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Hacen concesiones a la Iglesia y a la educación privada

El nuevo ministro “comunista” de Educación se ha reunido en Cochabamba con representantes de la Conferencia Episcopal Boliviana, de la Asociación Nacional de Colegios Privados (ANDECOP), de las universidades privadas y de la CEUB, para consensuar la Ley Educativa “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”. Como resultado de esa reunión, el ministro ha informado que la Ley ya está consensuada y, al mismo tiempo, ha anunciado que el gobierno se compromete a respetar la enseñanza religiosa en la educación boliviana, los convenios educativos Iglesia – Estado y la vigencia de la educación privada en todas sus modalidades y niveles. También compromete tomar en cuenta las experiencias educativas de estos sectores para futuros ajustes en el sistema educativo nacional.

No es que Cáceres imprima  una nueva orientación a la reforma educativa masista, sostener este extremo  sería darle mucho poder al ministro. Se trata de la ratificación de la vergonzosa concesión que ya hiciera Evo Morales para frenar las movilizaciones populares que montó la Iglesia contra la educación laica  que postulaba el proyecto original aprobado en el congreso educativo de Sucre.

Las concesiones hechas encajan en el actual proceso de derechización del gobierno para contener las acciones directas (movilizaciones) de los diferentes sectores y la pretensión de someterlas a la legislación burguesa. También este proceso tiene la finalidad, como ha sostenido García Linera en una entrevista con el periódico La Prensa, de volver a ganar la confianza de amplias capas de la clase media que empiezan a repudiar al gobierno y giran hacia las posiciones de la media luna.

  Según García Linera, el nuevo gabinete significa un cambio de rumbo en la orientación del gobierno y el abandono de un lenguaje incendiario en las declaraciones de muchos gobernantes. Ha señalado con mucha claridad que el objetivo del gobierno no es solamente el respeto a la propiedad privada sino la necesidad de impulsarla como una de las fuentes más importantes de la producción de la riqueza y de las fuentes de trabajo. Ha señalado que el Estado boliviano debe cambiar su estereotipo negativo de conculcador del derecho a la propiedad privada y de las leyes, producto de la campaña infame de la oposición irresponsable; ha reiterado que uno de los objetivos inmediatos es ganar la confianza del empresariado privado nacional y de los inversionistas extranjeros garantizando una seguridad jurídica intachable.  Las concesiones hechas al clero y a la empresa privada en materia educativa  echan por tierra uno de los pilares de la reforma educativa masista: implantar en Bolivia una “educación descolonizadora” y contraria a toda forma de “discriminación”. La fidelidad a este postulado le valió al ex ministro Patzi  chocar con las tendencias más conservadoras al interior del MAS y ser prácticamente echado del gabinete gubernamental. En esta medida, el “comunista” Cáceres expresa mejor el proceso de una mayor derechización de un gobierno que, desde el principio, desarrolló una política francamente burguesa. El gobierno del MAS sabe muy bien que tiene que ganar la simpatía de la Iglesia para poder cambiar su imagen en la clase media, arrastrarla detrás de sí como base social para futuras maniobras políticas contra sus opositores. La experiencia le ha mostrado que no basta controlar a las direcciones de los “sectores sociales” que, llegado el momento, pierden el control de sus bases cuyas movilizaciones ponen en peligro los fundamentos del Estado burgués.  

La reforma educativa, otra impostura

En consonancia con toda la política demagógica que desarrolla el gobierno, cuando se trata de materia educativa, se dice que la Ley “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” significa una transformación radical de la educación boliviana, sin cambiar para nada la estructura económica y social del país.

  No hay que olvidar que la educación es un fenómeno super estructural que reproduce la forma de propiedad imperante  y la manera cómo se relacionan los hombres para producir. De manera general, se adoptan determinadas orientaciones y prácticas educativas según las exigencias de las necesidades concretas de la producción dominante en una época. Sin embargo, no cabe duda que, en momentos de gran eclosión social, las corrientes pedagógicas más avanzadas pueden contribuir a subvertir la vieja educación vigente. En los momentos excepcionales, la superestructura se rebela contra la estructura económica de la sociedad. En esencia, de este modo se concreta la revolución social.  Sin embargo, interpretar esta rebelión como la consolidación de una educación nueva en el seno de la vieja sociedad es un subjetivismo extremo. La nueva educación será consecuencia de la consolidación de la nueva sociedad, de la nueva forma de propiedad (propiedad social de los medios de producción) y de las nuevas relaciones de producción (la gestión obrera de la empresa) que impulsará inusitadamente el crecimiento de las fuerzas productivas y creará las condiciones materiales de la sociedad superior. En Bolivia impera la grande y pequeña propiedad privada de los medios de producción. En el sector fundamental de la economía la producción se realiza de forma capitalista (la clase dominante –empresariado privado nacional y las transnacionales—concurre como la dueña de la gran propiedad y se apropia de la producción de la riqueza y una inmensa masa de obreros desposeídos de toda forma de propiedad concurre al proceso productivo vendiendo lo único que poseen, su fuerza de trabajo). En el sector de la pequeña propiedad privada, la producción se la realiza de manera individual- familiar. El pequeño propietario es al mismo tiempo trabajador que produce por cuenta propia.

Los sectores donde sobreviven las formas de propiedad comunal de la tierra reciben la permanente presión de la gran propiedad privada y sus formas de producción han dejado de ser comunitarias para transitar hacia formas de producción individuales.

 Es preciso comprender que los diferentes estratos económicos y sociales que existen en el país no están congelados, guardando sus características diferenciales de manera estática y definitivamente, las formas de propiedad y de producción dominantes tienden a modificar y deformas a las otras más atrasadas. En este abigarrado y contradictorio contexto económico – social el MAS se declara respetuoso y defensor de todas las formas de propiedad y de producción existentes. Desarrolla la teoría reaccionaria de la complementariedad donde los componentes del todo deben interactuar solidariamente llegando al extremo de negar el choque entre formas de propiedad opuestas y diferentes y la lucha de clases. Esta teoría es subjetivista en extremo cuando pretende negar que las formaciones económico sociales  superiores terminan oprimiendo y explotado a las menos desarrolladas.

El planteamiento educativo del MAS obedece a esta concepción política francamente burguesa porque, en definitiva, reflejando el predominio de la gran propiedad privada de los medios de producción, junto a la pequeña propiedad explotada por la primera, se declara respetuosa y defensora de ella.

Desesperado por ganar la confianza de los inversionistas  (extranjeros y nacionales) y de la clase media que es el colchón  electoral que define la suerte de los partidos políticos burgueses, Evo Morales y su entorno agachan la cabeza frente al clero y a la empresa privada en materia educativa.

  El famoso consenso en torno a la Ley “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” no es otra cosa que la vergonzosa concesión que hace el MAS al clero y a la empresa  privada: el respeto a la enseñanza de la religión en la educación, a los convenios Iglesia – Estado, a la educación privada en todas sus modalidades y niveles, etc, etc. Eso de que el Estado acogerá todas las experiencia educativas de estos sectores, no es otra cosa que la promesa de que el gobierno seguirá manteniendo una educación colonizadora, elitista, alienante y anticientífica.  ¿Dónde queda el postulado básico sobre una educación descolonizadora? Junto a la opresión económica impuesta por los españoles vino aparejada la opresión espiritual y política a través del clero. ¿Acaso los supuestos redentores de los oprimidos del campo han olvidado que la cruz fue el símbolo de la opresión junto a la mita y la encomienda en la colonia? Posteriormente, durante la República, la religión fue el látigo que usaron  los terratenientes y sus gobiernos para explotar y oprimir al indígena y, en los últimos veinte años de la vida republicana, el clero se ha convertido en la punta de lanza de las transnacionales y en materia educativa ha sido fiel ejecutor de la reforma educativa del Banco Mundial que –a través de las escuelas de convenio—han semi privatizado la educación fiscal.

Estos “redentores de los indígenas” ahora respetan y defienden la educación privada que es la causa de una educación discriminadora y elitista. Esta lacra prolifera  al amparo de la libre empresa que es la Biblia del capitalismo, convirtiendo la educación en mercancía con precios para todo bolsillo, pero inalcanzables  para las grandes mayorías oprimidas del país.

  Los postulados de una educación “descolonizadora”, “enemiga de toda forma de discriminación”, “comunitaria”, etc., no pasa de ser una impostura de mal gusto

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