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Homosexualidad, imanes y avispados científicos nigerianos

Todavía estoy sorprendido por las sagaces deducciones de un talentoso estudiante nigeriano de posgrado en la Universidad de Lagos, que, observando lúcidamente las evoluciones de dos imanes (que digo yo que no debe ser habitual ver imanes en Nigeria), ha concluido que si los polos opuestos se atraen y los iguales se repelen… ¡entonces el matrimonio entre personas del mismo sexo va contra las leyes de la naturaleza! Quiera Dios que Wert no se entere, no vaya a ser que le dé una beca para venirse a España.

Digamos que los "argumentos científicos" del estudiante nigeriano podrían haberle servido exactamente para lo contrario: si hubiera observado lúcidamente las evoluciones de dos hombres en España (por ejemplo, mi marido y yo), habría deducido que si los hombres se atraen, de tal forma incluso que a veces es imposible separarnos… ¡habría demostrado científicamente la maldad de las leyes electromagnéticas y por ende la maldad de la naturaleza en sí!

Porque, toda esta gente que se empeña en demostrar lo malísimas que son las cosas que no están en la naturaleza (según ellos, la homosexualidad. Según yo, la medicina, cortarse las uñas y el pelo, no matarnos por un trozo de carne a la hora de la comida)… ¿por qué no se fijan en esas miles de tortuguitas que corren por la playa bajo el revoloteo sanguinario de pajarracos enormes, hasta que solo una, con suerte, consigue llegar al mar? ¿por qué no se fijan en lo que la naturaleza hace con el cable del teléfono, o con los de los auriculares? ¿No será que la naturaleza no es tan perfecta, que su diseño no es tan inteligente, e incluso a veces francamente perverso?

Chibuihem Amalaha, que así es como se llama el muchacho, (dejémoslo escrito aquí para la posteridad) quizá acabe fichado por Vladimir Putin (que cada vez recuerda más al militar aquel de American Beauty en su obsesión por los homosexuales: la única duda que me queda es si saldrá del armario por sí mismo o le sacará antes alguien. Seguramente lo hará post mortem, como malintencionadamente siempre se ha dicho de los grandes genocidas de la historia: Mao, Hitler y hasta Pol Pot. Perdonen la digresión, pero nosotros nos quedamos con los artistas y escritores, patinadores, actores, directores de cine y peluqueros: los genocidas, mientras no salgan voluntariamente del armario, se los quedan ustedes). Como digo, quizá Putin le fiche para producir algodón rojo, como en los tiempos de Stalin, o le nombre ministro, como decía Gibbon que hacía Heliogábalo (basándose en enormitate membrorum), o para justificar su odio a la población LGTB. Porque todo esto es muy gracioso hasta que por culpa de gentuza como ésta hay personas que son agredidas e incluso asesinadas.

Por lo visto, el avispado universitario está ahora sacando conclusiones sobre la propiedad conmutativa. Como le dé por observar el cable del teléfono, quizá acometa una cruzada contra las personas de pelo liso, así que anden ustedes con cuidado, que contra natura somos todos. A Dios gracias.

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