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Hugonotes y tolerancia religiosa en Francia

Los hugonotes fueron los seguidores de las doctrinas de Calvino en Francia. 

El origen del término ha suscitado cierto debate, aunque la teoría más aceptada se refiere a que deriva de la palabra alemana eidgenossen, o confederado, aplicada a los habitantes de Ginebra, coaligados con los de Friburgo y Berna en su lucha contra el obispo, y que luego terminó extendiéndose para designar a los calvinistas franceses, aunque de forma injuriosa. Otra teoría defiende que procede de un rey legendario llamado Hugon, famoso en la zona de Tours y que rondaba por las noches. Se aplicaría a los calvinistas franceses porque los primeros celebraban reuniones nocturnas. Por fin, hay quien piensa que el nombre procede de la defensa que hicieron los calvinistas franceses de los últimos herederos de Hugo Capeto.

En tiempos de los últimos Valois se produjeron constantes enfrentamientos entre los católicos y hugonotes en Francia, dando lugar a una intensa y larga etapa de guerras de religión, con episodios muy violentos y sangrientos como la famosa Matanza de San Bartolomé en agosto de 1572. Estas guerras se complicaron por la intervención de Felipe II al lado de la Liga Católica cuando murió Enrique III, en defensa de los derechos de su hija Isabel Clara Eugenia al trono de Francia, ya que la infanta también era hija de la reina Isabel de Valois. En todo caso, el rey español no quería bajo ningún concepto que un monarca protestante ocupara el trono de Francia. Al final, en el conflicto interno con dimensiones internacionales venció Enrique de Borbón, que reinó como Enrique IV desde 1594, teniendo que convertirse al catolicismo. El primer monarca de la Casa de Borbón proclamó el Edicto de Nantes en 1598, que suponía el reconocimiento público y religioso de los hugonotes, prohibiendo cualquier tipo de represalia o depuración e inaugurando una larga y compleja etapa de tolerancia religiosa en Francia, poniendo fin a las guerras de religión.

Esta situación de complicada o tensa tolerancia terminó cuando Luis XIV decidió emprender una política de fuerza para que los hugonotes se convirtieran. Consistió en fomentar la actuación de misioneros y, sobre todo, a través de las dragonadas, por las cuales las familias calvinistas tendrían la obligación de alojar a un dragón, es decir un miembro de este cuerpo militar, que se dedicaría presionar. En teoría estas medidas consiguieron muchas conversiones pero, en la práctica, la mayoría de los hugonotes siguieron profesando su religión en la clandestinidad. Por fin, el rey decidió promulgar el Edicto de Fontainebleau en 1685 que revocaba el de Nantes. El calvinismo quedó prohibido en Francia. Esta revocación provocó el exilio de hugonotes a otros estados europeos y hacia América, con consecuencias demográficas y económicas considerables para Francia, ya que se calcula que se marcharon unas doscientas mil personas, muchas de ellas pertenecientes a una burguesía muy activa. Otra consecuencia fue la revuelta de otros calvinistas, destacando la guerra de los camisards. El camino de la tolerancia religiosa en Francia comenzó cuando Luis XVI promulgó en 1787 el Edicto de Tolerancia que ponía fin a todas las persecuciones y disposiciones contrarias hacia los hugonotes. La Revolución Francesa, en virtud del principio de igualdad ante la ley y de los valores de tolerancia religiosa, permitiría al calvinismo poder existir.

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