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José Antonio Naz y Ana Baragaña, nueva dirección de Europa Laica

Europa Laica arranca nueva etapa con el objetivo de poner fin al delito de ofensa religiosa y del IRPF para la Iglesia

La organización renueva su dirección y actualiza sus objetivos: «Hay que terminar de una vez con el lastre histórico del nacionalcatolicismo franquista».

Corregir el artículo 16.3 de la Constitución que proclama la confesionalidad del Estado, aprobar una ley de libertad de conciencia que sustituya a la ley de libertad religiosa de 1980, eliminar del Código Penal el artículo que aún castiga la ofensa religiosa, acabar con la financiación estatal de la Iglesia católica y que esta se autofinancie y lograr una escuela libre de religión, pública y laica… Estas son las principales reivindicaciones y objetivos de Europa Laica, una asociación fundada en 2001 que promueve el laicismo y que hace unos días renovó su dirección.

José Antonio Naz, cordobés, hoy jubilado, catedrático de francés, y exdirector de instituto, es su nuevo presidente. La economista Ana Baragaña Asurabarrena ocupa la vicepresidencia. Naz expone a Público que, a su juicio, en este tiempo y en los casi 50 años transcurridos desde la aprobación de la Constitución, en 1978, «los grandes cambios para llegar al Estado laico siguen sin aparecer».

Es cierto, concede Naz, que se ha progresado «algo en derechos individuales», y enumera los siguientes: ley del aborto, del matrimonio igualitario, de garantía integral de la libertad sexual o eutanasia.

Sin embargo, en este tiempo, se ha producido, analiza Naz, una «consolidación, incluso un aumento de la presencia y el poder de la Iglesia católica».

«Influye y recibe más dinero y privilegios del Estado, con más centros educativos  subvencionados, con cada vez más servicios sociales transferidos del Estado, como hospitales, residencias de mayores, casas de acogida, centros de menores… hasta incluso la recogida de enseres, bancos de alimentos, o comedores sociales», asegura.

«Esta es la realidad después de casi 50 años de la aprobación de la Constitución, que declara el Estado aconfesional», remacha. Para Naz existe una contradicción entre esos hechos y la realidad que, asegura, reflejan los datos existentes, que es «la continua secularización de la sociedad española«.

En efecto, según la Fundació Ferrer i Guàrdia, que publica cada año el informe Laicidad en cifras —un análisis sobre la evolución de las creencias religiosas—, tras años de crecimiento, «los datos confirman una tendencia sostenida: el 39% de las personas se declaran ateas, agnósticas o indiferentes».

Naz añade que entre los creyentes, según el CIS, «en torno al 18% es practicante y el resto es algo tan raro y contradictorio como creyente no practicante«. «Si no practicas las creencias, esencia de las religiones, ¿qué tipo de creyente eres?», se pregunta Naz.

El nuevo presidente de Europa laica divide en cinco grandes ámbitos el campo de acción de su organización y del bloque laicista en los próximos años. Estos son sus objetivos de máximos:

La batalla cultural

Para Naz, es muy relevante lo que se ha dado en llamar la «batalla cultural». El presidente de Europa Laica considera que debe hacerse «mucha pedagogía» para «hacer comprender a la población, cargos institucionales, partidos, sindicatos y colectivos que no hay democracia real sin Estado laico».

«En nuestro país hay que terminar de una vez con el lastre histórico del nacionalcatolicismo franquista, las Iglesias tienen que autofinanciarse como cualquier otra asociación; las creencias tienen que respetarse por igual, dentro de la ley, con igualdad y sin privilegios. Y el espacio público tiene que ser inclusivo, neutro; las tradiciones de un régimen teocrático no pueden mantenerse», expone Naz.

Cambios en la Constitución y en la ley

Europa Laica plantea en esa dirección que deben producirse cambios en las leyes e incluso un retoque en la Constitución. Así, plantean eliminar del Código Penal el artículo que aún penaliza «herir los sentimientos religiosos», el 525 y la «derogación de las normas que justifican los privilegios de la Iglesia católica».

Naz señala los Acuerdos con la Santa Sede de 1979, «cuya laxa interpretación sirve de justificación para todos los privilegios». También plantea la «corrección del punto 3 del articulo 16 de la Constitución. «Pedimos que se suprima cualquier alusión a religiones. En todo caso, aclarar: lo de colaboración no puede dar pie a privilegios».

El artículo 16.3 es el que declara la aconfesionalidad del Estado y dice así: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones».

Una ley de libertad de conciencia

Europa Laica plantea también la aprobación de una ley de libertad de conciencia, que sustituya a la «retrógrada» ley de libertad religiosa de 1980. Para los laicistas, la libertad religiosa forma parte de la libertad de conciencia

«En ella, se incluirían los derechos de todas las personas, independientemente de que tengan creencias religiosas o no. También debería marcar con claridad la separación de las instituciones del Estado de las Iglesias y religiones», expone Naz.

Eliminar la financiación vía IRPF de la Iglesia

Otro de los caballos de batalla del laicismo es «recuperar para uso público los miles de millones anuales que recibe la Iglesia». Así, para Naz, debe «eliminarse la opción de marcar la casilla en la declaración del IRPF a favor de la Iglesia», y, también, el Estado debe «acabar con las exenciones fiscales y recuperar los miles de bienes inmuebles y patrimoniales expoliados en base a leyes franquistas«.

Escuela pública y laica

La escuela pública y laica, con la religión fuera de ella, es otro de los grandes objetivos de la agenda laicista. «Una educación científica, basada en la razón y que desarrolle la personalidad del alumnado en libertad, sin dogmas ni supersticiones; formando en derechos humanos universales», expone Naz. «Las religiones deben estar en los templos», remacha.

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