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Estados Unidos y el cristianismo · por José Carreño Figueras

La orden ejecutiva que Trump emitió en febrero encomienda a todas las agencias federales erradicar el sesgo anticristiano del gobierno

Durante décadas, el gobierno estadounidense afirmó que una de sus principales metas era acabar con la discriminación, racial y de cualquier tipo.

Y de hecho, la decisión del gobierno del presidente Donald Trump de terminar con la aplicación de los principios de Diversidad, Equidad, Inclusión (DEI), fue presentada como una medida antidiscriminatoria. Grupos blancos alegaron por años estar en desventaja ante las concesiones escolares y laborales a minorías raciales, aunque más del 70 por ciento del país se declara cristiano.

Ahora, el gobierno Trump comienza una campaña para indagar «prejuicios anticristianos» y en una petición sin precedentes excepto en naciones con regímenes autoritarios o extremistas, alentó al funcionarios a denunciar a colegas mediante formularios que pueden ser anónimos y «lo más detallados posible, incluyendo nombres, fechas y lugares (por ejemplo, la oficina de correos o la oficina nacional donde ocurrió el incidente)”.

El reporte publicado por el medio cibernético politico.com precisó que su información se basa en un cable en el que el Departamento de Estado ordena a sus empleados «que informen sobre cualquier caso de compañeros de trabajo que muestren «sesgo anticristiano» como parte de su esfuerzo por implementar una nueva y amplia orden ejecutiva que apoya a los empleados de fe cristiana que trabajan en el gobierno federal».

La orden ejecutiva que Trump emitió en febrero encomienda a todas las agencias federales erradicar el sesgo anticristiano del gobierno.

Formalmente, el aviso advierte que “aunque la Orden Ejecutiva se centra en los prejuicios anticristianos, atacar a alguien por sus creencias religiosas es discriminatorio y contrario a la Constitución” y varias Leyes federales.

Pero siempre según politico.com, «la Alianza Interreligiosa, una ONG de izquierda que aboga por la libertad religiosa, condenó la orden ejecutiva en su momento, argumentando que ‘esta iniciativa podría parecer que aborda ciertas formas de estigma contra los cristianos, en particular contra los católicos. En realidad, utilizará una comprensión limitada de la libertad religiosa como arma para legitimar la discriminación contra grupos marginados como la comunidad LGBTQ'».

En términos reales, el cristianismo expreso de un gran sector de la coalición que apoya al presidente Trump es más bien conservador y nacionalista, con la noción de que los Estados Unidos son una nación cristiana durante décadas, el gobierno estadounidense afirmó que una de sus principales metas era acabar con la discriminación, racial y de cualquier tipo.

Y de hecho, la decisión del gobierno del presidente Donald Trump de terminar con la aplicación de los principios de Diversidad, Equidad, Inclusión (DEI), fue presentada como una medida antidiscriminatoria. Grupos blancos alegaron por años estar en desventaja ante las concesiones escolares y laborales a minorías raciales.

Ahora, comienza una campaña para indagar «prejuicios anticristianos» y en una petición que evoca regímenes autoritarios o extremistas, alienta a denunciar colegas mediante formularios que pueden ser anónimos y «lo más detallados posible, incluyendo nombres, fechas y lugares (por ejemplo, la oficina de correos o la oficina nacional donde ocurrió el incidente)”.

En 2021, un informe del Centro Pew de Investigación consignó que el 15 por ciento de los estadounidenses opinó que los Estados Unidos debían declararse una nación cristiana, mientras que un 18 pc afirmó que la Constitución estadounidense fue inspirada por Dios.

En 2023, en una encuesta del Public Religion Research Institute/Brookings, un tercio de los participantes expresó que Dios quiso que Estados Unidos fuera una tierra prometida para que los cristianos europeos sirvieran de ejemplo al mundo. El grupo era más propenso a desestimar el impacto de la discriminación contra las personas de color y a afirmar que los verdaderos patriotas podrían verse obligados a actuar con violencia «para salvar el país». 

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