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Guerra defiende la política cultural de la II República, su “afán educador” y su apuesta por la laicidad

El ex vicepresidente del Gobierno y diputado del PSOE por Sevilla Alfonso Guerra defendió hoy la política cultural que implantaron los republicanos y los socialistas durante la II República, de la que destacó su "afán educador" y su clara apuesta a favor de la laicidad y un "estado secularizado".

   El diputado impartió hoy una conferencia en el Teatro Romea de Barcelona sobre la política cultural de la Segunda República, que es la forma que escogió la dirección de esta sala barcelonesa para abrir la temporada 2008-2009. Justo antes de empezar a pronunciar la conferencia, dos jóvenes militantes de la Plataforma pel Dret a Decidir (PDD) irrumpieron hoy el acto, y le llamaron "fascista" antes de abandonar la sala.

   Los dos jóvenes llevaban sendas pancartas en las que expresaban su rechazo a un recorte al Estatut por parte del Tribunal Constitucional (TC) ante los distintos recursos que se han presentado en el alto tribunal. "Ni el Gobierno ni el TC deciden en contra del pueblo catalán", decía la pancarta, y en la parte inferior, aparecía el logotipo de la PDD, entidad que agrupa a defensores de la autodeterminación de los territorios de habla catalana.

   Tras la irrupción de los jóvenes, justo al inicio de la conferencia, el público les increpó llamándoles "pallasos", y pocos minutos después abandonaron la sala. Por este hecho, Guerra inició su intervención afirmando que, por actos similares, finalizó la II República con el estallido de la Guerra Civil. La conferencia de Guerra finalizó con un fuerte aplauso del público.

   Entre el público apenas había dirigentes del PSC. Estaba el conseller de Agricultura, Alimentación y Acción Rural y miembro de la ejecutiva del partido, Joaquim Llena, y el alcalde de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), Bartomeu Muñoz.

   "PROYECTO CULTURAL"

   Guerra distinguió claramente entre dos políticas culturales en la II República: la que se hizo durante los gobiernos de centro-izquierda –entre 1931 y 1933 y las del Frente Popular, que ganó en 1936, meses antes del estallido del golpe de estado militar que originó la Guerra Civil– y las de los ejecutivos conservadores que gobernaron entre 1933 y 1936.

   Dijo que mientras que los primeros anhelaban una república que era un auténtico "proyecto cultural", los segundos abogaron por suprimir las políticas culturales que se iniciaron entre 1931 y 1933. De hecho, dijo que de estos ejecutivos conservadores surgió el "enfrentamiento de clases" que desembarcó en el golpe de estado militar de julio de 1936 y los tres años de Guerra Civil.

   Aseguró que los ejecutivos republicano-socialistas defendían una política cultural que "se apoyaba en dos principios irrenunciables: el derecho por igual a acceder a la cultura y la importancia de la cultura para construir una alternativa de sociedad capaz de resolver los problemas del país".

   "La II República ha sido llamada de intelectuales y profesores, porque consideraba la cultura como parte integrante de la justicia social", dijo Guerra, quien dijo que estas tesis no eran compartidas por los sectores conservadores y la jerarquía eclesiástica, que se oponían a un "estado secularizado" y defendían el mantenimiento del papel de la Iglesia en la educación.

   Guerra concretó que la coalición republicana y socialista tenía un gran "afán educador" que tenía como objetivo "hacer una escuela laica al modo francés", velar por la "instrucción pública", universalizar la educación y llevarla también a las áreas rurales, y "la extensión de la cultura a los sectores más alejados de ella". En su intervención, citó políticas culturales emprendidas por los gobiernos republicano-socialistas, como los museos itinerantes, las misiones pedagógicas, o su afán para edificar escuelas, especialmente en las áreas rurales, que contaron con la "oposición áspera de las derechas".

   "BIENIO NEGRO"

   En cambio, este objetivo desapareció entre 1933 y 1936, el "bienio negro", después de la victoria de los derechistas de la Conferación Española de Derechas Autónomas (Ceda) y los radicales liderados por Alejandro Lerroux en las legislativas de 1933. "Del bienio negro surge el enfrentamiento de clases", dijo Guerra, quien dijo que la derecha se opuso a que el pueblo pudiese "compartir el poder".

   En este sentido, el diputado andaluz contrastó la voluntad de "cooperación de clases" y extender la cultura que tenían "la burguesía representada por los partidos republicanos y la clase trabajadora representadas por los socialistas" con el posicionamiento de la "Iglesia y el mundo político conservador, que consideraron que la República implicaba la sustitución de un modelo de sociedad" mediante su política cultural, que quería acabar con el "oscurantismo" vigente.

   "Se puede afirmar que el estado republicano era un estado de cultura, así lo entendieron los enemigos de la República", dijo Guerra, quien aseguró que durante el "bienio negro" toda la política cultural y educativa que emprendió la coalición progresista que gobernó entre 1931 y 1933 se paralizó entre 1933 y 1936, y luego fue recuperada tras la victoria del Frente Popular en las elecciones legislativas de 1936, que incluso proseguió durante la Guerra Civil, dijo.

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