La semana pasada habitantes católicos de San Rafael Tlanalapan, junta auxiliar de San Martín Texmelucan, dieron un ultimátum a los cristianos protestantes del pueblo para que salieran de la comunidad.
La noche de este lunes se venció el plazo y con ello se impuso la la intolerancia religiosa. Numerosas familias cristianas tuvieron que huir de la comunidad ante la amenaza de que sus viviendas serían quemadas si permanecían en el lugar.
“No van a regresar porque se ha levantado un papel, un acta donde ellos no tienen permiso de regresar ni hoy ni nunca”, dijo triunfante Irma Díaz Pérez, vecina de Tlanalapan.
“Nosotros somos bien católicos y respetamos nuestra religión y no queremos que se nos toque al padre porque el padre nada tiene que ver, nada, es el pueblo”, justificó Hortencia Minero García, también habitante de la comunidad.
La mayor parte de los expulsados se tuvo que ir a otros pueblos. Pese a ello, los católicos firmaron un acta, donde responsabilizan a la autoridad para que termine de expulsar a los cristianos que aún quedan en el pueblo.
Los pobladores aseguran que hace 20 años un presidente auxiliar se comprometió a que en Tlanalapan nunca sería construido ningún templo de alguna religión diferente al catolicismo.
Pese a que en días recientes el arzobispado de Puebla mostró un documento en el que se establece a la libertad de culto o la libertad religiosa como un derecho fundamental, los fieles de Texmelucan lo ignoraron.
De nada sirvió que Monseñor Víctor Sánchez Espinosa afirmara que el catolicismo no promueve ni alienta la intolerancia religiosa y tampoco que hiciera un llamado a todos los involucrados en ese caso, a mantener el diálogo como camino para resolver las diferencias.
Apenas el domingo pasado, el líder de la iglesia católica poblana refrendo el mensaje: “invitamos a la comunidad católica a que sea muy prudentes, respetuosos y caritativos con los hermanos cristianos”.
