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Francia ha expulsado ya a 15 imanes para frenar la escalada del integrismo islámico

La irrupción del terrorismo islámico en territorio europeo ha llevado al Gobierno francés a extremar su control sobre el millar y medio de mezquitas y centros de culto musulmán diseminados por el país. El problema es especialmente sensible en la periferia de París, en cuya región metropolitana existen 373 centros oficiales.

 Dos de ellos fueron cerrados en abril por apología de la “guerra santa”, mientras una quincena de imanes han sido expulsados del país en los últimos meses por su discurso radical o complicidad con movimientos terroristas. El ministro de Interior, Dominique de Villepin, está decidido a llevar esta política hasta las últimas consecuencias.

   La orden de expulsión del iman turco Midhat Guler ha venido a sumarse en los últimos días a las tres ya ordenadas sólo desde el sangriento atentado de Madrid. Detenido casualmente por la policía el pasado sábado, el iman Guler fue confinado de inmediato en la zona de retención del aeropuerto parisino Charles de Gaulle (CDG) bajo una orden de expulsión firmada el 30 de marzo. Guler, de 45 años y establecido en Francia desde hace más de veinte, dirige la mezquita Aya Sofia de un céntrico distrito de París y preside la Asociación Islámica de Francia desde 1988, mientras se dedica a la venta ambulante en la periferia de la capital. Interior le acusa de ser el portavoz del movimiento integrista radical Kaplanci, fundado en Alemania en 1984 por Cemaledin Kaplan, expulsado de Turquía por predicar el restablecimiento del califato, la declaración del estado islámico y la “yihad” mundial. Proscrito en Turquía, el movimiento Kaplanci fue el primer grupo islámico prohibido en Alemania tras el 11-S y se le considera como una versión especialmente dura de la corriente salafista, corriente suní de origen saudí y de gran expansión en Francia.

   “La amenaza es demasiado grave como para aceptar la mínima consideración con estos individuos y estoy decidido a seguir esta vía”, afirmó De Villepin el pasado sábado ante las autoridades del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), sorprendidas en las últimas semanas sin previo aviso por una serie de fulminantes expulsiones. La penúltima, que afecta al iman salafista argelino Abdelkader Bouziane, establecido en la periferia de Lyon y autor de unas escandalosas declaraciones en favor de la lapidación de las mujeres adúlteras, ha sido invalidada a posteriori por los jueces.

   Escribe J.R. González Cabezas que el ministro del Interior, apoyado por el propio Chirac, se ha declarado dispuesto a revisar la actual legislación de 1945 para reforzar los poderes del Gobierno en materia de expulsiones. De hecho, el iman turco Midhat Guler se acogió de inmediato al derecho de asilo para impedir o retrasar la ejecución de la orden de expulsión. Aunque Guler no predica personalmente, los servicios de información (RG) siguen desde hace tiempo las actividades de la mezquita parisina Aya Soyfa, de la que cuatro imanes ya han sido expulsados desde 1996. La policía francesa dedica un seguimiento especialmente estricto a una treintena de lugares de culto concentrados en la periferia urbana de París. En todo caso, se cree que el movimiento Kaplanci sólo cuenta en Francia con medio millar de adeptos y menos de una docena de centros de culto, excluidos en su día de la elección del CFCM.

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