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Holanda suaviza el protocolo de eutanasia en casos de demencia grave

El nuevo protocolo refuerza el valor de una declaración del paciente pidiendo ayuda para morir

El Gobierno holandés ha suavizado la normativa para la aplicación de la eutanasia en casos de demencia aguda. Hasta la fecha, la ley que la permite, aprobada en 2002, exigía que el paciente aquejado de pérdida de facultades mentales fuera capaz de demandar con claridad ayuda para morir. Dado que dicho deterioro puede ser progresivo e irreversible, los médicos necesitaban comprobar con prontitud los deseos del enfermo para estar seguros de su voluntad. Para evitar situaciones de incomunicación, ello podía implicar a veces la práctica de la eutanasia, a petición del propio paciente, en los primeros estadios de males susceptibles de prolongarse varios años.

A partir de ahora, al paciente podrá realizársele la eutanasia y el médico quedará amparado por la ley incluso en fases avanzadas siempre que antes de sucumbir a los estragos de su dolencia el enfermo haya firmado —en presencia de un facultativo— una declaración solicitándola. El documento de petición de la eutanasia ya existía, pero su refuerzo legal aportará mayor seguridad jurídica. Los ministerios de Justicia y Sanidad, que firman el nuevo protocolo, aseguran que servirá para “iluminar los puntos oscuros que rodean hoy la eutanasia asociada a la demencia”. De todos modos, los cambios dejan intacta la penalización de hasta 12 años de cárcel si se administra de forma errónea.

La Federación Nacional de Médicos ha saludado la medida porque espera “que resuelva los casos en que ya resulte imposible comunicarnos con el paciente”. Según su presidente, Rutger Jan van der Gaag, “seguirá habiendo situaciones en las que no se practique la eutanasia aunque el enfermo haya suscrito el documento en cuestión. A alguien que, llegado el momento, no desea morir, no se le puede decir que como lo firmó, ahora hay que hacerlo. De lo que se trata es de que nadie sea forzado a elegir esta solución por presión social, por ejemplo”, ha dicho.

La eutanasia solo puede aplicarla el médico, no queda en manos del enfermo ni tampoco de sus familiares. Aunque se seguirá decidiendo caso por caso, y puede haber situaciones difíciles —por ejemplo, ancianos solos y con un Alzheimer muy avanzado—, la última palabra corresponde al facultativo. “El debate es entre el médico y la sociedad, y nosotros debemos asegurarnos de que nadie recurre a la eutanasia contra su voluntad o a instancias de otros”, ha declarado de Van der Gaag a la emisora nacional Radio 1.

En 2011, una mujer de 64 aquejada de demencia senil grave fue la primera en quedar amparada por la Ley de Eutanasia a pesar de no poder comunicarse ya con el médico. Partidaria de la ayuda a morir, había dicho siempre que no quería vivir si llegaba un momento en que no reconocía ni a sus hijos. Antes de perder sus facultades mentales, también había firmado un documento para dejar clara su voluntad como el que ahora ha reforzado el Gobierno. Apoyada por su familia, un comité médico especialmente reunido para evaluar el caso aprobó la eutanasia que luego le fue aplicada. El debate nacional abierto entonces ha precisado de cuatro años de evaluaciones hasta llegar a la guía adicional aprobada ahora.

A pesar del cambio, que clarifica la situación, la federación médica ha recalcado que rechaza que la eutanasia “deba considerarse como un derecho” solo porque se disponga de una ley; “el facultativo debe poder negarse a ello sin tensiones familiares o sociales”. En 2013, la Federación admitió que si bien hablar con franqueza de la muerte “no es frecuente, se necesita una mejor coordinación de todos los expertos involucrados y un conocimiento más profundo de los cuidados paliativos”.

En 2014 hubo 5.306 peticiones de eutanasia en Holanda, un 10% más que el año anterior, según los datos de las cinco comisiones regionales encargadas de revisar a posteriori los expedientes. Su criterio es esencial, porque pueden remitir a la Fiscalía General del Estado los expedientes relativos a una mala práctica de la ayuda a morir. El médico, entonces, podría ser juzgado.

La mayor parte de los enfermos de 2014 padecía cáncer, dolencias del sistema nervioso o vascular y pulmones. Demencia y trastornos psiquiátricos cerraron el capítulo de solicitudes. En cuatro ocasiones, los expertos consideraron que el médico no había actuado correctamente. Con la demencia y trastornos psíquicos solo se constaron defectos de forma en un caso. Ninguno llegó a los tribunales porque las comisiones concluyeron que el facultativo había actuado de buena fe y sin presiones externas.

Creadas en 2005, las comisiones están formadas por un jurista, un pediatra y un ginecólogo a los que se ha unido un psiquiatra. La Ley exige que el paciente esté desahuciado, su padecimiento sea insoportable y no haya manera de aliviarlo. La petición de eutanasia debe ser, por otra parte, voluntaria y meditada y el médico está obligado a consultar antes con un colega. Los extranjeros no pueden acogerse a esta legislación.

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