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Fiestas no tan sagradas

Los expertos defienden racionalizar el calendario para evitar macropuentes ? La ley ya permite el traslado al lunes de casi todas las festividades, incluidas las religiosas

El macropuente de esta semana ha puesto de manifiesto la necesidad de reabrir el debate sobre el calendario festivo. Ésta es la opinión manifestada por expertos en derecho laboral y economía y por los empresarios, que coinciden en defender una distribución más racional. El Gobierno y las autonomías ya disponen de la posibilidad legal de trasladar a lunes casi todas las fiestas, incluidas las religiosas como la de la Inmaculada Concepción. La Conferencia Episcopal asegura que la última palabra la tiene el Ministerio de Trabajo, y éste afirma que "no es el momento de reabrir el debate sobre las fiestas".
 A  Seis días religiosos para todos y 4 opcionales
 Junto a los 52 domingos, seis de las nueve fiestas nacionales o comunes en todo el Estado fijadas por el Gobierno para el 2006 son cristianas. Además hay otras cuatro opcionales. Este calendario es resultado de la aplicación de los acuerdos entre la Iglesia y la Santa Sede de 1979 en lo que a fiestas dominicales se refiere. En el resto, la decisión final corresponde al Ministerio de Trabajo tras la propuesta de la Conferencia Episcopal Española (CEE), según explicaron fuentes de la jerarquía católica. Los acuerdos España-Vaticano se limitan a establecer que estas fiestas "se determinarán de común acuerdo" entre el Gobierno y la CEE, comentó un portavoz del Ministerio de Justicia.
 Las fiestas de raigambre cristiana fijadas mediante resolución del departamento que dirige Jesús Caldera (hasta el 2004 se hacía por real decreto) son la Epifanía del Señor, Viernes Santo, la Asunción de la Virgen, Todos los Santos, la Inmaculada Concepción, y la Natividad del Señor. El Año Nuevo, domingo en el 2006, no se considera religiosa. Fiestas opcionales cristianas son San José, Jueves Santo, Santiago Apóstol y Sant Esteve o Segunda Fiesta de Navidad.
 En 1989, el Gobierno introdujo una reforma legal que redujo dos fiestas católicas mediante la eliminación de la lista del Corpus Christi y la obligación de elegir entre San José y Santiago Apóstol.
 B  El Gobierno no revisará el pacto con el Vaticano
 La reforma de la regulación del calendario laboral para mover o reducir las fiestas religiosas no está en la agenda del Ejecutivo, según indicaron fuentes de los ministerios de Trabajo y Justicia. Un portavoz de Trabajo indicó que en la configuración del calendario laboral "intervienen muchas partes a las que hay que poner de acuerdo", y advirtió de que el sistema no está en revisión por ahora.
 Fuentes de Justicia señalaron que "no ha habido cambios importantes en los últimos años ni es previsible que los haya", ya que el Gobierno no prevé romper los acuerdos con el Vaticano.
 El último intento de racionalizar el calendario se produjo en 1994, el precedente de acueducto festivo como el de esta semana. El entonces ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, fracasó en su propuesta para trasladar alguna de las dos festividades al chocar con la "fuerte resistencia" de los obispos a tocar la Inmaculada Concepción y de los sindicatos respecto a la de la Constitución. Posteriormente, se introdujo un cambio legal para trasladar las fiestas intersemanales a los lunes, como ya se hace en países anglosajones, que es papel mojado. Sólo hay cuatro días festivos blindados contra traslados, que son Año Nuevo, el Primero de Mayo, el 12 de octubre y Navidad. Las comunidades autónomas tampoco utilizan la potestad de traslado a lunes de las fiestas.
 C  Los expertos prevén dificultades políticas
 Con las herramientas legales disponibles, ya es posible introducir racionalidad en la distribución de las fiestas, según indicó ayer Federico Durán, catedrático de Derecho del Trabajo, expresidente del Consejo Económico y Social (CES) y coordinador del área laboral de Garrigues. "El Gobierno no hace uso de la facultad legal de trasladar las fiestas a lunes, aunque cualquier movimiento será criticado", aseguró Durán.
 La "lógica económica" obliga a reabrir el debate sobre el calendario laboral para introducir racionalidad, afirmó el catedrático, que añadió que los acuerdos con la Santa Sede no son un obstáculo insalvable para conseguir ese objetivo.
 Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la UAB, fue más allá al indicar que "no es racional vincular el calendario laboral a aspectos religiosos", y destacó que es necesario que el Gobierno central "defina mejor las fiestas". "Desde el punto de vista político –dijo–, no es un asunto fácil, aunque no es necesario reducir las festividades, sino organizarlas mejor".
 Un macropuente como el de esta semana tiene importantes efectos negativos sobre la productividad en las pequeñas empresas, que son alrededor del 75% y que no siempre tienen la capacidad de acordar cambios en los días de trabajo. El efecto psicológico de la "sensación de semana perdida" tiene especial incidencia en el sector público, añadió el catedrático.
 D   Las empresas negocian un calendario a medida
 Las empresas sí utilizan la posibilidad legal de negociar con los trabajadores acuerdos para confeccionar un calendario laboral a medida. "En la industria era absurdo poner en marcha la maquinaria y pararla durante toda la semana, especialmente cuando hay fábricas que requieren un proceso de preparación de la producción", advirtió ayer Josep Hallado, responsable del área laboral de Pimec. Por eso, en muchas empresas trabajan el lunes, martes y miércoles y cierran el jueves y el viernes. A pesar de esta "solución pacífica", Hallado considera que hay que discutir del número de fiestas y su distribución. Como norma, afirma que el traslado al lunes sería bueno.

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