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Guerra del shabat y expansión ortodoxa en Jerusalén

La resolución del nuevo intendente de Jerusalén, Nir Barkat, de abrir el parque de estacionamiento del Municipio los días sábados, originó disturbios callejeros de envergadura protagonizados por centenares de judíos ortodoxos (haredim).

Paradójicamente, los judíos ultraortoxos salieron a manifestar luego de entrado el shabat, el día cuyas normas de santidad proclaman defender a ultranza esos grupos, pero que en la práctica resultaron transgredidas en el curso de la demostración callejera.
La muchedumbre intentó irrumpir por la fuerza, al grito de “Shabes'', “Shabes'' en el estacionamiento de la Municipalidad, lo cual hizo necesaria la firme intervención policial que dispersó por la fuerza a los manifestantes. Los desórdenes se extendieron hacia el barrio ultraortodoxo Mea Shearim, dónde los activistas religiosos volcaron contenedores de basura y arrojaron piedras contra los policías.
Esta nueva irrupción de violencia se suma a la tensión existente en los últimos meses en el seno de la comunidad ultraortodoxa por los daños sistemáticos que son causados a diario por desconocidos a los cables que demarcan el perímetro del “eruv'', es decir, el territorio dentro del cual pueden “moverse'' objetos en shabat o festividades, como por ejemplo el uso de un cochecito de bebé o el llevar un libro de oraciones en la mano en camino hacia la sinagoga. Lo cierto es que el perímetro de presencia haredí en Jerusalén, con o sin eruv, se amplía constantemente desde el punto de vista territorial y demográfico.
Además de la división oeste-este entre la Jerusalén judía y árabe, existe también la demarcatoria norte-sur, siendo el norte predominantemente haredí y el sur en términos generales laico.
En muchos barrios de Jerusalén, como Sanhedria, Ramot, Ramot Eshkol, Ramot Dafna y adyacentes ya no se ven prácticamente vecinos laicos y hasta se está considerando el futuro traslado de la escuela nacional secundaria Rene Cassen por falta de alumnos, estimándose que el edificio podría transformarse en un “Talmud Torá''.
En tiempos del legendario intendente Tedy Kollek se hicieron esfuerzos para atraer población laica hacia el norte de la ciudad y a tal efecto se proyectó construir un gigantesco complejo deportivo, plan que no prosperó por la agresiva resistencia de los haredim, quienes sabotearon una y otra vez los tractores en el terreno.
Un caso que demuestra claramente la expansión urbana constante de la población haredi es el predio del cine Edison. Ubicado en el centro de Jerusalén, constituyó desde la década de los años '50 un activo centro cultural laico siendo frecuentes ya entonces las manifestaciones de haredim en protesta por la venta de entradas en shabat. A lo largo del tiempo, la prensa ortodoxa anunciaba que llegará el momento y el predio del cine Edison “será de nosotros''.
Con el correr de los años, el cine se cerró, el lugar decayó y finalmente el predio fue vendido al grupo ultraortoxo Jasidut Satmar. El nuevo destino del lugar hace preveer que las calles Ha Neviim y Strauss, en pleno centro de la ciudad, serán escenario de una nueva e inevitable “guerra de shabat'', ya que los jasidim de Satmar no estarán dispuestos a que circulen automóviles en shabat frente a su puerta.
Otro predio histórico que ha pasado recientemente a manos de los haredim es el campamento militar Schneller, próximo a Mea Shearim. El lugar está destinado a la construcción de 800 viviendas para el público ultraortodoxo.
También el cercano predio de la empresa Tnuva en Romema se vendió a una compañía constructora religiosa y se planea construir 2.000 apartamentos en el lugar.
Las proyecciones demográficas respecto al crecimiento comparativo futuro entre la población haredi y la población laica en Jerusalén no son alentadoras para mantener un balance entre ambos grupos de poblacion en la ciudad. Basta tener en cuenta que actualmente estudian en las escuelas de la red religiosa ortodoxa 85.000 alumnos que constituyen el 39% de todo el alumnado en edad escolar en la ciudad.
En comparación, en las redes educativas nacional y nacional-religiosa estudian 62.000 alumnos que constituyen el 28,7% del alumnado y en las escuelas árabes estudia un 22,3 por ciento.
Según declaraciones que hiciera Iehuda Meshi Zaav, apodado en su momento “oficial de operaciones de la comunidad haredí'', la población ultraortodoxa se está apropiando lentamente de Jerusalén no porque alguien lo haya planeado así sino simplemente porque su tasa de crecimiento demográfico es muy alta.
Es en este contexto y con estos antecedentes que se debe evaluar la “guerra del shabat'' desatada actualmente en torno de la proyectada apertura del parque de estacionamiento de la Municipalidad. El intendente Barkat, de extracción laica, ha decidido tomar una resolución necesaria y oportuna sin echarse atrás por temor a la reacción violenta de los grupos ortodoxos extremistas.
Quién ha tenido ocasión de llegar con su automóvil a la zona adyacente a la ciudad amurallada en Jerusalén en shabat ha podido comprobar que es prácticamente imposible encontrar un lugar libre para estacionar su vehículo, y si a eso se suma la concentración de centenares de autobuses de turismo en el lugar, la situación se torna realmente caótica.
El intendente ha decidido proveer una solución a este grave problema de tránsito, abriendo el parque de estacionamiento de la Municipalidad a los visitantes. Los grupos ultraortodoxos no aceptan esa decisión y están dispuestos a imponer su voluntad a Barkat y al público en general mediante el uso de la fuerza.
Esa conducta coercitiva que intenta imponer sus convicciones religiosas a toda la población es inaceptable y exige una decidida movilización de la opinión pública para frustrar las intenciones de los grupos ultraortoxos extremistas.
Es hora de comenzar a diseñar un nuevo statu-quo entre religiosos y laicos en Israel que permita reactualizar el espíritu del Shabat sobre bases de respeto mutuo y pluralismo.

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