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Estados Unidos advierte al Papa que no renueve los pactos secretos con China

Hoy expiran los pactos secretos provisionales llevados a cabo por el cardenal Parolin y negociados por el ex cardenal McCarrick entre Pekin y la Santa Sede, y el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, ha advertido contra su ratificación.

“El Vaticano pondría en riesgo su autoridad moral si renovara el acuerdo”, ha declarado en una nota oficial el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, que visitará la San Sede el próximo día 29. Geopolítica, sí, pero Pompeo ha usado argumentos que se han venido repitiendo con creciente perplejidad desde que hace dos años se firmara el pacto provisional: “La Santa Sede llegó a un acuerdo con el Partido Comunista de China, esperando ayudar a los católicos chinos. Pero el abuso de los fieles por parte del partido comunista Chino solo ha empeorado”.

Es difícil negar que es un argumento de peso, con los datos en la mano que hemos ido desgranando estos dos años de pesadilla para la Iglesia clandestina china -la única legítima hasta entonces- y que no se ha cansado de denunciar el arzobispo emérito de Hong Kong, cardenal Joseph Zen.

La nota hace explícita parte de la situación: “Dos años después, está claro que el acuerdo chino-vaticano no protegió a los católicos de la persecución del Partido, sin mencionar el terrible trato que el Partido reserva a otros cristianos, budistas tibetanos, seguidores de Falun Gong y creyentes de otras religiones. El informe anual de 2019 del Departamento de Estado sobre la libertad religiosa proporcionó un ejemplo sorprendente con la historia del padre Paul Zhang Guangjung, quien fue golpeado y luego «desaparecido» por negarse a unirse a la Asociación Patriótica de Católicos Chinos, dirigida por el Partido Comunista. Y este es solo uno de los muchos ejemplos”.

Pompeo, naturalmente, no puede hacer referencia a lo que el pacto puede haber supuesto para el destino de la Iglesia y su unidad, de modo que incide en la ‘autoridad moral’ del Pontífice romano. “La Santa Sede tiene la capacidad y el deber únicos de centrar la atención del mundo en las violaciones de derechos humanos, especialmente las cometidas por regímenes totalitarios, como el de Pekín. A fines del siglo XX, el poder del testimonio moral de la Iglesia ayudó e inspiró a quienes liberaron a Europa Central y Oriental del comunismo y a quienes desafiaron los regímenes autocráticos y autoritarios en América Latina y Asia Oriental. Ese mismo poder de testimonio moral debería seguir utilizándose hoy contra el Partido Comunista Chino”.

La Santa Sede, bajo el pontificado de San Juan Pablo II, se convirtió en un referente moral indudable en la lucha por el alma de Occidente contra el totalitarismo comunista, y este es el ‘capital moral’ que la Iglesia se arriesga a destruir al apoyar una tiranía como la china con estos acuerdos. “La historia nos enseña que los regímenes totalitarios solo pueden sobrevivir en la oscuridad y en silencio, cuando sus crímenes y brutalidades no se ven ni se condenan”, afirma la nota. “Si el Partido Comunista de China pone de rodillas a la Iglesia católica y a otras comunidades religiosas, se fortalecerán los regímenes que no respetan los derechos humanos y se incrementará el costo de las tiranías persistentes para todos aquellos fieles valientes que honran a Dios ante el autócrata de turno”.

Pompeo acaba el mensaje con un ruego dirigido a las autoridades de la Iglesia universal: “Ruego a la Santa Sede, y a todos los que creen en la chispa divina que ilumina toda la vida humana, que al tratar con el Partido Comunista de China recuerden las palabras de Jesús en el Evangelio según Juan: La verdad os hace libres”.

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