegios, excepciones o estatutos diferentes de las normas del derecho común.
Como conclusión, creemos que frente a la campaña por imponer las “raíces cristianas de Europa” y frente cualquier tipo de fundamentalismo o integrismo, no sólo religioso sino también el fundamentalismo del “libre mercado” o la “competitividad”, la izquierda debe reivindicar que la verdadera herencia cultural europea es la del republicanismo clásico mediterráneo, la del pensamiento racional y humanista de la ilustración, en el que se basó la libertad, igualdad y fraternidad republicanas de la Revolución Francesa y las ideas emancipadoras contra cualquier tipo de dominación de las distintas corrientes socialistas y libertarias.
Es en esta tradición de pensamiento, y no en el oscurantismo, en la que se han basado los mayores progresos de la democracia europea y en la que debemos seguir insistiendo para alcanzar esa otra Europa posible que pretendemos. //
Salud y República.

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