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II República y laicidad

Hoy se cumple el 75 aniversario de la proclamación de la II República española y creo que sería conveniente hacer algunas reflexiones de lo que significa para nuestro país sus aportaciones.

Durante el breve periodo de algo más de cinco años, el gobierno republicano consiguió llevar a cabo la modernización política y social más amplia de toda nuestra historia contemporánea. Se construyó una sociedad laica, más justa e igualitaria, con un comportamiento político más democrático, con un mayor nivel educativo y cultural de las clases bajas y con unas renovadas leyes laborales.

Estas reformas tuvieron una amplia contestación de los sectores implicados y ello ocasionó momentos conflictivos protagonizados en ocasiones por la derecha que se quejaba de su radicalismo y de la izquierda al considerarlas moderadas. Ante esta inestabilidad social, los gobiernos republicanos aplicaron la legislación y emplearon en los momentos necesarios la actuación de las fuerzas del orden, resolviendo con mayor o menor acierto la situación.

Hagamos referencia a las reformas más significativas. En el campo político se asientan las bases de una participación política auténtica, realizando una reforma electoral, cuya medida más relevante fue la concesión del voto a la mujer, y vigilando las elecciones para eliminar las irregularidades y conseguir que reflejasen la voluntad de los ciudadanos. Se promulgó la Constitución de 1931, la más progresista de las aprobadas hasta el momento y que sirvió de base para la de 1978. Hubo una descentralización política que posibilitó iniciar un proceso autonómico.

Laicidad del Estado. Este fue el problema más polémico y que, tal vez, ocasionó un mayor enfrentamiento de la sociedad española. La implantación de un Estado laico supuso quitar muchas prebendas que disfrutaba la iglesia católica. Y ello generó una reacción radical de la derecha. Resolvió la gran esperanza campesina que fue acceso a la propiedad a través de la reforma agraria, que les daba acceso a la propiedad gracias al reparto realizado por el Estado de las tierras expropiadas por este con indemnización. El problema campesino fue el tema más conflictivo y ocasionó más de 200 muertos.

La enseñanza y la cultura recibieron mayor impulso por parte del Gobierno republicano con el fin de extenderlas a todos los sectores sociales. Fue donde mayores logros se obtuvieron y hubo menores resistencias de la derecha. Se construyeron 6.500 nuevas escuelas en los primeros tres años de la II República, cantidad similar a la realizada por los gobiernos durante la Restauración que duró 50 años. Se realizó una renovación pedagógica en los contenidos y en el método de enseñanza. Hubo una gran vitalidad en la vida cultural en sus facetas científica, intelectual y literaria. En el campo científico las aportaciones de Gregorio Marañón o de Ramón y Cajal, en el intelectual destacar el pensamiento del filósofo José Ortega y Gasset y en el literario recordar a García Lorca, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán, entre otros.

En esencia, la II República supuso un gran esfuerzo de modernización para España en los aspectos económicos, políticos y sociales, que significó quitar algunos privilegios a la Iglesia, a los latifundistas y a las clases propietarias y beneficiar a las clases más necesitadas. También hubo problemas que no fueron resueltos correctamente y actuaciones personales e institucionales desacertadas. Errores e injusticias que reconocen algunos de sus destacados dirigentes como Niceto Alcalá, Zamora, Manuel Azaña o Indalecio Prieto. Pero el balance es positivo. Sin embargo hay un sector de nuestra sociedad actual que no está de acuerdo con esta visión pero me gustaría que aportase datos que demostrasen lo contrario y no utilizase la historia como un medio ideológico que para defender sus ideas modifica los hechos históricos. La derecha mantiene que la II República trajo el caos y la destrucción, sobre todo, a partir de octubre de 1934 y de la primavera del 36, justificando con ello el pronunciamiento militar de Franco.

Para finalizar deseo indicar que la memoria histórica de la que tanto se habla actualmente, pasa porque los albaceteños progresistas solicitemos a nuestras autoridades albacetenses que se conserve la memoria histórica con un recuerdo estable para nuestras futuras generaciones y ello se podría concretar con la designación a alguna de nuestras importantes calles con el nombre de II República o con el de uno de los hombres albaceteños que lucharon por su implantación y consolidación con una actitud dialogante como Arturo Cortés o José Prat. Esta sería una forma de recuperar la Memoria Histórica.

Manuel Requena, director del Centro de Documentación de las Brigadas Internacionales (CEDOBI)

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