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Hora de investigar a curas y monjas

Los abusos y maltratos físicos y sicológicos cometidos durante años por miembros de la Iglesia Católica siguen sacudiendo al Vaticano que, lejos de mostrar su intención de investigar las denuncias y castigar a los responsables, mantiene una actitud arrogante y para nada reparadora.

Roma acaba de llamar a consultas a su nuncio en Irlanda por las declaraciones del primer ministro, Enda Kenny, que ha arremetido contra la Santa Sede por su silencio en estos hechos. En una reciente comparecencia ante el Parlamento, afirmó que «la violación y tortura de niños fue minimizada o gestionada de forma que se sostuviera la primacía de la institución, su poder, posición y reputación».

Casi a la par, la Conferencia Episcopal de Alemania ha anunciado que permitirá a investigadores independientes hurgar en sus archivos para aclarar los abusos sexuales a menores y evitar en el futuro estos casos «atroces».

Es la primera vez que una Conferencia Episcopal europea toma una decisión de este calibre. La española debería tomar nota y seguir los pasos de su homóloga alemana para esclarecer las vejaciones cometidas por curas y monjas en internados, orfanatos y colegios gestionados por ellos. Infinidad de testimonios dan fe del horror que vivieron miles de menores en nombre de una «caridad» mal entendida. Liberia, ya adulta, fue una de aquellas niñas. «Vivíamos aterrorizadas por las monjas. Había niñas que se golpeaban contra la pared igual que hacen los enfermos mentales. Te castigaban por cualquier cosa», rememora en el libro «Vidas robadas». Casi ninguna orden religiosa -Hijas de la Caridad, las Adoratrices…- está libre de pecado. Tras los hábitos se esconden muchos secretos, no sólo aquellos que están relacionados con las denuncias de abusos sino también con el robo de bebés.

Es hora, por tanto, de investigar y de reparar en la medida de lo posible a quienes sufrieron estas realidades, silenciadas durantes demasiados años. Con voluntad es posible. Baste como ejemplo el último informe de 431 páginas ordenado por un juez irlandés o la decisión de los obispos alemanes.

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