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Iglesia trasladó confesionarios a los pasillos de un centro comercial

Dejaron sus parroquias en distintas regiones del país para salir en busca de los fieles. No fueron a caminar por la calle. Tampoco a visitar lugares de culto. Con su mensaje, llegaron a donde la familia se reúne para distraerse, donde las parejas se dan cita y donde los oficinistas se escapan de la jornada laboral. (Fotos: así fue la ‘confesatón’ en un centro comercial de Bogotá)

En un acto sin precedentes en Bogotá, cerca de 400 sacerdotes, de 20 jurisdicciones, cambiaron la discreción y la intimidad de los confesionarios por el agite de los pasillos de un centro comercial.

Siguieron, más allá que al pie de la letra, una de esas frases revolucionarias del papa Francisco: “Ir por las calles de sus ciudades y de sus países y anunciar que Dios es Padre y que Jesucristo se lo ha hecho conocer, y por esto su vida ha cambiado…”.

Vistiendo sus sotanas, se ubicaron junto a las escaleras. Abrieron un espacio a la salida de los ascensores. Se sentaron afuera de los almacenes de cadena y en la entrada de los restaurantes. Llegaron hasta la plazoleta de comidas y esperaron junto a las entidades bancarias.

Su improvisado confesionario fue el mismo en cada uno de los 60 espacios de los tres pisos de Gran Estación: dos sillas plásticas blancas y una placa de fondo azul con la imagen del papa Francisco que decía ‘Punto de confesión’. La acompañaba otra de las frases del pontífice argentino: “La paz esté contigo, reconcíliate”.

Mientras recibían a los fieles, las personas pasaban con el afán de almorzar, cargaban bolsas de compras, corrían para hacer pagos en los bancos o comentaban lo que veían en las vitrinas. Pensaban, tal vez, que no fueran curas reales, sino que se tratara de un disfraz ya tradicional en octubre para celebrar Halloween.

“La gente no se espera una jornada como esta. Se trata de generar unos espacios distintos, como el papa Francisco nos lo ha pedido. Un centro comercial pareciera no ser el escenario para confesar, la gente pasa y se queda mirando a ver si será un padre real o no, pero muchos se acercan”, dijo el padre Luis Armando Quintero Tarazona, de la diócesis de Cúcuta.

Él, al igual que los cerca de 400 padres que participan en esta ‘confesatón’, vino a Bogotá para competir en la tercera Copa de la Fe, un torneo que reúne a sacerdotes del país.

“Se hizo el esfuerzo de ganar. Empatamos 1-1 y en penales ganamos 4-1”, contó. Su rival había sido el bicampeón, Pasto.

Celebró, además, la apertura de espacios de confesión más cercanos a la gente. “Por lo general, esto se da en un confesionario, donde casi no se ve ni el rostro. Pero esto demuestra que la Iglesia responde a retos y desafíos”, añadió.

El patrullero de la Policía Leonardo Cuervo aprovechó la ‘confesatón’ antes de pagar unas cuentas en el centro comercial.“Soy muy creyente y aproveché porque vi que era el momento indicado y tenía ganas de confesarme. No había tenido tiempo de ir hasta la parroquia, y por eso no lo había hecho”, dijo.

Alfredo de la Rosa se acercó al ver los carteles en varios puntos del centro comercial. “Es bonito que los sacerdotes se acerquen a un espacio poco tradicional”, señaló.

La curiosidad llevó a Naydú Cabanzo a sentarse en uno de esos confesionarios. “Vi que la gente estaba hablando y dije ‘tengo que hablar unas cosas’. Yo soy católica, pero no practico mucho. Solo me acerqué a compartir un par de cosas. No quise el plan de culpas, sino que fui a hablar con una persona humana”, dijo.

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