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Iniciativa Laicista 11: ¿La Laicidad tiene nombre de mujer?

EDITORIAL por Carlos Leiva Villagrán

En la última fase de la elección presidencial en Chile se introdujo, al fin, la temática del laicismo, gracias a la inclusión de dos consideraciones en el programa de gobierno de Michelle Bachelet: Derecho a la Libertad de Conciencia y Estado Laico.

Con respecto al Derecho a la Libertad de Conciencia, el texto del programa señala que “una Constitución laica y pluralista debe garantizar a todos el derecho a la libertad de conciencia y a la libertad de cultos con igualdad de tratos para todas las iglesias”.

En cuanto al Estado Laico, afirma que “la Nueva Constitución, junto con reafirmar la separación entre el Estado y las Iglesias, y la neutralidad del Estado frente a la religión, con el pleno respeto por las creencias religiosas y éticas de las personas, y la práctica del culto, garantizará la igualdad entre las distintas confesiones religiosas”. Más adelante señala que “asimismo, deberán suprimirse de la ley y de las reglamentaciones relativas a poderes del Estado toda referencia a juramentos, libros o símbolos de índole religiosa”.

El triunfo electoral de Michelle Bachelet en la elección presidencial abriga, por tanto, esperanzas de que el carácter expresamente laico, que su programa de gobierno atribuye al Estado y a la Constitución que propone, se traduzca en acciones concretas de secularización y de eliminación de prácticas derivadas de un histórico confesionalismo en la institucionalidad del Estado.

Expresamos por ello la esperanza de que esta situación dé paso a un amplio debate respecto a la necesidad del Estado laico en la institucionalidad democrática y republicana que permita precisar las características de la laicidad que se propugna.

En particular, sería deseable, por ejemplo, que el derecho a la libertad de conciencia contuviera expresamente el derecho de agnósticos y ateos a la misma, de modo que no sugiriera que está restringida exclusivamente a libertad de cultos o libertad de conciencia de los creyentes.

Asimismo, la igualdad de trato para todas las iglesias no debería significar igualdad de trato “al interior del Estado”, donde no deben estar las iglesias, sino que igualdad en el contexto de neutralidad del Estado frente a las religiones, esto es en el marco de las religiones “fuera del Estado”.

Por último, la definición de un Estado Laico debería incluir expresamente el carácter laico de la educación pública, cuestión que no está considerada en el texto de Reforma Educacional del programa de gobierno (sólo se menciona “educación sexual laica y humanista en los colegios” dentro del programa de Equidad de Género).

Resulta prematuro, por cierto, apostar respecto del cumplimiento de la intención laicista del programa de Michelle Bachelet. Sin embargo, provocó cierta inquietud la ambigüedad advertida en el último debate televisado anterior al balotaje, cuando la representante del conservadurismo religioso, Evelyn Matthei, criticó que el programa de la Nueva Mayoría postulara retirar los signos y emblemas religiosos de las ceremonias públicas, insinuando que ello significaba hostilidad a la religión.

Emplazada, Bachelet respondió que “el único sentido que tiene una frase que a lo mejor no tiene la más afortunada redacción es que asegura que no haya una sola religión que predomine”. Ciertamente, la candidata Bachelet al desacreditar una frase que está muy claramente establecida en su programa, y que es consustancial a las demandas del laicismo en todas partes, restringió el alcance laicista de su propuesta.

En definitiva, en todo caso, la declaración programática es un paso adelante, y queremos ser optimistas de la consideración que tendrá el laicismo en las definiciones institucionales que se avecinan, advirtiendo sin embargo que se requerirá promover la consecuencia de los actores políticos, especialmente de la futura coalición gobernante, con respecto a las consideraciones de Constitución Laica y Estado Laico, formuladas en el Programa de Gobierno.

SUMARIO

Puede acceder a todos los artículso abriendo el PDF: Iniciativa Laicista, 11

“El Estado no debe adherir a ninguna creencia ni doctrina”

Contra la sociedad del rendimiento y la educación rentable

La cuestión educacional: los dilemas de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA).

Algunas consideraciones sobre el Programa de Reforma Educacional de la Presidenta Bachelet

Controversia sobre el Laicismo en Cartas al Director del diario La Tercera

¿A quién pertenece el cuerpo de las mujeres?

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