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Francisco Trusso, ¿El banquero de Dios?

Trusso, acusado de cometer un fraude de 300 millones de dólares que a comienzos de 1998 desembocó en la disolución del Banco de Crédito Provincial (BCP), del que fue vicepresidente, salió de prisión. Su liberación se produjo después de que el arzobispo de La Plata, monseñor Carlos Aguer, se presentó como avalista del imputado por un millón de pesos.

Al ser consultado por periodistas, el prelado dijo que “si tuviera que dar algún tipo de explicación a la comunidad católica lo haría desde el púlpito y no por medio del periodismo”. El periodista Marcelo Zlotogwiazda recordó ayer que “Gustavo Beliz -el actual ministro de Justicia- fue financiado por el Banco de Crédito Provincial. Los Trusso le pagaron a Beliz durante cuatro años el alquiler del departamento donde vivía y los gastos de la tarjeta.

En el expediente caratulado “Gustavo Beliz s/denuncia”consta que el contrato de alquiler del departamento fue firmado en la sala del directorio del BCP y que el garante y pagador fue Francisco Javier Trusso. La investigación confirmó también que Beliz era titular dela tarjeta de crédito Carta Credencial Nº 5070-3102-1413-6491 emitida por el BCP. Los saldos de los resúmenes promedian 1.500 pesos mensuales, y eran cancelados de manera peculiar; los pagos que se hacían a la fecha de vencimiento eran con frecuencia superiores a la cifra adeudada.

La caída del BCP se desencadenó cuando se descubrió que los dueños habían inventado más de veinte mil créditos para disimular una maniobra de vaciamiento. Luego se conoció que también fraguaban los saldos de tarjetas de crédito y desviaban fondos de depositantes a empresas off shore radicados en paraísos fiscales del Caribe.

El caso salpicó a la jerarquía de la Iglesia Católica. Se descubrió, por ejemplo, que los Trusso cubrían interesadamente los gastos personales del entonces cardenal Antonio Quarracino y de su secretario privado, monseñor Roberto Toledo.

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